El 29 de enero de 2001 Iván de la Peña exfutbolista del FC Barcelona, SS Lazio, Olympique de Marsella y RCD Espanyol sufrió un intento de secuestro cuando se dirigía a la casa de sus suegros, tras salir de las instalaciones del Camp Nou después de realizar una sesión de recuperación de una lesión. Inevitablemente, la angustia y memoria del caso Quini volvió a sobrevolar el Camp Nou por un momento, jugador asturiano que fue secuestrado el 1 de marzo de 1981 y retenido en Zaragoza 25 angustiosos días.
Los hechos lamentables
De la Peña se percató que un vehículo, un Ford Escort negro en cuyo interior viajaban dos individuos, le estaba siguiendo de cerca y llegó al parking de sus suegros, cuando el coche que iba por detrás también se coló en el aparcamiento. El jugador cántabro demostró tener mucha sangre fría y anotó el número de la matrícula. Después, hizo unas maniobras que le permitieron despistar a sus perseguidores y huir. Al llegar a su domicilio, llamó a la policía e informó de lo sucedido.
El número anotado por De la Peña permitiría horas después detener a uno de los individuos que presuntamente intentaron secuestrarle. En primer lugar, la Policía pudo saber que se trataba del mismo coche que había sido robado violentamente el pasado día 23 por una persona a punta de pistola. El delincuente, que según la policía fue el propio Santiago Cantón, introdujo en el maletero del vehículo a su propietario, que logró escapar después de varios recorridos.
Con estos antecedentes, el Cuerpo Nacional de Policía difundió la descripción del vehículo a todas las unidades y cuerpos policiales que operaban en Cataluña. Pasada la medianoche, agentes de la Policía local de Castelldefels identificaron el coche, un Ford Escort de color negro, que se encontraba detenido en el paseo marítimo de esta localidad.
Cuando los agentes se acercaron para solicitar la identificación del conductor, el delincuente inició una maniobra de marcha atrás y se dio a la fuga. Sin embargo, no pudo ir demasiado lejos. Segundos después, el coche colisionó con una rotonda y volcó.
El conductor salió del vehículo y prosiguió su huida con una niña pequeña en los brazos que resultó ser su hija. Los agentes de la Guardia Urbana lo alcanzaron y le dieron el alto. En ese momento, el delincuente y uno de los agentes iniciaron un forcejeo, después de que este dejara a la niña en el suelo. Santiago Cantón sacó un revolver de fogueo y disparó al agente a bocajarro a la altura del abdomen y en la axila izquierda.
El agente herido fue trasladado al hospital de Bellvitge, en donde fue intervenido quirúrgicamente para que le extrajeran los cartuchos. El hecho de que el revolver fuera de fogueo recamarado salvó la vida del agente: se trataba de un arma que dispara cartuchos de calibre 22 pero con una notoria pérdida de potencia o capacidad de penetración. Horas después, los médicos le dieron el alta.
Cantón, de 35 años, fue acusado de los presuntos delitos de robo con intimidación, detención ilegal, tentativa de detención ilegal y atentado a un agente de la autoridad. El detenido tenía varios antecedentes por robos con fuerza, y sobre él pesaba una orden de búsqueda por quebrantamiento de condena.
Daniel Arias