«El año que marqué 19 goles en Oviedo si hubiera jugado en el Madrid o en el Barcelona, creo que habría marcado más de 30 goles», así de convencido se mostraba Julio César Dely «Panagol» Valdés en una entrevista realizada años después de su paso por la liga española. Un delantero alto (1,87m), atlético, veloz, sensacional rematador de cabeza y certero definidor, que se hizo famoso por anotar goles mediante un arsenal de piruetas que sorprendían y conquerían a los aficionados, y siempre con una sonrisa en su cara. Sin duda alguna el futbolista canalero más grande del siglo XX como así posteriormente se le reconoció en su país.
Julio César Dely Valdés nació un 12 de marzo de 1967 en Colón (Panamá) donde vivió con sus padres y sus dos hermanos, también futbolistas. Se formó en la cantera del Atlético Colón de su ciudad natal, para posteriormente emigrar a Argentina recién cumplida la mayoría de edad, donde probó (sin suerte) en el Argentinos Juniors, y posteriormente se enroló en las filas del modesto Deportivo Paraguayo de la Primera D de argentina.
Posteriormente ficharía por el Nacional de Montevideo, gracias a la inédita visión de Roberto Recalt, quien lo trajo al club tras descubrir sus dotes futbolísticas en el fútbol semiprofesional argentino. Debutó en el Bolso el año 1989 y conquistó la Interamericana y la Recopa. En 1990 se afianzó definitivamente como centrodelantero y comenzó a golear. Fue campeón uruguayo en 1992, y bigoleador del torneo local en 1991 (16 goles) y 1992 (13 goles). Su marcha a Europa a mediados de 1993 al Cagliari, no fue un adiós definitivo a la entidad uruguaya, ya que volvió diez años después, para jugar seis meses más. Para siempre quedará el recuerdo de su gol ante Peñarol que le dio a Nacional el Uruguayo de 1992. En el Decano jugó oficialmente 190 partidos y marcó 83 tantos en el transcurso de sus dos etapas.
En la Serie A, y con Óscar Washington Tabárez como su gran valedor, se mantuvo a un gran nivel disputando un total de 73 encuentros y marcando 24 goles, que le sirvieron para dar el salto a uno de los grandes de Francia, el París Saint-Germain, donde supliría la marcha de George Weah, y coincidiría con Loko, Djorkaeff y Raí entre otros grandes talentos de los 90.
Allí siguió goleando dos años más con 78 partidos disputados y 27 goles, además de conseguir la Recopa de Europa 95-96, siendo partícipe de la final al entrar a los 12 minutos de la misma. Unos registros que le permitieron dar el salto a la Liga de las Estrellas con el Real Oviedo.
Posiblemente fue su mejor etapa llegando a anotar 39 goles en 103 partidos. La sorpresa fue su traspaso al Málaga, cuando la renovación con el Real Oviedo ya parecía un hecho consumado, incluso así lo confirmó a los medios de comunicación de Panamá a los que atendió el día anterior a fichar por el equipo malagueño.
En tierras andaluzas siguió ofreciendo grandes registros goleadores, 42 anotaciones en 116 partidos, además de ganar la Copa Intertoto, aunque no pudo disputar la final por una lesión. Aunque en 2003 volvió a Nacional de Montevideo, para posteriormente pasar a Árabe Unido de Panamá donde jugó de 2004 a 2006.
Es uno de los mayores goleadores históricos de la Selección de fútbol de Panamá. Participó en las fases de clasificación para la Copa Mundial de Fútbol desde 1990 hasta 2006. Actuó con el equipo de Panamá en la Copa de Oro de 2005, donde logró el subcampeonato, el mayor logro del fútbol panameño en su historia. Anunció su retiro al finalizar el hexagonal final rumbo al Mundial de Alemania en 2006, donde Panamá quedó en la última posición, siendo entrenador José «Cheché» Hernández.