La selección de Nigeria vivió por primera vez la fase final de un Mundial gracias a una generación irrepetible de jugadores que conquistaron Estados Unidos por su carisma, humildad y entrega. «Las Águilas Verdes» fueron una de las 24 selecciones participantes en la Copa Mundial de Fútbol de Estados Unidos 1994, un bloque con una gran calidad humana liderado por el entrenador holandés Clemens Westerhof, que llevó al país al momento más especial de su historia deportiva. Fueron dignos herederos del orgullo africano mostrado por el Camerún de Roger Milla en Italia 90 y en el propio Mundial celebrado en tierras de Norteamérica.
Es fácil recordar la magistral actuación en el primer partido del grupo D contra Bulgaria, con la icónica celebración de Rashidi Yekini al agarrar la red. Aquel partido mostró todo lo que hizo aquel equipo de forma soberbia: el desvío de Daniel Amokachi hacia la zona ancha, que permitió a Finidi George «colarse» en el espacio entre el central y el lateral para asistir el primer gol, fue espectacular.
En el segundo partido en el Foxboro Stadium fueron arrollados por la Argentina de Maradona, aunque el marcador reflejó una mínima diferencia de 2-1. Siasia fue el autor del gol de los nigerianos a los 8 minutos, que encontró doble réplica a cargo de Caniggia en menos de 7 minutos.
En el tercer partido de la liguilla volvió la inspiración, esta vez contra Grecia, tanto Yekini como Amokachi abrieron un sinfín de espacios en el corazón de la defensa griega arrastrando a los marcadores. Emmanuel Amuneke y Finidi se combinaron en una zona central para abrir el marcador en aquella ocasión; ambos eran los extremos nominales del equipo. Finidi aportó su granito de arena en la otra banda. Nigeria se impuso por 0-2 curiosamente con goles de gran carga psicológica, ya que fueron anotados en el tiempo extra de cada parte gracias a George y Amokachi.
En la siguiente ronda esperaba la Italia de Roberto Baggio, que vivía una guerra interna en la Arrigo Sacchi jugaba el papel de protagonista. Si «Il Divin Codino» no hubiera sacado a los «azzurri» del abismo de inseguridad en el que habían caído… no cabe duda que Nigeria hubiera llegado como mínimo a semifinales. Pero la realidad fue otra distinta.
El instinto goleador de Amunike a la salida de un córner en el minuto 25 puso por delante a las «Águilas Verdes», aunque 10 minutos después Amokachi tuvo que retirarse lesionado. Los nigerianos sufrieron todo el resto del partido hasta que Baggio en el 88 puso el empate en el marcador, y en el 102, ya en la prórroga, marcó un penalti que dejó desarmados a los nigerianos. Jay-Jay Okocha, que jugaba por delante de Adepoju y Sunday Oliseh, hizo un partido tremendamente pobre, en parte porque no estaba seguro de su papel en el planteamiento del equipo. Se encontraba en una fase de su carrera en la que carecía de verdadera destreza física, y tampoco era un corredor nato, por lo que conectar el centro del campo con Yekini era una carga demasiado grande. Acabó aportando poco.
Al final, este equipo africano se ganó el aplauso por su estilo aguerrido y vertical, aunque Westerhof, a pesar de su carisma y su buen hacer, falló al equipo en su incapacidad para encontrar el equilibrio entre las estrategias. En última instancia, esto le costó a las «Súper Águilas» el pase a cuartos de final.
Entre los protagonistas de la Nigeria del Mundial de Estados Unidos de 1994 encontramos a Peter Rufai, Finidi George, Rashidi Yekini, Jay-Jay Okocha, Emmanuel Amunike, Daniel Amokachi, Sunday Oliseh, Victor Ikpeba y Wilfred Agbonavbare entre otros. El jugador más beneficiado del buen papel de Nigeria fue Amunike que fue traspasado al Barcelona de Bobby Robson con el que había coincidido previamente en el Sporting de Lisboa.