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Edgar Davids en la Juventus Football Club

 

Edgar Davids, apodado «Pitbull» por su compatriota y entrenador Louis van Gaal, demostró en la Juventus FC todo su repertorio de tenaz determinación, garra y mentalidad ganadora. Practicaba un fútbol intuitivamente agresivo y combativo, nacido de sus primeros días de aprendizaje en las calles de Ámsterdam.

El centrocampista encontró su sitio en la Serie A italiana en la Juve después de un año gris en el AC Milan. Edgar Davids por aquel entonces ya había conseguido una gran cantidad de títulos con el equipo de su infancia, el Ajax, incluyendo tres títulos consecutivos de la Eredivisie y una Liga de Campeones, lo que significaba que su reputación estaba en lo más alto del panorama futbolístico.

 

 

Zidane, el socio perfecto

En la Juventus, bajo la experta tutela de Marcello Lippi, y con Zinedine Zidane a su lado, formaría una sociedad en el medio campo histórica. Ambos jugadores se convertirían en grandes amigos y en el corazón y alma del equipo que conquistó sucesivos títulos de la Serie A a finales de la década de los 90.

De hecho, la sintonía entre ambos era tal que su suerte parecía coincidir con la del otro, más que con la de cualquier otro compañero de equipo. Esto quedó más claro que nunca durante un partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones, en casa ante el Hamburgo a finales de octubre de 2000, cuando la Vecchia Signora de Italia fue derrotada por los alemanes por 3-1. En solamente cuatro minutos de la primera parte, la Juventus se quedó con nueve hombres y tanto Zidane como Davids vieron la roja. El primero fue expulsado por un cabezazo al defensa Jochen Kientz, mientras que Davids fue amonestado por dos tarjetas amarillas. Ganaron juntos, perdieron juntos.

 

 

Davids, que actuaba como «la sala de máquinas de Lippi», hacía el trabajo sucio y lo hacía muy bien. Aunque no era exclusivamente un ejecutor, el exigente enfoque de Davids en la presión y la insistente retención de la pelota hacían la vida de sus oponentes un infierno y, con su energía y entusiasmo minados, despejaba el terreno para permitir que gente como Zidane, Del Piero o Nedved tejieran el medio del campo ofensivo con su privilegiada creatividad.

Cuando a Davids se le pidió en una entrevista con FourFourTwo que nombrara la clave de su asociación con Zidane, Davids reflexionó: «Fue una cuestión de confianza y de energía. Si tienes esa conexión con alguien, sabes lo que va a pasar. Se trata de sentimientos, de conocer el fútbol a un cierto nivel, y los dos entendíamos el fútbol al mismo nivel». Uno al lado del otro, en el epicentro de cada partido, parecía que Davids y Zidane tenían una conexión como pocas. Esta conexión superaba incluso los límites domésticos.

 

 

En la Juventus, los dos centrocampistas tuvieron la suerte de formar la columna vertebral de una plantilla de magnífica factura. Con la profesionalidad y la conciencia de Ciro Ferrara, el empuje y la ambición de Antonio Conte, y la rara potencia y gracia de Alessandro Del Piero, la Juve se disparó en el ámbito nacional, aunque se quedara corta en el europeo. Sin embargo, incluso en un cielo lleno de estrellas, Zidane y Davids brillaron de forma más intensa.

Ciertamente, ambos jugadores tenían sus defectos. El de Davids era físico: el glaucoma le acabó obligando a llevar gafas siempre que salía al campo, un accesorio obligatorio que ayudaba innecesariamente al centrocampista a destacar entre la multitud, y, tan imposible es no mencionarlo, el de Zidane era mental; un temperamento idiosincrásico que sacaba a relucir su defecto dominante con alarmante regularidad.

 

 

El positivo por nandrolona

El 17 de mayo de 2001 Edgar Davids tuvo que seguir los mismos trámites que ya pasara previamente el portugués Fernando Couto del SS Lazio, quien también dio positivo por nandrolona en un encuentro de Liga ante la Fiorentina. El futbolista holandés había dado no negativo en el control que le fue practicado al final del encuentro entre la Juve y el Udinese del Calcio, el pasado 4 de marzo. Posteriormente, un segundo análisis confirmó el resultado del control de marzo.

27 días después, según un comunicado de la FIFA, se informó de la resolución final del caso: la suspensión de ambos jugadores se prolongaría hasta el final de las sanciones que impusieran las autoridades futbolísticas de Italia y que podían llegar a los 16 meses. La determinación de la FIFA impidió que Davids y Couto participaran en los próximos compromisos internacionales de Países Bajos y Portugal, de clasificación para el Mundial del 2002, en los que los portugueses se enfrentaban a la República de Irlanda y los neerlandeses a Estonia el 2 de junio. Tras ello Davids se mostró deprimido ante los compañeros del Juventus en el vestuario: «He luchado 10 años para ser querido y ahora la gente pensará que me he drogado», dijo.

 

 

Edgar Davids recurrió la suspensión cautelar que le fue impuesta por la Federación italiana, «el Comité estima que Davids ha utilizado la nandrolona cuando muchos especialistas piensan que una concentración de tres a cinco nanogramos por mililitro de orina pueden ser segregados por el cuerpo», indicó Emilie Vrijman, abogado del jugador. Según informaron fuentes cercanas al jugador holandés, Davids presentó una concentración de 2,6 a 2,7 nanogramos de nandrolona, según los datos, tanto del análisis como del contraanálisis.

Finalmente, el holandés fue condenado hoy a cinco meses de suspensión y a una multa de 100 millones de liras (unos 50.000 dólares) por la Comisión disciplinaria de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) al haber resultado positivo a la nandrolona en un control antidopaje.

 

 

El adiós a Turín

En enero de 2004, el FC Barcelona consiguió que la Juventus FC le cediera al jugador para encarar la segunda vuelta de la liga, en la que el equipo estaba bastante mal situado. Desde el club se le ubicó como uno de los artífices del subcampeonato de Liga 2003-04. Al terminar la cesión, el club le hizo ofertas para que se quedara, pero prefirió marcharse al Inter de Milán para la temporada 2004-05. Atrás quedaron 159 partidos como bianconeri, 8 goles, 3 Scudetti, 2 Supercoppa Italia, y 1 Copa Intertoto.