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«Romerito» en el Futbol Club Barcelona

 

«Romerito» tuvo un breve paso por el FC Barcelona de Johan Cruyff, la estrella paraguaya llegó a mitad de la campaña 1988-1989, y quedó descartada su participación para la siguiente temporada tras el fichaje del danés Michael Laudrup. A pesar de haber compartido vestuario con Pelé y Franz Beckenbauer, y disponer de técnica refinada y elegancia, no era un jugador popular entre los aficionados europeos, pero sí era un futbolista reconocido en Sudamérica, con un buen palmarés de goles y de títulos, principalmente en el Fluminense.

Con Paraguay asumió el rol de líder y acabó con la sequía de 28 años sin jugar una Copa del Mundo y logró la clasificación al Mundial de 1986, tras derrotar en el repechaje a Colombia y Chile. Además, se consagró campeón de la Copa América de 1979 y anotó un total de 13 goles para su país.

 

 

Una llamada en plena madrugada que lo cambiaría todo

La madrugada del domingo 26 de marzo de 1989, el paraguayo Julio César Romero, por entonces futbolista del Fluminense de Brasil, recibió una llamada totalmente inesperada. «Era sábado. A la tarde habíamos jugado el primer partido del Campeonato Carioca, contra el Inter de Porto Alegre. Ganamos 1-0, justamente yo hice el gol. Esa noche me llaman los dirigentes del Fluminense, me dijeron que se querían reunir conmigo para hablar de una oferta de España. Eran las 2 de la madrugada. Yo estaba durmiendo, me sorprendió. ‘¿Qué habrá pasado?’, pensé. Me citaron en un restaurante de inmediato, no podían esperar al otro día. Se tenía que resolver esa misma noche. Me dijeron que era el FC Barcelona, y eso era muy riesgoso para mí, porque recién iniciaba la temporada en Brasil y allá en España estaban terminando el campeonato. Advertí a los directivos del Fluminense que iba a ser muy difícil que yo pudiera salir del club. Pero finalmente salí un martes y llegué el miércoles. Me llevaron directamente a hacer una inspección médica y después a la presentación con el técnico y los jugadores. Ahí mismo, Cruyff me dijo que posiblemente jugaría contra el Real Madrid el sábado (el mismo día que tuvieron lugar las elecciones presidenciales y Josep Lluís Núñez sería reelegido al ganarle el pulso a Sixte Cambra)».

 

 

El club blaugrana pagó por su fichaje de 40 millones de pesetas gracias al dinero que ingresó de las televisiones por adelantar 24 horas un partido de Recopa contra el CSKA de Sofía. Y «Romerito», tal y como fue bautizado por la prensa catalana, llegó con polémica, ya que no aclaró su edad real, mencionando tener «entre 61 y 62 años», cuándo en realidad vino al mundo el 28 de agosto de 1957. En esa época era una práctica común en Paraguay la adulteración de las edades, tanto a él como a otros jugadores les restaron algunos años para que pudieran competir en el Mundial Sub-20 de Japón en 1979. El ídolo guaraní cumplía 22 años, por lo que superaba claramente la edad establecida por la FIFA.

Finalmente, se quedaría hasta junio cobrando 40.000 dólares, para suplir la baja del lesionado Jose Mari Bakero. Es cierto que primero Cruyff pidió que se adelantara el fichaje de Ronald Koeman, pero el PSV no quería venderlo antes de final temporada. También se sondeó al uruguayo Enzo Francescoli y a Michael Laudrup, pero tampoco fueron posibles en aquel momento. «Johan confiaba mucho en mí. Me conocía de los Estados Unidos, donde fui vice-goleador y líder en asistencias. Él confió en mí, aunque no estaba 100 % físicamente, porque recién salía de una pretemporada y por cómo fue la transferencia, que no fue nada normal. Me extrañó irme de última hora al Barcelona, estaba enfocado en Fluminense. Fue un fichaje más político que deportivo», explica el exjugador guaraní.

 

 

Una historia con final decepcionante

El debut de Romerito ante la Quinta del Buitre prometía y mucho, aquel Madrid tenía un equipo memorable con Miguel Pardeza, Manolo Sanchís, Míchel González, Rafael Martín Vázquez y Emilio Butragueño.

«El día del partido, a la hora del almuerzo, tuvimos una reunión antes de partir al Camp Nou. Cruyff anunció la formación y me colocó en el equipo en lugar de Gary Lineker. Me pidió que hiciera lo que yo sabía hacer. Tenía mucha confianza en mí. Me dijo que mi despliegue era muy bueno, me pidió que me moviera cerca del área y que aguardara mi oportunidad porque debía anotar un gol. Hizo hincapié en que necesitábamos sorprender al Real Madrid para ganarle.»

 

 

El partido terminó 0-0 y el Real Madrid mantuvo la ventaja de tres puntos sobre el Barça. Según cuenta Romero, se marchó bastante conforme con su actuación: «Tuve dos situaciones para anotar un gol. Una fue muy clara, la otra pasó cerca del palo. Mi actuación fue muy buena, solo me faltó el gol. Jugué bastante bien ese partido. Lastimosamente, Paco Buyo me tapó una pelota de las que habitualmente yo convertía. Y la otra situación, fue un cabezazo mío que se desvió en Schuster y se fue cerca del ángulo. Si yo hacía un gol y le ganábamos al Real Madrid, hubiera sido ídolo de la hinchada. Intenté dar lo mejor de mí. Me faltó fortuna, porque después jugamos contra el Real Zaragoza e hice un partido fantástico, pero tampoco marqué un gol. Y al tercer partido contra el Valladolid me lesioné el tobillo. Volví para los últimos partidos del campeonato. Ya la situación no era la misma. Cayeron muchas críticas sobre mí.»

 

 

En su etapa de recuperación, Romerito sabía que tenía las horas contadas en el Barcelona FC. Por ello, en su regreso a las canchas, se empeñó en anotar un gol para que su despedida fuera más decorosa y, al conseguirlo, se dio cuenta de que a pesar de no haber podido encantar a la afición, había generado un gran vínculo con sus compañeros de equipo. «Mi gol al Málaga fue un desahogo. No podía irme sin hacer un gol. Pero lo que más me gusto fue la actitud de mis compañeros. Es muy grato recordarlos, fueron muy buena gente conmigo. Además, porque antes de ese partido sabía que me iba. Los dirigentes no me lo comunicaron, pero yo escuchaba comentarios en los pasillos de los periodistas. Me hubiera gustado quedarme en Europa, pero no tengo ningún tipo de angustia. Estoy muy conforme y muy feliz de haber jugado en el Barcelona», reconoce.

En total, la estrella guaraní jugó siete partidos y anotó un gol en el Barcelona FC de Johan Cruyff.