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¿Confundió el Real Madrid a Thomas Gravesen con Lee Carsley?

 

El danés Thomas Gravesen fue presentado por el Real Madrid el 14 de enero de 2005, un fichaje que en 49 partidos regaló un solo gol y momentos tan hilarantes como la «gravesinha». ¿Pero fue su fichaje fruto de la última gran confusión de un equipo de scouting de élite? En Inglaterra así lo aseguraban y lo daban por cierto sin ningún rubor.

Todo se remonta al año 2005, cuándo el Real Madrid buscaba suplir de una vez por todas las baja de Claude Makélélé, que fichó por el Chelsea FC en 2003, presentando a Thomas Gravesen como su sustituto definitivo en el mercado de invierno. Los aficionados del Everton Football Club, totalmente perplejos, no entendían el movimiento en el mercado de los merengues, ya que el danés era todo lo contrario a lo que se había dicho de él en su presentación y prensa española.

 

 

Thomas tenía habilidades que habían impresionado a todos sus anteriores compañeros de equipo y afición: podía usar los dos pies, regatear, sacar grandes saques de esquina y disparar como un cohete. Pero lo que le resultaba extraño era mantenerse en una posición concreta y realizar acciones defensivas.

Quienes vieron a Gravesen con regularidad a principios de la década de los noventa recordarán que, a pesar de su gran sentido del juego, las entradas no eran ni mucho menos su fuerte, como atestiguarán quienes lo vieron expulsado por doble amonestación a los 28 minutos del primer partido de David Moyes al frente del Everton en 2002, cuando ya ganaba 2-0. Gravesen se adaptó mucho mejor a las tareas ofensivas a la hora de regatear a los delanteros y de abrirse paso a través de las defensas rivales, que de ocupar posiciones defensivas.

 

 

El equipo de scouting del Real Madrid había ido a ver partidos del Everton y estaban impresionados con un fantástico centrocampista calvo, fornido y fuerte. Pero en realidad aquella descripción encajaba perfectamente con dos jugadores toffee: el número 16, Thomas Gravesen, y su compañero en el centro del campo, el número 26, Lee Carsley.

En las televisiones británicas y foros de Internet empezaba a consolidarse una idea, los españoles los habían confundido y no estaban seguros de quién era quién. La teoría indicaba que en realidad se habían quedado prendados de las habilidades defensivas de Carsley, no de las de Gravesen, y pensaron que eso era lo que estaban consiguiendo con sus 2,6 millones de libras.

Fruto de aquella idea, el periódico Liverpool Echo incluso llegó a publicar un gran titular para la historia: «La verdad es que el Madrid se ha equivocado de hombre». Y en el interior de sus páginas se preguntaba: «¿es posible que el poderoso Real Madrid, el club más laureado del mundo, haya cometido un error tan garrafal?». Aunque Gravesen fue bastante decente en su etapa de 18 meses en la Liga española, regresó al Reino Unido convertido en una sombra de sí mismo sobre el terreno de juego.

 

 

«Es cierto que siempre intentamos fichar grandes nombres y él no lo era», recuerda el expresidente del Real Madrid Ramón Calderón, que en aquel entonces formaba parte de equipo directivo de Florentino Pérez. «No recuerdo quién fue el que le recomendó. El director de fútbol sería».

Gravesen había sido alertado por primera vez del interés del Real Madrid durante una salida al cine con su hermano. Cuando sonó su agente, se excusó y atendió la llamada que lo cambió todo. «Le dije a mi hermano: ‘Tengo que atender esta llamada’ y salí». Mi agente me preguntó: «¿Qué te parece el Madrid? Pensé que era el Atlético de Madrid, para empezar, así que le dije: ‘Pero me gusta el Everton’. Él dijo: ‘Es el Real Madrid’. Yo dije: ‘¡¿Es el Real Madrid?! Vale… ¿qué están diciendo? ¿Qué dice David Moyes?» recuerda Gravesen.

Moyes, entrenador del Everton por aquel entonces, recuerda su sorpresa al enterarse del interés del equipo de La Liga por su centrocampista. Consciente de que el Real Madrid necesitaba un centrocampista de contención, Moyes llegó a preguntarse si se trataba de una confusión de identidad. «Todo el mundo lo solía confundir con Lee Carsley, así que cuando el Real Madrid vino a por él al Everton, nos preguntábamos: ‘¿Tienen al correcto? ¿Es Carsley o es Tommy Gravesen? Los dos calvos y todo eso. Tommy estaba loco en el buen sentido. Era un gran jugador. Te frenaba. Podía quitarte el balón y le queríamos, pero no podíamos creerlo, ¿sabes?».

Los comentarios de Moyes avivaron el fuego de los que opinaban que el Real Madrid simplemente había fichado al centrocampista calvo del Everton equivocado. A pesar de todas las bravuconadas de Gravesen, era más adecuado para un papel de «box-to-box» y para enlazar el centro del campo con el ataque. Carsley, por su parte, era más discreto, pero extremadamente eficaz a la hora de proteger a los cuatro defensas.

 

 

El Everton luchó con todas sus fuerzas para retener a Gravesen, pero ni siquiera la perspectiva de clasificarse para la Liga de Campeones bastó para impedir su marcha. Según Keith Wyness, el danés tenía «el corazón puesto en el Real Madrid».

«Cuando el Real Madrid llama, es muy difícil que un jugador rechace esa oportunidad», admitió más tarde el propio Moyes. «Thomas sabe lo mucho que queríamos que se quedara y lo que pensamos de él, pero al final no podíamos ser vistos como un obstáculo en su camino si tiene la oportunidad de ir al Real Madrid».

Ambos clubes llegaron a un acuerdo para el traspaso, que incluía una cláusula de venta del 20%. El agente de Gravesen, John Sivebaek, viajó a Madrid para ultimar los detalles. «Como era invierno, el Real Madrid tenía que actuar con rapidez», añadió Gravesen. Con todas las partes de acuerdo, el traspaso se cerró «muy rápido».

En la presentación de Gravesen, el presidente del Madrid, Florentino Pérez, lo proclamó como el jugador que les «faltaba». «Hemos fichado al mejor jugador de Dinamarca», dijo. «Y no lo digo yo; lo dice su seleccionador nacional. Ha demostrado su valía en las ligas alemana e inglesa».