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Romário en el Vasco da Gama, una historia de cuatro etapas

 

Romário se incorporó por primera vez a la disciplina del Club de Regatas Vasco da Gama en 1981, concretamente en el juvenil, aunque volvió al club en tres etapas posteriores: 2000-2002, 2005-2006 y 2007. Un club con el que vivió dos de los momentos más decisivos de su carrera: su debut en la máxima categoría de Brasil, y el día que marcó su gol número 1000 goles.

En total fueron 349 partidos y 266 goles con el primer equipo del «Gigante da Colina», consiguiendo 3 Taças Guanabara (1986-1987-2000), 2 campeonatos cariocas (1987-1988), 2 Taças Río (1988-2001), 1 Campeonato brasileño (2000) y 1 Copa Mercosur (2000).

 

 

Primera etapa

Aun sabiendo que no podría disputar ningún partido oficial hasta final de temporada, Romário fichó para el juvenil del Vasco da Gama para la temporada 1981-1982. La sanción se debía a que el delantero aceptó la primera la oferta del Vasco sin consultar al Olaria (su anterior club), y este último no dio el visto bueno al traspaso.

Aquella situación atípica no gustó a nadie y menos al jugador, que incluso pensó en tirar la toalla. Los partidos de vóley en las playas eran su única válvula de escape durante ese duro periodo. No podía entender cómo los que le habían tratado como a un hijo, ahora le impedían mejorar en su incipiente carrera deportiva.

 

 

“Sabía que por el fútbol lo haría todo. Él había nacido con el balón pegado en los pies y yo fomentaba esa afición, pero llegó un momento en que no quise que perdiese el mundo de vista. Aquel golpe del pase al Vasco da Gama, no podía marcarle y le llamé para hablar con él y decirle ‘jugarás a fútbol, si estudias bien en el colegio’”, recuerda su padre.

Romário comprendió la lección que le daba la vida y el consejo de su familia, así que estudió y consiguió notas más que satisfactorias, además de casarse, con 17 años, con su primera mujer, Mónica Santoro. El estudio, el fútbol y la vida de pareja no eran incompatibles y debían ir juntos, al menos durante aquellos meses de pura resignación. Sus amigos aseguraban que todo aquello le fue muy bien. Al menos, para comprobar que las cosas no eran fáciles… A pesar de ello se proclamó tricampeón carioca en categorías inferiores entre 1982 y 1984, siendo el máximo goleador las dos últimas temporadas.

 

 

Casi cuatro años después de su llegada y con 19 años, Romário debutó como titular en el primer equipo un 13 de febrero de 1985 ante el Santa Cruz. Un día, llamó a Edu Antunes, el entrenador, y le dijo: “Profesor, póngame en el equipo, quiero ser titular. Juego mucho más que ese camisa 10 (Roberto Dinamite) de ahí”. Tras ello, empezó a ganar cierto estatus, conquistando la Taça Guanabara y ser el máximo goleador del Campeonato Carioca con 20 goles. Aquello le valió para acceder a las convocatorias de la Sub-20 de Brasil, con la que marcó 11 goles en 11 partidos.

Aquellos fueron números suficientes para ser convocado para el Campeonato Mundial Juvenil de 1985 celebrado en Moscú. Fue allí donde afloró el primer indicio de su temperamento destructivo… fue enviado a casa antes de que pudiera pisar el terreno de juego, tras ser sorprendido orinando en el balcón del hotel del equipo en Moscú.

 

 

Dos años más tarde; tras marcar 29 goles en 48 partidos en 1986, conquistando nuevamente la Taça Guanabara, y el año siguiente coronándose campeón del Carioca y siendo su máximo goleador; la Seleção volvería a llamarle, esta vez para debutar en la absoluta en un amistoso contra la República de Irlanda. “O baixinho”, como era de esperar, se adaptó perfectamente al fútbol internacional, marcando cuatro goles en sus seis primeros partidos, incluyendo un gol para Brasil durante la celebración de la Copa América de 1987 como suplente contra Venezuela. Romário se había consolidado como el consistente heredero de Careca y como la gran arma de Brasil para ganar los Juegos Olímpicos de 1988. Durante aquella temporada previa al certamen, con 21 años, marcó 24 goles.

La URSS se impuso en la final olímpica a los brasileños, pero Romário con siete goles de camino a la final, demostró estar en su mejor momento. Algo que llamó la atención del PSV holandés, para ofrecerle el gran salto a Europa. De esta forma, puso punto final a su primera etapa en el Gigante da Colina, donde permaneció hasta 1988. Antes de irse ganaría el Campeonato Carioca y su primera Taça Río.

 

 

La segunda etapa

«¿Compañeros? ¡Joder! Los compañeros, que se jodan. Si vienen a hablar conmigo sobre el tema de si puedo o no salir de noche los mando ya sabéis dónde. No les tengo que dar explicaciones sobre estas cuestiones. Cuando salgo de la ciudad deportiva soy el dueño de mi vida y hago lo que quiero. Mi vida privada es mía. Y si queréis, cuando salga, os llamo y os digo estoy en tal o tal bar. Yo no me escondo. Hace 18 años que juego al fútbol y la noche siempre ha sido amiga mía. El día que el presidente vino a ficharme le comenté que la noche me encanta y que cuando no salgo, no marco. El día del Palmeiras salí por la noche, llegué a las siete de mañana al hotel luego, marqué tres goles. Desde entonces no he vuelto a salir más y los goles no llegan, así que habrá que empezar a salir por las noches. Salí el jueves, salí ayer, saldré hoy y la próxima semana creo que haré igual. Y a quien no le guste…».

 

 

Aquellas declaraciones marcaron el punto final de su carrera con el Valencia en España, y de 1997 a 2009 Romário volvió a los terrenos de juego de Brasil, a excepción de los 100 días que pasó jugando en el Al-Sadd SC de Catar, y de su paso por Estados Unidos y Australia.

Así pues, en el año 2000 fue contratado por el Vasco da Gama, viviendo en sus filas una extraordinaria primera temporada, durante la que ganó el Campeonato Brasileño, nuevamente la Copa Mercosur, siendo el máximo goleador en ambos eventos. Al finalizar la temporada fue galardonado como el Futbolista Sudamericano del Año. Permanecería hasta 2002, cuándo fichó por el Fluminense.

 

 

Tercera etapa

A finales de 2004 volvió al Vasco da Gama y, en 2005, con 39 años de edad, fue nuevamente el máximo artillero del Campeonato Brasileño gracias a los 22 tantos que marcó durante la competición. Su siguiente destino profesional fue la United Soccer League estadounidense.

 

 

Cuarta etapa

Romário a los 41 años marcó el domingo 20 de mayo de 2007 el gol número 1000 de su carrera profesional, en un partido de la segunda jornada del Campeonato Brasileño que su equipo, Vasco da Gama, disputó contra Sport Club do Recife y que ganó por 3 a 1. Esta cifra está discutida por la FIFA, organismo que otorga al brasileño algo más de 930 tantos, discutiendo así, goles anotados en amistosos. En octubre de ese año, cumplió un nuevo hito al actuar como jugador-entrenador del Vasco da Gama.

El 15 de abril de 2008 anunció su retirada del fútbol profesional a los 42 años de edad tras ser considerado uno de los mejores jugadores de la historia y haber marcado más de 1000 goles. Ese mismo día declaró: «Se acabó. Mi tiempo ya pasó», ante las cámaras de televisión durante la fiesta de lanzamiento del DVD «Romário es gol», que celebra su exitosa carrera de más de dos décadas. Aún le quedaron fuerzas para descolgar las botas y debutar con el club favorito de su padre, el America-RJ.