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Joaquín Cortizo y la mayor sanción del fútbol español

 

Joaquín Cortizo, exdefensa en el Real Zaragoza de ‘Los Magníficos’, pasó a la historia del fútbol español por recibir la mayor sanción jamás impuesta en Primera División. Hasta 24 partidos estuvo alejado de los terrenos de juego, 15 de Liga y nueve de Copa, tras un castigo que le fue impuesto por el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol. ¿El motivo? Un choque fortuito con Enrique Collar en la que el delantero del Atlético de Madrid acabó con una pierna rota.

Aquel mismo partido, disputado en La Romareda, acarreó otras sanciones llamativas: 12 partidos a Otto Bumbel, entrenador del Atlético, y seis a Glaría, jugador rojiblanco. Y tres meses a Gómez Arribas, el colegiado vizcaíno (internacional, por más señas) que había dirigido el partido. No se daba el nombre, se hablaba de sanción a un árbitro de Primera División, pero estaba claro que era él.

 

El jugador del Zaragoza sale del terreno de juego tras ser expulsado por el colegiado, en el partido contra el Atlético de Madrid.

 

Era la última jornada de la primera vuelta de la Liga 64-65, el Zaragoza llegaba tercero y el Atlético, segundo. El de aquellos años era un gran Zaragoza, que jugó cuatro finales de Copa consecutivas, de las que ganó dos. En la Liga le faltó regularidad y perseverancia, sobre todo fuera de casa. Era el Zaragoza de los Cinco Magníficos, si bien para ese partido le faltó uno de ellos, Villa, al que sustituyó el extremo Encontra, pasando Lapetra a interior. Los otros tres, Canario, Santos y Marcelino, estuvieron, como el resto de titulares. También el Atlético era estupendo por esos años. Presentó un ataque formidable: Ufarte, Luis, Mendoza, Adelardo y Collar.

Quedaba poco para el final, Canario acababa de estrellar un balón en el larguero en un contraataque cuando se desencadenó la catástrofe: una entrada de Cortizo da con Collar por tierra. Le retiran en camilla entre dramáticos gestos de dolor que el público (y el árbitro, por lo que se verá luego) consideran teatro. Le abuchean e increpan cuando sale en camilla.

Los atléticos, que sí han percibido como sincero el dolor de su compañero, se retiran alterados. El trato dado a Collar, los propios gestos de Gómez Arribas al exigir su retirada rápida (en la acción ni siquiera había apreciado falta) se suman a la decepción por la derrota. Gómez Arribas, confirmando que no se ha creído nada, insiste en que Collar, capitán del Atlético, tiene que presentarse para firmar el acta. Eso hace que la indignación de los rojiblancos suba de tono, porque para ese momento ya saben que hay fractura de tibia, delatada en la primera exploración. En una decisión delirante, Gómez Arribas insiste y exige que, caso de no acudir el capitán, sino algún otro, el club debe presentar antes un certificado médico de lesión tan grave que impida al jugador recorrer esos pocos metros.

El lunes se informa de que Collar tiene una “fractura estrellada con desplazamiento”, sugiriendo un impacto muy fuerte en el punto que se ha quebrado. En Zaragoza se insiste en que la jugada es fortuita y se acusa al Atlético de no saber perder. A Cortizo le cayeron 24 partidos de suspensión, aplicando con el máximo rigor el artículo 100, apartado H, número 2.