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Michael Laudrup y su difícil inicio en el FC Barcelona

 

Los dos primeros años de Michael Laudrup en el FC Barcelona supusieron un auténtico reto para el internacional danés, una etapa muchas veces olvidada por los que lo recuerdan como una de las grandes estrellas del Dream Team. En aquella época, lejos de ser considerado un crack consolidado, fue repudiado por su principal valedor, Johan Cruyff, y ridiculizado por Michel Platini, que lo calificó de inmaduro, asegurando que no podría triunfar, apodándole despectivamente como «Michelino».

Antes de cumplir los 25 años, los italianos decidieron que no servía para un club de primer nivel, una dura y errónea consideración que cambiaría años después, tras el partido de ida de la Recopa de Europa de 1991, cuándo finalmente se deshicieron en elogios hacia él.

 

 

Lejos de perder la fe y derrumbarse por las críticas, el jugador siguió peleando por conseguir el respeto que se merecía en el fútbol internacional. Incluso llegó a responder a las duras acusaciones de Platini: «él llegó a los 27 años y no se convirtió en Platini hasta los 30. A mí me dejaron ir con 25». Atrás habían quedado sus cinco temporadas en el fútbol italiano vistiendo las camisetas de la Lazio y la Juventus, tras fichar en 1989 por el FC Barcelona, por expreso deseo del entonces entrenador barcelonista Johan Cruyff.​ Este ya lo había intentado fichar un año antes, pero al final no fructificaron las negociaciones (más adelante el técnico holandés diría que con el danés un año antes hubieran ganado un año antes la liga).

Uno de los motivos principales de su mejoría y su gran cambio fue la unión con la noruega Siw, con la que tuvo un hijo. Aunque el verdadero punto de inflexión llegó en la eliminatoria de Recopa ante su exequipo, cuándo Agnelli, aquel que, pese a la opinión de Boniperti, fue clave en el fichaje de Laudrup, se preguntara en el palco del Camp Nou: «¿Cómo hemos dejado escapar a este danés?». Lo cierto es que la Juve llegó a filtrar a la prensa hasta 34 nombres distintos de sustitutos del danés, en una campaña de desgaste constante.

 

 

Lo que muchos han olvidado o no quieren recordar es que en Barcelona también fue criticado, y muy duramente, por su entrenador. «Se me está acabando la paciencia con Michael, me equivoqué fichándole» aseguraba Cruyff en rueda de prensa ante la incredulidad del jugador. El motivo de tal dura confesión era que el internacional danés solo había logrado 3 goles en 33 partidos de Liga en su primera campaña como culé.

Los nombres de Marco Van Basten y Richard Witschge planearon durante un largo periodo como sus más que posibles reemplazos para la siguiente campaña, aunque solo el segundo fue fichado. Witschge llegó para dejar a Laudrup en el banquillo, algo que solo sucedió durante los primeros partidos de la 1991-1992, y el resto es historia.