Para la temporada 1999-2000 el presidente Luciano Gaucci sorprendió a todo el mundo confiando el banquillo del Viterbese de Serie C1 (tercer nivel del fútbol italiano) a Carolina Morace, convirtiéndola así en la primera mujer en entrenar a un equipo masculino. Su objetivo, subir el equipo a la Serie B.
La carta de presentación de Morace era espectacular, una de las mejores jugadoras de la historia del Calcio femenino, con 105 goles, solo superada por Patrizia Panico. Cuando fue elegida por Gaucci para entrenar a Viterbese, y evidentemente el revuelo mediático fue enorme. Para afrontar la temporada se rodeó de dos personas de gran confianza, su antigua compañera Betty Bavagnoli y el entrenador de atletismo Perrone. Todos sus movimientos y declaraciones eran documentados y escrutados al más mínimo detalle, la expectación era máxima, algunos la veían muy preparada y meticulosa, otros criticaban cada uno de sus pasos.
El ex jugador de la Roma Fimiani ocuparía la portería, mientras que Marco Di Loreto estaría en la defensa. La pareja de centrocampistas serían los talentosos Fabio Liverani y Davide Baiocco, y Manuel Turchi, Gianni Califano, Emiliano Testini, Cataldo Montesanto acabarían de completar una plantilla de ensueño para la Serie C. La guinda del pastel fue Giovanni Savarese, un golpe de efecto al estilo Gaucci. Procedente de la MLS y considerado por muchos como el mejor jugador venezolano de la historia, parecía destinado a causar sensación. El delantero centro sudamericano, sin embargo, acabó jugando solo 7 partidos sin marcar nunca. En enero, regresaría a los Estados Unidos, sin lamentarse.
Tras una pretemporada alentadora, el Viterbese estaba totalmente listo para comenzar su andadura en la C1. El primer partido fue un triunfo. Los hombres de Morace se impusieron al Marsala por 3-1 con goles de Liverani, Baiocco y Testini. A pesar de que hubo demasiadas fisuras en la defensa, el equipo jugó un fútbol ofensivo. La presión mediática fue aumentando durante aquella semana post partido hasta resultar agotadora, por lo que de mutuo acuerdo, la plantilla y la entrenadora emitieron un duro comunicado, cerrando su relación la prensa de forma temporal. Querían hablar de lo que pasaba en el campo y no del hecho de tener una entrenadora en el banquillo.
El equipo estaba nervioso y crispado, y en Crotone sufrió una auténtica lección de fútbol. La primera hora de juego fue realmente vergonzosa y el 5-2 final fue piadoso. El presidente Gaucci estaba furioso y totalmente fuera de sus casillas, convocó a Carolina Morace de urgencia y le propuso cambiar el sistema de juego radicalmente y realizar nuevos fichajes. Morace no aceptó las presiones, y el presidente le propuso compartir el banquillo con un entrenador más experimentado, a lo que la entrenadora decidió responder dimitiendo tan solo después de dos partidos dirigidos.
Gaucci, acabaría usando hasta 5 entrenadores durante aquella temporada, para acabar consiguiendo entrar en los play-offs in extremis. El sueño de la Serie B se desvaneció totalmente ante el Ascoli en las semifinales, con una doble derrota por 1-0. A finales de año, Gaucci vendió sus acciones para hacerse cargo del Catania.
Paola Murrandi