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Roberto Baggio año cero, el origen de «Il Divin Codino»

 

Roberto Baggio, un talento difícil de definir por la belleza impredecible de su juego, la personificación de la hegemonía del Calcio de los años 90. Una superestrella que nunca se dejó domesticar, ni se arrodilló ante las lesiones, ni ante el fracaso de fallar el penalti más famoso de los 90. Esta es la historia de origen del «Divin Codino», un jugador irrepetible.

 

 

22 años de carrera futbolística llena de disputas con sus entrenadores, y una oposición innata al «catenaccio» italiano. Considerado como uno de los mejores jugadores que nos ha dado la historia del fútbol, ganador del Balón de Oro y FIFA World Player, leyenda viva de la selección italiana, con la que obtuvo el tercer lugar en el Mundial de Italia 1990 y el subcampeonato en el Mundial de Estados Unidos 1994. Roby a lo largo de su carrera alternó la posición de ariete con la de segundo punta, destacando por su técnica, visión de juego, su predilección por el fútbol de toque y su alegre interpretación del fútbol. A lo largo de su carrera anotó 314 goles oficiales, 27 de ellos con la selección de su país, convirtiéndose en el quinto máximo goleador de la historia de la selección italiana.

 

 

El nacimiento de una superestrella del Veneto italiano

El sexto de ocho hermanos, Roberto Baggio nació en el pueblo de Caldogno, situado en la provincia de Vicenza (Veneto), un 18 de febrero de 1967 a las 18:15 horas, en vía Marconi n.º 3. No fue el único futbolista de la familia, ya que su hermano pequeño Eddy Baggio jugó durante 16 años como profesional en distintos clubes de Serie B y categorías inferiores.

 

 

Sus primeros pasos como «calciatore» tuvieron lugar en las categorías inferiores de la modesta U.S.D. Calidonense (actualmente en el campeonato Eccellenza, quinta división). Ingresó en el conjunto «giallorosso» después de llamar la atención en interminables recitales de «Calcio di strada» a los nueve años de edad.

 

 

Aprovechó sus primeros compases como futbolista y sus espectaculares registros en el Calidonense le sirvieron para llamar la atención del Vicenza Calcio: 45 goles, 20 asistencias de gol en 26 partidos disputados, llegando a marcar 6 goles en un solo partido. Definitivamente, su pueblo se le había quedado pequeño con tan solamente 13 años.

 

 

El ojeador Antonio Mora lo fichó para el equipo juvenil del Vicenza Calcio por el módico precio de £300. A pesar de competir con chicos mucho más mayores que él llegó a ver puerta 110 veces la red contraria en 120 partidos. Registros que le permitieron profesionalizarse en el segundo equipo del Vicenza Calcio con 15 años, y un año después debutar con el primer equipo en la Serie C1 con tan únicamente 16 años, para orgullo de su familia, en especial de sus progenitores Matilde and Fiorindo Baggio.

 

 

La nota negativa de su éxito futbolístico fue que dejó su formación académica incompleta, para centrarse totalmente en su sueño, a pesar del enfado de sus padres.

 

 

Su debut con el primer equipo tuvo lugar el 5 de junio de 1983, en una derrota por 1-0 en casa contra el Piacenza, en el último partido de liga de la temporada, saliendo como suplente en la segunda mitad. En la temporada siguiente, el 3 de junio de 1984, marcó su primer gol en la Serie C desde el punto de penalti en la victoria por 3-0 contra el Brescia, curiosamente el club con el que se retiró en 2004.

 

Roberto Baggio marcó el primer gol profesional de su carrera en la Coppa Italia Serie C en la victoria por 4-1 a domicilio contra el Legnano el 30 de noviembre de 1983. También debutó en la Coppa Italia con el club el 31 de agosto de 1983, contra el Palermo, y marcó su primer gol en la derrota a domicilio por 4-2 ante el Empoli, el 26 de agosto de 1984. Durante la temporada 1984-85 de la Serie C1, bajo la dirección de Bruno Giorgi, marcó 12 goles en 29 partidos, ayudando al club a conseguir el ascenso a la Serie B.

 

 

Su espectacular forma de interpretar el fútbol empezó a llamar la atención de los grandes clubes italianos, en particular de la Fiorentina de la Serie A, y su estilo de juego fue comparado con el de su ídolo, Zico. También fue galardonado con el Guerin d’Oro en 1985 como el mejor jugador de la Serie C.

 

 

Durante el final de su última temporada en el Vicenza se rompió el ligamento cruzado anterior y el menisco de su rodilla derecha mientras jugaba contra el Rimini el 5 de mayo de 1985. La lesión se produjo dos días antes de que finalizara su traspaso oficial a la Fiorentina, y amenazaba seriamente su carrera, a sus 18 años.

 

 

Aunque varios médicos del equipo temían que no volviera a jugar, la Fiorentina mantuvo su fe en él, aceptando comprometerse con el traspaso, así como financiar la cirugía necesaria, una de las muchas razones del apego de Baggio al club.

 

 

Fiorentina, primer eslabón

La Fiore compró a Baggio en 1985 por 1,5 millones de libras. Durante su estancia en el club, a pesar de las lesiones iniciales, se hizo muy popular, y es considerado aún a día de hoy como uno de los mejores jugadores del club de todos los tiempos.

Durante su primera temporada en Florencia, Baggio no destacó en la Serie A, por culpa de la lesión; su debut oficial en el club tuvo lugar en la Copa Italia. Finalmente, debutó en la Serie A la temporada siguiente, el 21 de septiembre de 1986, en una victoria por 2-0 en casa contra la Sampdoria, y también hizo su debut europeo esa temporada el 17 de septiembre de 1986, en un partido de la Copa de la UEFA contra el Boavista.

 

 

Roberto Baggio sufrió otra lesión de rodilla el 28 de septiembre, y fue operado de nuevo, requiriendo 220 puntos de sutura para reconstruirla, perdiendo 12 kg como resultado y faltando la mayor parte de la temporada. Pese a caer en una grave depresión, y pedir a su madre que lo matara si no se recuperaba, Baggio regresó, y marcó su primer gol de liga de tiro libre el 10 de mayo de 1987 en un empate 1-1 contra el Nápoles de Diego Maradona, el futuro campeón de la Serie A.

 

 

El gol del empate de Baggio salvó al Fiorentina del descenso, y se ganó la admiración del «Pelusa», con el cual mantenía una fantástica relación de amistad. Sus actuaciones lo elevaron a la categoría de héroe entre los aficionados, y recibió todo tipo de elogios por parte de la prensa.

 

 

Aunque el Fiorentina luchó contra el descenso durante la temporada 1989-90, Baggio llevó al club a la final de la Copa de la UEFA de 1990, solamente para ser derrotado por su futuro club, la Juventus. Baggio marcó 1 gol en 12 partidos de la competición, en una victoria por 1-0 en casa contra el Dinamo de Kiev en octavos de final, desde un penalti, el 22 de noviembre de 1989; fue su primer gol en las competiciones europeas.

Con 17 goles, Baggio fue el segundo máximo goleador de la temporada 1989-90 de la Serie A, después de Marco van Basten, y fue galardonado con el Premio Bravo como el mejor jugador sub-23 en las competiciones europeas. También ocupó el octavo lugar en el Balón de Oro de 1990. Con la Fiorentina, Baggio marcó un total de 55 goles en 136 partidos, 39 de los cuales fueron en la Serie A.

 

 

En 1990, fue vendido a la Juventus, por 8 millones de libras esterlinas, el traspaso récord del mundo para un futbolista de la época, heredando además la camiseta número 10, que antes llevaba Michel Platini. Tras el traspaso, hubo disturbios en las calles de Florencia, en los que 50 personas resultaron heridas, y el jugador reconoció que fue «obligado a aceptar el traspaso».