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Hristo Stoichkov en el SSC Napoli, historia del no fichaje

 

El mayo de 1992, la noticia de que el SSC Napoli se había hecho con los servicios del búlgaro del Barcelona, Hristo Stoichkov, conmocionó a la familia barcelonista. El club dirigido por Corrado Ferlaino presentó el 27 de abril en la sede de la Federación Italiana de Fútbol, fecha límite para la inscripción en el país transalpino de los futuros extranjeros no comunitarios, el nombre del jugador azulgrana.

El club partenopeo estaba dispuesto a pagar por el delantero los 850 millones de pesetas (1.000 sumándole el IVA) de la cláusula de rescisión del delantero y pagarle como a un verdadero crack: 600 millones de pesetas por cuatro temporadas. Ante la intranquilidad que produjo la noticia entre los miembros de la plantilla culé, Stoichkov aseguró que él no había firmado absolutamente nada, mientras que su representante, José María Minguella, manifestó que el club italiano pidió permiso para inscribir al jugador, a lo que él no se negó.

 

Con Hristo Stoichkov pudo haberse repetido la historia del argentino Diego Armando Maradona, a quien el Nápoles fichó en una acción similar. Si el astro argentino hubiera permanecido en el club, Maradona y Stoichkov podrían haber formado pareja en San Paolo. «Ningún profesional quiere cerrarse las puertas. Después de la final de Wembley tendremos que buscar la mejor solución para todos. Yo presentaré al club las ofertas que tengo y el club tendrá que decidir si le intereso más yo o el dinero que le den por mí. De entrada, repito, que mi deseo es continuar en el Barcelona porque me encuentro muy a gusto, la gente me quiere, me encanta la ciudad y tengo muchos amigos. Estoy convencido de que al final llegaremos a un acuerdo. Entiendo que esto es totalmente lógico y nadie tiene porque sentirse ofendido», aseguraba el búlgaro. Como todos sabemos, al final el fichaje no se dio, y la prensa italiana habló de robo, ya que consideró poco digna la acción de Ferlaino.

«Estuve a punto de fichar, pero Diego Maradona me dijo que no dejara el fc Barcelona nunca por el error que había cometido él. Y cuando te habla un amigo de verdad le crees, porque el fútbol italiano en aquella época era fino. Todo el mundo sabía quién ganaba el campeonato, cuántos goles ibas a marcar… como para dejar el Barcelona e irme al Nápoles. Aunque casi, casi estaba hecho. Todo listo para mi traspaso y di marcha atrás. Ya me sentía muy catalán y barcelonista; sentía los colores, la gente, la camiseta, y dije: no. Cambié de opinión cuando fui a Nápoles. Entonces pensé: ¿por qué tengo que irme de una ciudad tan importante como es Barcelona a una más pequeña? Y de repente me dije: me quedo. Fue así, de repente. Vi que el Barcelona era mi equipo. Y me prometí una cosa: no iba a jugar nunca en un equipo español para enfrentarme contra el Barça. Podría ir a uno extranjero, pero dentro de España, imposible. No podía. No me dejaba mi corazón» recuerda el jugador en una entrevista reciente.