Christian Karembeu fue un futbolista incansable, con un físico portentoso que le permitía hacer un gran despliegue en cada encuentro, además de atesorar una enorme polivalencia que le permitía jugar de mediocentro, interior derecho, central e incluso de lateral. Su fama mediática no solamente se debía al deporte, sino también por su carrera como modelo y por ser el marido de la eslovaca Adriana Skleranikova, imagen de la marca Wonderbra.
El nacido en Lifou (Nueva Caledonia) defendió la camiseta blanca entre el invierno de 1997 y verano del 2000, tras protagonizar uno de los culebrones más destacados y largos de los años 90. El jugador, sin ningún tipo de rubor, jugó a dos bandas con los dos grandes titanes de la liga española como pocos jugadores lo habían hecho antes. Finalmente, optó por el Real Madrid de Jupp Heynckes tras el pago de 500 millones de pesetas.
«Estaba en la Eurocopa en 1996 convocado con la selección francesa. De repente, recibo una llamada de mi seleccionador, Aimé Jacquet. Me avisa y me dice que me pase urgentemente por su habitación. Sin más. Fui corriendo, no sabía qué me quería decir. Pensaba que me iba a decir que era titular en el siguiente partido o algo así. De repente, el seleccionador me da el teléfono y me dice que tengo una llamada. Era Lorenzo Sanz, el presidente del Real Madrid, que quería ficharme. No me lo creía, pensaba que era una broma. Le dije que sí. Y mantuve mi palabra. Soy un hombre de palabra en la vida. Fue un señor que siempre me apoyó, en todo momento. Pasé seis meses duros sin jugar en la Sampdoria, y el presidente me animaba, me transmitía calma y tranquilidad. Christian, hijo, no te preocupes, cumplirás tu sueño y jugarás en el Real Madrid. El señor Capello fichó jugadores de Italia, Panucci, Roberto Carlos, Seedorf.., se formó un equipazo. El quería ganar la Copa de Europa 32 años después. Formó un equipo que hizo de puente entre el gran Real Madrid de las seis Copas de Europa de toda la vida y el nuevo equipo que formamos y que ganamos la final con el gol de Mijatovic a la Juventus», apuntó Karembeu.
Jugando a dos bandas sin ningún tipo de problema
El 28 de octubre de 1996, en la habitación 323 del hotel Des Bergues de Ginebra, Lorenzo Sanz dio el gran golpe de efecto, llegando a un acuerdo con el representante del jugador, Milan Calasan, por el cual el jugador sería madridista a partir del 1 de julio de 1998. El presidente del Real Madrid pretendía así poner punto final al flirteo constante del jugador con el FC Barcelona. «La oferta del Barça es mejor que la del Real Madrid, y me gustaría suplir a Bakero», había asegurado pocos días antes el centrocampista francés.
El abogado del Real Madrid, Juan Antonio Samper, redactó un contrato por cuatro años a razón de 600 millones de pesetas por temporada, y este fue depositado en una notaría de Ginebra. Descubierto el encuentro entre presidente y jugador, el 3 de noviembre de 1996 Sampdoria y Barcelona anunciaban oficialmente el acuerdo entre ambas entidades por el traspaso del jugador. El acuerdo resultaría estéril debido a la existencia del contrato ya firmado por el jugador días antes.
El noviembre de 1996 el jugador quiso aclarar la surrealista situación en la revista Don Balón número 1097. «He tenido ofertas de ambos clubs. Yo quiero jugar en el Real Madrid y espero que se cumplan mis deseos». El periodista Marco Zunino le preguntaba por qué se había decidido por el Real Madrid. «Porque me quiere Fabio Capello. Tengo mucha confianza en él y estoy seguro de que muy pronto hará del Real Madrid un nuevo Milán», respondía Karembeu. Ante la cuestión de si había tenido contactos con el entrenador italiano, el francés respondía afirmativamente. «En realidad tuve los primeros contactos cuando él todavía estaba en Italia, el pasado invierno, cuando Capello todavía no pensaba en entrenar al Real Madrid. Él iba a fichar por el Parma y quería que me fuera con él. Más tarde fichó por el Real Madrid y me llamó para que le siguiera», confesaba Karembeu. «Las negociaciones están en manos de mi representante, Milan Calasan. Él ya tiene mi conformidad para que me traspase al Real Madrid», matizaba.
Sobre el Barcelona señalaba que sabía que se trataba de un club prestigioso, «pero si debo escoger, no tengo ninguna duda: el Real Madrid». Más claro, agua. «Sé que la pasada semana directivos del Real Madrid estuvieron en Génova negociando con la Sampdoria. Esta misma semana llamaré a mi amigo Clarence Seedorf para que me cuente cómo van las cosas», anunciaba. El jugador, eso sí, recordaba que tenía contrato con el club italiano hasta junio de 1998 y veía complicado recalar en el fútbol español en diciembre de 1996. «Eso lo veo complicado. Es muy difícil que deje la Sampdoria esta temporada, pero creo que sí lo haré el próximo verano», contaba el neocaledonio en aquella extensa entrevista de seis páginas.
Apartado de su equipo tras aquellas declaraciones, la Sampdoria no confirmó su traspaso al Real Madrid hasta el 29 de diciembre de 1997. El culebrón llegaba a su fin año y medio después… El miércoles 7 de enero de 1998, Christian Karembeu fue presentado oficialmente como nuevo jugador del Real Madrid en un acto que despertó un interés inusitado. Algo absolutamente increíble. Más de un centenar de periodistas acreditados, fotógrafos, cámaras de televisión, emisoras de radio… «Aquí está Christian Karembeu», señaló orgulloso el presidente Lorenzo Sanz, que ponía punto final a una de las operaciones más complicadas de cerrar de su etapa al frente de la nave merengue. Tantos meses de tira y afloja por un jugador… «Agradezco a Lorenzo Sanz y a su directiva el esfuerzo que ha hecho por mí», respondió el futbolista ante los medios. En un principio la intención del Real Madrid era contratar al jugador por cuatro años. Pero tras la negociación final con el centrocampista y premiando la fidelidad del jugador, que había mantenido su palabra, se terminó realizando un contrato por cinco años. Es decir, jugaría en el Bernabéu lo que restaba de la temporada 1997-98 y cinco ejercicios más, hasta el año 2003. «El fichaje de Karembeu es un logro especial. Este jugador será un símbolo de todo el madridismo porque ha sufrido como un mártir para estar aquí», señaló Lorenzo Sanz en unas declaraciones recogidas por la revista Don Balón.
Marcó cuatro goles como madridista y todos fueron en la Copa de Europa. Para el recuerdo quedará el que logró en Leverkusen, en la ida de los cuartos de final de aquella edición. También marcó en la vuelta y repitió en el primer partido de semifinales contra el Borussia Dortmund. En la final de la Séptima, en Ámsterdam, fue titular. Ese año, Karembeu ganó la Copa de Europa y meses después el Mundial con Francia. En 2000, concluyó su trayectoria en el Real Madrid tras conquistar la Octava.
“Todo aquel equipo me marcó. La calidad de Pedja, a quien ya me había enfrentado con el Nantes y él en el Valencia, pero ser su compañero y ver su calidad y talento, excepcionales. Seedorf, que ya sabía que era muy maduro en la Sampdoria, qué calidad tenía también, de dónde sale este hombre… Suker, que decían que era indolente, fue Pichici, Panucci, Roberto Carlos… Jugamos juntos y se crearon unos lazos especiales. Redondo era mi ídolo cuando le veía jugar y acabó siendo mi compañero”, señaló el galo.