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Pavel Nedvěd, el león de Praga

 

Pavel Nedvěd fue uno de los mejores centrocampistas de la historia de Europa, líder de la mejor generación checa, ídolo en la Serie A y Balón de Oro del año 2003. Con 327 presencias con la camiseta bianconera es el tercer futbolista de origen no italiano con la mayor cantidad de encuentros disputados.

Con la selección de fútbol de la República Checa participó en el Mundial de Alemania de 2006 y en tres ediciones de la Eurocopa (1996, 2000 y 2004), siendo su mejor resultado el subcampeonato obtenido en la Eurocopa 1996. En 2004 fue incluido en la lista de Futbolistas FIFA 100.​ Así mismo obtuvo diversos títulos individuales como el Balón de Oro de la República Checa, el Guerin de Oro, el Premio Sportske Novosti y el Golden Foot, entre otros.

 

 

Origen de un fuera de serie

Pavel Nedvěd nació en Cheb, el 30 de agosto de 1972, hijo de Vaclav, un granjero,​ y de Ana, una ama de casa. Su formación comenzó en el Viktoria Plzeň, que entonces jugaba bajo el nombre de Škoda Plzeň, aunque su progreso como futbolista empezó a acelerarse tras ser cedido al Dukla de Praga, club controlado por el ejército, como parte de su servicio militar. Sus prometedoras actuaciones llamaron la atención del club más grande del país, el Sparta de Praga. Atrás dejó 19 partidos y 4 goles con el Dukla.

 

 

Nedvěd, a menudo explosivo, fue expulsado en múltiples ocasiones durante sus primeros años de carrera en el Sparta, algo que no preocupó demasiado a sus entrenadores que vieron en él a un talento innato incomparable. Combinando una energía implacable con una técnica y una habilidad fuera de lo normal, Nedvěd ayudó al Sparta a ganar tres títulos de liga en sus cuatro temporadas con el equipo de la capital, marcando 23 goles en 97 partidos.

 

 

La Eurocopa de 1996, el gran escaparate

Su última campaña, con 19 goles en todas las competiciones, le valió su inclusión en la selección de la República Checa para la Eurocopa de 1996, tras haber debutado como internacional dos temporadas antes. Aunque no se esperaba mucho de la selección checa cuando viajó a Inglaterra para disputar el torneo, la Eurocopa resultó ser un gran escenario en el que varias estrellas se dieron a conocer, entre ellas Pavel. Los clubes más importantes del fútbol europeo prestaron mucha atención a una selección checa que se recuperó de la derrota sufrida en la fase de grupos ante Alemania y se convirtió en una de las candidatas, con un gol de Nedvěd en los primeros compases del partido en el que Italia fue derrotada en Anfield.

 

 

Aunque se perdió la victoria en cuartos de final contra Portugal por una amonestación en el tercer partido de los checos, volvió renovado para ofrecer una actuación incansable en la derrota de una Francia muy favorecida en las semifinales. La trayectoria de los checos hasta la final se saldó con una derrota por un gol de oro contra Alemania en Wembley, el mundo admiró a los checos.

 

 

Karel Poborsky, Vladimir Smicer, Patrik Berger y Radek Bejbl fueron algunos de los jugadores de aquella gran selección que consiguieron traspasos de alto nivel ese verano, y Nedvěd también cumplió sus ambiciones de un nuevo reto al fichar por la SS Lazio. No hay que olvidar que esta generación se favoreció política y deportivamente de la escisión de Checoslovaquia, evitando la arcaica ley que dictaba que solamente los jugadores mayores de 32 años podían fichar por clubes extranjeros.

 

 

Llegada a la Serie A

Pavel aterrizó en la Serie A con buen pie y marcó siete goles durante su campaña de debut, una cifra que mejoró la temporada siguiente, en la que la Lazio ganó la Coppa Italia y llegó a la final de la Copa de la UEFA. El club de la capital era una fuerza emergente en una liga italiana muy competitiva, reforzada con los fichajes de Juan Sebastián Verón y Marcelo Salas y talentos como el héroe local Alessandro Nesta.

 

 

Nedvěd marcó en las dos finales de la Supercoppa Italia y de la Recopa de la UEFA bajo la dirección de Sven-Göran Eriksson durante la campaña 1998/99, pero el santo grial del título de liga se le escapó al equipo de Roma, que terminó a un punto del AC Milan. El costoso equipo de Eriksson se proclamó campeón de Italia tras una reñida carrera por el título con el Juventus la temporada siguiente, cuya derrota en la última jornada de la campaña permitió a la SS Lazio ganar su segundo Scudetto. El título de liga fue seguido por el éxito en la copa, asegurando el doblete nacional, con Pavel como gran protagonista de una temporada inolvidable para los Biancocelesti.

 

 

El traspaso al club de su vida

El gasto imprudente del propietario de la Lazio, Sergio Cragnotti, pronto obligó a los romanos a desprenderse de los mejores activos del club, entre ellos Nedvěd que se marchó a la Juventus post Zidane en 2001. El astro francés se había marchado para unirse al proyecto galáctico del Real Madrid en una operación récord, y la Juventus se apresuró a reinvertir los fondos en un jugador que había atormentado al equipo turinés en las últimas temporadas. Los aficionados del Lazio protestaron furiosamente por la venta del hombre cariñosamente apodado «la furia checa», pero el traspaso proporcionó al jugador checo la oportunidad de llevar su juego al siguiente nivel.

 

 

Pavel era un futbolista para el que sus dotes no eran divinas, pero su inquebrantable deseo de mejorar a base de horas en el campo de entrenamiento hizo que se convirtiera en un centrocampista sin debilidades. Su visión de juego y su equilibrio le permitían superar los retos defensivos, mientras que se sentía igualmente cómodo actuando por las bandas, donde brillaban su resistencia de élite y su capacidad creativa.

Su primera temporada resultó complicada, a pesar del Scudetto, pero en la segunda Nedved se confirmó como uno de los mejores jugadores de Europa anotando 15 goles en todas las competiciones y levantando el segundo Scudetto consecutivo. Además fue una figura inspiradora en la clasificación del equipo de Marcello Lippi para la final de la Liga de Campeones. Nedvěd marcó el gol del empate en la remontada del Juventus ante el Deportivo de La Coruña en la fase de grupos, un tanto que resultó crucial para que los italianos pasaran por delante del Deportivo y del Basilea, a pesar de estar empatados a tres puntos. En la fase de eliminatorias, marcó en las victorias contra el Barcelona y el Real Madrid, pero una tarjeta amarilla recibida contra este último lo dejó fuera de la final de Italia contra el AC Milan en Old Trafford. En una de las finales más olvidables de los tiempos modernos, el Milan se impuso en la tanda de penaltis tras un empate a cero, y es difícil no pensar en cómo podría haber cambiado el espectáculo si Nedvěd hubiera estado disponible.

 

 

La decepción de perder el partido más importante de la temporada tuvo su consuelo cuando fue nombrado ganador del Balón de Oro en 2003, reclamando el mayor honor individual del fútbol por delante de Zinedine Zidane y Thierry Henry, y convirtiéndose en el primer jugador checo en 42 años en ganar el premio. Posteriormente volvió a destacar como capitán de una selección checa que deslumbró al llegar a las semifinales de la Eurocopa 2004, pero anunció su retirada de la selección tras la derrota ante la sorprendente campeona Grecia. Dos años después, el centrocampista dio un breve giro a su decisión y volvió a participar en la Copa del Mundo, antes de colgar oficialmente las botas por última vez como jugador internacional, con 91 partidos.

En esa misma época, Nedved se planteó poner fin a su carrera en el club, ya que las lesiones y el escándalo de Calciopoli cambiaron el rumbo de la vida en la Juventus. El equipo de Turín, despojado de los títulos de liga conseguidos en 2005 y 2006, descendió y perdió a un gran número de figuras en un éxodo masivo. Sin embargo, Nedvěd, junto con Alessandro del Piero, David Trezeguet y Gianluigi Buffon, se mantuvo fiel a la causa y ayudó al Juventus a regresar a la máxima categoría en el primer intento.

 

 

La garra que acompañó a la astucia le permitió continuar su carrera durante dos temporadas más, y su último partido fue una despedida digna, cuando el Juventus se enfrentó a la Lazio en el último encuentro de la campaña 2008/09 de la Serie A. Cuando Nedvěd, de 36 años, abandonó el terreno de juego por última vez tras ser sustituido en el minuto 89, ambas aficiones se levantaron para aplaudir a un centrocampista cuya entrega lo convirtió en uno de los grandes de su generación, y es que a día de hoy el checo sigue siendo el séptimo máximo goleador extranjero de la Juventus.

 

 

El último retorno a los terrenos de juego

Tras su retiro recibió ofertas de diferentes clubes, entre ellos el Inter de Milán, sin embargo el jugador rechazó el ofrecimiento porque según él no podría vestir una camiseta distinta a la de la Juve. Su agente Mino Raiola también confirmó que recibió propuestas de la Lazio, Chicago Fire, y New York Red Bulls.

También se habló de su posible fichaje por el Al-Ahli Football Club, Los Angeles Galaxy, y el Notts County Football Club dirigido por su exentrenador en la Lazio, el sueco Sven-Göran Eriksson. Así mismo rechazó una oferta de la Juventus para ocupar un puesto de directivo o en el cuerpo técnico, sin embargo el 27 de octubre de 2010, se convirtió oficialmente en uno de los diez miembros de la junta directiva del club bianconero.​ El 23 de octubre de 2015 fue nombrado vicepresidente de la Juventus.

Ocho años después, el 23 de septiembre de 2017 el oeste de la República Checa, Pavel Nedvěd descolgó las botas para afrontar una nueva temporada junto a su hijo Pavel Jr. en el año del centenario del FK Skalná, el club que le dio la primera oportunidad. Pavel firmó un nuevo contrato que lo unió al FK Skalná durante la temporada 2017-2018, para disputar la První B třídy, el séptimo nivel del fútbol checo. La llegada del ex capitán de la selección nacional provocó una auténtica revolución en el fútbol regional checo como comentamos en este anterior artículo.