spot_img

Faustino Asprilla en el Newcastle United Football Club

 

Faustino Asprilla tras fichar por el Newcastle se convirtió en el primer futbolista colombiano de la Premier League. En su etapa en Inglaterra, el delantero combinó grandes titulares por su agitada vida social con míticas noches deportivas, como el hat-trick que le endosó al FC Barcelona, en la Champions League de la temporada 1997-1998.

 

 

La llegada de un jugador «exótico»

Carlo Ancelotti acordó su vinculación con el Parma a partir de principios de febrero de 1996 y en sus planes estaba ceder a Faustino Asprilla, lo que provocó que al delantero colombiano se le buscara destino durante el mercado de invierno. En aquel momento el Newcastle era líder de la Premier League, con grandes estrellas como Ginola o Les Ferdinand, y era un firme candidato para ganar el título, ya que tenía 9 puntos de ventaja sobre el Manchester United.

El delantero de 26 años aterrizó el viernes 9 de febrero, y caminó por el parking del aeropuerto con su zancada larga y un extravagante abrigo de piele para el recuerdo, bajo una intensa nevada. Y al siguiente día debutaría contra el Middlesbrough. Los “Urracas” pagaron 7.5 millones de libras esterlinas y el vallecaucano llegó al equipo de Kevin Keegan como una gran apuesta.

 

 

Asprilla ganaría 30.000 libras a la semana y según una declaración que concedió al ‘Daily Mail’ pensaba que estaría cerca de Londres, «junto al mar para navegar en yate» y no tendría problemas en tomar un avión para viajar a Colombia… Lo cierto es que Newcastle estaba a más de 400 kilómetros de la capital y su mar no era navegable. Pero aquello no fue nunca un impedimento para que el Tino se lo pasara fantásticamente bien junto a su traductor saliendo de fiesta, visitando restaurantes de lujo y cortejando mujeres. El delantero se instaló en el exclusivo barrio de Woolsington, donde también vivía el francés David Ginola, que era su vecino.

La casa de Asprilla se convirtió en el lugar de encuentro para fiestas secretas de varios de los integrantes del equipo, como la que organizó el verano de 1996, con aguardiente y mucho licor. El Tino dejó algo caliente encima del equipo de sonido y terminó derritiéndose. “En Newcastle había mujeres muy lindas. A veces las engañaba diciendo: ‘Hay una fiesta en mi casa y Ginola está allí’. Regresaban y decían: ‘¿Dónde está Ginola?’. Yo les respondía: ‘No te preocupes, volverá en breve’”, reveló el Tino.

 

 

Del debut a la decepción, pasando por la polémica

En su primer partido el internacional colombiano apenas disputó 23 minutos, pero fueron suficientes para sorprender a los aficionados ingleses por su gran calidad y una asistencia de gol a Watson para marcar el gol de la victoria. El equipo de Kevin Keegan derrotó 1-2 al Middlesbrough, que se adelantó en el marcador, pero tras la entrada de Asprilla todo cambió.

Ese mismo mes, Asprilla no tardó en inaugurar su cuenta goleadora con su nuevo club, al anotar un gol en el empate 3-3 con el Manchester City en Maine Road. Sin embargo, en aquel partido también mostró su lado ardiente cuando propinó primero un codazo y posteriormente un cabezazo a Keith Curle. Kevin Keegan, entrenador del Newcastle, tomaría medidas disciplinarias contra Asprilla, cuya agresión causó estupor en los medios futbolísticos ingleses, y la Federación Inglesa de Fútbol le abriría expediente.

 

 

Pero las desgracias no vienen solas, y el 4 de marzo llegó la derrota en casa ante el Manchester United, suponiendo el principio del fin de la ventaja del Newcastle sobre el Manchester United, que acabó remontando y convirtiéndose en el campeón con cuatro puntos de ventaja. Por ser un fichaje de invierno, muchas versiones de prensa señalaron a Asprilla como el gran responsable de la debacle, aunque la verdad era que aquella plantilla carecía de experiencia y pocos jugadores habían estado bajo presión previamente en una situación similar.

El Manchester United llegó a St James’ Park habiendo recortado la vacilante ventaja del Newcastle a únicamente cuatro puntos. Peter Schmeichel fue un muro en la portería visitante, y en el otro extremo del campo, el crucial gol de Eric Cantona dio al United una estrecha victoria por 1-0, recortando la ventaja en la cima de la tabla a un solo punto. Asprilla estuvo soberbio en aquel partido, arrancando una gran ovación de su afición. En menos de seis semanas, los hombres de Alex Ferguson habían recuperado una increíble diferencia de 11 puntos sobre el Newcastle United, y la presión había aumentado para los Urracas.

 

 

Diecinueve días después, el Newcastle viajó a Highbury para enfrentarse al Arsenal y, tras la derrota por 2-0, Asprilla se enfrentó a su enfurecido entrenador. En lugar de escuchar obedientemente las instrucciones de Keegan, el colombiano prefirió ducharse y cambiarse rápidamente antes de abandonar el estadio en moto para evitar el tráfico. El colombiano afirmó que era inútil escuchar porque no podía entender las palabras de Keegan…

El 3 de abril, el Newcastle viajó a Anfield para disputar un partido en el que Asprilla no pudo conseguir la victoria del Newcastle, pese a marcar un gran gol. Un doblete de Stan Collymore, incluido el gol de la victoria en el tiempo añadido, arrebató la victoria al Newcastle en el último suspiro. En lo que fue una fantástica publicidad para los patrocinadores del Liverpool, Keegan se desplomó sobre las vallas publicitarias en la parte delantera del banquillo visitante, con su abatimiento palpable.

 

 

El mes siguiente, como casi siempre que regresaba a su país, el colombiano se metió en un buen lío. Aquella vez, el jugador del Newcastle propinó un cabezazo a un policía que trataba de impedir que un amigo suyo se colara en una tribuna del estadio de Tulúa, donde actuaba el cantante español Víctor Manuel. El golpe del delantero produjo un corte en la frente del policía, que demandó a Asprilla por lesiones personales. El agente demandó al futbolista, que no pudo abandonar Colombia hasta que el juzgado no definiera su situación judicial.

Desde 1992, cuando pasó del Atlético Nacional de Colombia al Parma italiano, Asprilla no paró de tener problemas similares en sus temporadas vacacionales. Además de las ya tradicionales cabalgatas con evidentes signos de excesos etílicos durante las festividades tulueñas, Asprilla se hizo tristemente célebre en abril de 1993 por su agresión a puntapiés a un autobús cuyo conductor le había cerrado el paso a su lujoso vehículo. Aunque entonces fue el propio Asprilla el que sufrió un corte grave en su pierna derecha, lo que le dejó fuera de la final de la Recopa de ese año, que debía jugar el Parma.

 

 

El club italiano aceptó en aquella oportunidad la versión de Asprilla (adujo que el corte había sido producido en un accidente con una botella rota en el bordillo de la piscina de su casa), pero el técnico del equipo, Nevio Scala, lo marginó del equipo titular. Un año después, un vigilante de la vecina ciudad de Cali le acusó ante las autoridades de haberle apuntado con un arma de fuego por no permitirle la entrada en un club nocturno a altas horas de la noche. Asprilla siempre negó esa versión, y la causa se suspendió cuando las partes llegaron a un acuerdo económico. El delantero, que por aquel entonces había marcado 6 goles en la eliminatoria suramericana hacia Francia 98, cumplía una sanción de dos partidos por pegarse con el paraguayo Chilavert en el Paraguay-Colombia.

El Newcastle terminó la temporada 1995-1996 sin trofeos y Asprilla consiguió tres goles en 14 partidos. Sin embargo, se esperaba que su periodo de adaptación le sirviera para afrontar la siguiente campaña con garantías. Los fichajes invernales de Asprilla y David Batty desbarataron lo que claramente era una máquina bien engrasada, en lugar de reforzar y revitalizar la plantilla como se esperaba.

 

 

La segunda temporada en la Premier League

La temporada 1996–1997 el Newcastle se sacudió el polvo tras la decepción de la campaña 1995-1996, y compró a Alan Shearer al Blackburn Rovers por una cifra récord de 15 millones de libras, tras su gesta en la Eurocopa 96 con Inglaterra. El resultado de haber incorporado a uno de los mejores delanteros ingleses de la historia se pudo comprobar en octubre cuando el equipo se vengó del Manchester United con un contundente 5-0 en St James’ Park, aunque Asprilla vio el partido desde el banquillo. Esos tres puntos supusieron ocho victorias de 10 y parecía que el Toon Army había recuperado su mejor nivel, aunque una mala racha, incluyendo una secuencia de siete partidos sin ganar, llevó a la dimisión de Keegan la primera semana de 1997.

Una semana después, la leyenda del Liverpool Kenny Dalglish ocupó el banquillo, y dos meses más tarde llevó a sus pupilos a Anfield, donde los dos equipos se repartieron siete goles en otro emocionante partido. Tras llegar tarde a Inglaterra después de cumplir con su deber internacional, Asprilla temió en un principio que no fuera a participar, por lo que le sorprendió ser titular en el partido. Notablemente, el gol que redujo la desventaja a 3-2 fue el primero de la temporada para él, y cuando Warren Barton empató, el Newcastle se conformó con el empate. Sin embargo, Robbie Fowler tuvo otras ideas, y marcó el gol de la victoria en los últimos minutos, que supuso el 4-3 para el Liverpool, en lo que fue casi un calco del partido correspondiente de la temporada anterior.

 

 

El Newcastle volvió a ser segundo aquella temporada 196-1997, aunque esta vez le bastó con clasificarse para la ronda preliminar de la Liga de Campeones. Asprilla había logrado nueve goles en 25 partidos en una campaña en la que las Urracas llegaron a los cuartos de final de la Copa de la UEFA.

 

 

A la tercera (temporada) va la vencida

El verano de 1997 no fue bueno para el Newcastle que, tras vender a David Ginola y Ferdinand, vio cómo Shearer se lesionaba los ligamentos del tobillo en un torneo amistoso de pretemporada en Goodison Park. El escenario estaba preparado para que Asprilla encabezara el ataque y se convirtiera en el centro del Newcastle.

Los ingleses jugaron la ronda previa de la Champions League y eliminaron al Dinamo Zagreb, y el tulueño marcó un gol en la eliminatoria. El debut en fase de grupos sería nada más y nada menos que contra el FC Barcelona. Para aquel gran match se organizó una reunión antes del partido y Asprilla no llegó a ella. Una versión dice que el atacante pasó la noche con dos mujeres, una colombiana y una inglesa. “’El gerente no estaba nada contento. Me multó. Pero nunca fui bueno con cosas como esta, la única vez que llegué temprano a entrenar fue cuando los relojes retrocedieron y no me di cuenta”, le dijo al Daily Mail. La suerte estaba del lado del Tino, y del equipo, porque Alan Shearer por lesión se quedó fuera de la esperada cita europea.

 

 

El indudable, aunque lamentablemente efímero, genio de Asprilla se exhibió en uno de los escenarios más importantes del fútbol el 17 de septiembre de 1997, cuando el Newcastle recibió al todopoderoso FC Barcelona en St James’ Park en la fase de grupos de la Liga de Campeones. Aunque aquel conjunto azulgrana no era tan fuerte como los posteriores equipos de Frank Rijkaard y Pep Guardiola, seguía siendo una fuerza a tener en cuenta, ya que contaba con talentos como Luís Figo, Luis Enrique, Sonny Anderson y Rivaldo.

Enseguida se vio que Asprilla tenía ganas, y una carrera decidida hacia el área de 18 metros provocó una falta del portero, aunque el contacto fue dudoso. Faustino asumió la responsabilidad y reclamó el balón, enviando un preciso penalti a la derecha de Ruud Hesp, que no pudo evitar el disparo a pesar de llegar a tocar el balón. El ambiente, ya de por sí electrizante, subió varios decibelios y Asprilla, con los brazos extendidos, aceptó de buen grado la adulación del público geordiano. Gillespie fue el artífice del segundo y del tercero, destruyendo al lateral izquierdo Sergi Barjuan y enviando centros que fueron recibidos por la cabeza de Asprilla para ambos goles. El Barcelona recortó dos goles, pero no fueron más que un consuelo. Asprilla estuvo increíble esta noche, una fuerza invencible que mezcló su típico estilo con la potencia, demostrando que podía competir con los mejores del mundo.

 

 

En lugar de aprovechar el éxito de aquella noche mágica, el Newcastle perdió cuatro partidos consecutivos en Europa y una victoria en el último partido de la liguilla no fue suficiente para salvarlo. En parte debido a que el 3 de octubre de 1997 Asprilla fue operado de una hernia inguinal que le obligaría a reposar unas seis semanas. El delantero del Newcastle inglés venía sufriendo fuertes dolores en el bajo vientre desde hacía dos meses, lesión que se agudizó durante el encuentro de Copa de Europa ante el Dinamo de Kiev, de la Liga de Campeones.

Finalmente, el colombiano solamente marcó tres goles más con las rayas blancas y negras antes de ser vendido de nuevo al Parma el febrero de 1998, mientras que el Newcastle acabó en la 13ª posición de la liga. El maleficio de Asprilla volvió a golpear y, al igual que Scala tras su marcha del Parma, Dalglish fue despedido en verano tras deshacerse del colombiano.

 

 

Aunque Asprilla solamente estuvo dos años en Tyneside, marcando unos modestos 18 goles, personificó la aventurera, aunque finalmente defectuosa, era de Kevin Keegan. Nunca fue especialmente prolífico al más alto nivel y, en comparación con su indudable talento, no ganó tantos honores como debería. Tal vez el estilo lánguido y poco dinámico que le hacía tan atractivo, así como su cuestionable temperamento, también le impidieron ser realmente un jugador de clase mundial y consistente durante un periodo prolongado de tiempo. Sin embargo, siempre entretuvo, brillando en algunos momentos importantes y grabándose en la memoria de todos los aficionados al fútbol cuyos corazones tocó. Para los seguidores del Newcastle, el jugador y la época que protagonizó seguramente nunca serán olvidados.

 

 

Tras su marcha, los diarios ingleses publicaron que cuando el delantero devolvió las llaves y entraron los trabajadores de la agencia inmobiliaria a su casa en Woolsington encontraron agujeros de bala en las paredes. Una anécdota final que no supera la que protagonizó cuando tras coger la chaqueta de Kevin Keegan, se la puso y comenzó a dar una especie de charla técnica. Lo que no sabía era que Keegan estaba detrás de él viendo toda su imitación, algo que no le causo absolutamente nada de gracia.

 

 


Paola Murrandi