Nueve goles, dos tarjetas rojas y un gol de oro. La final de la Copa de la UEFA de 2001 entre Liverpool FC y Deportivo Alavés fue inolvidable. Impensables que estos dos equipos pudieran llegar a enfrentarse algún día. Pero vaya si lo hicieron. Un auténtico espectáculo, goles, emoción, sufrimiento, táctica y casta. Un resultado inusual incluso en una final: 5-4. Ambos conjuntos se vaciaron en el campo para llevarse el título.
Los ingleses dirigidos por Gérard Houllier siempre estuvieron por delante en el marcador. El equipo red partía como favorito tras haber eliminado al FC Barcelona en semifinales. Nadie esperaba que un recién ascendido a la máxima categoría en la temporada 1997/98, tres años después, conseguiría una gesta al alcance de tan pocos: brillar en Europa de aquella manera. Su victoria en Italia, empieza a encandilar a la gente. Superó al Inter de Milán, que no es poco, y al 1. FC Kaiserslautern alemán, este con un resultado global de 9 a 2 en la eliminatoria.
La final se disputaba en el Westfalenstadion, el actual estadio del Borussia Dortmund. Un terreno de juego inédito, al albergar su primera final de su historia. Aquel día estaba a rebosar con más de 65.000 espectadores. Vitoria, hogar del Alavés, se engalanó con banderas albiazules. Balcones, escuelas, instituciones y entidades lucían en sus fachadas las banderas del equipo. Las agencias de viajes hicieron un esfuerzo para satisfacer las peticiones de los aficionados, las compañías de autobuses multiplicaron sus servicios. Todos estaban citados en la ciudad alemana de Dortmund, para presenciar aquella final, difícilmente repetible en muchos años.
El Liverpool FC había remontado al Arsenal FC en la final de la FA Cup unos días antes y en la misma temporada ya había ganado la Copa de la Liga, parecía que iba a encadenar un triplete magistral. Aunque el partido se le complicó. El Glorioso no bajó los brazos nunca. Tanto es así que el conjunto babazorro llevó el partido a la prórroga. Jugadores del equipo inglés aún recuerdan aquel encuentro, como es el caso del mítico defensor Jamie Carragher: “Ese gol para hacer el 4-4, casi al final, fue un golpe mortal. Recuerdo que mi reacción fue bajar la cabeza y ninguno de nosotros echó nada en cara al otro. Estábamos muy cansados».
El Deportivo Alavés aún hoy es el equipo que más goles ha conseguido en una temporada en la historia de la Copa de la UEFA con treinta y seis. Además es el primer equipo en jugar una final de la UEFA en el año de su debut.»Dortmund ha visto una gran final», dijo Mané, el entrenador: «fue posiblemente el equipo más pequeño de la competición el que la hizo grande». Los catorce valientes que jugaron aquella final era un equipo muy compacto con una idea clara a la que jugar. Martín Herrera, Cosmin Contra, Antonio Karmona, Óscar Téllez, Dan Eggen, Delfí Geli, Jordi Cruyff, Ivan Tómic, Hermes Desio, Martín Astudillo, Javi Moreno, Iván Alonso, Magno Mocelin y Pablo Gómez.
Aun así la épica hizo más interesante el duelo. En el minuto dieciséis, el Liverpool por medio de Steven Gerard tras un pase filtrado de Owen, ya ganaba 2-0. Aun así la sintonía del Deportivo Alavés era tan buena que recortó distancias, por momentos, con el primer gol para su casillero. Aun así el partido se fue al descanso con un resultado de 3-1. Visto desde fuera aquel resultado era más que positivo para los «reds». Dietmar Hamann centrocampista del conjunto inglés lo recordaba años después: «En la primera parte, las cosas no podrían haber sido mejores o más sencillas. Estábamos ganando por dos goles de diferencia. En las prórrogas hay que encontrar la manera de ganar los partidos”.
Tras la reanudación el Alavés se merendó en apenas tres minutos el logro de su adversario. Javi Moreno, en dos ocasiones, tiró por tierra todo el trabajo táctico de Houllier. Así que llegó el empate a tres. Aunque, como ya habíamos avisado, aquel partido tuvo de todo. Dio tiempo a que Robbie Fowler volviera a poner por delante a su equipo. En los últimos minutos de los noventa reglamentarios, Jordi Cruyff hijo del mítico talento holandés, mandó al equipo a la prórroga para alegría de toda su gente. Ya en la prolongación, el Alavés se quedó con dos jugadores menos por las dobles tarjetas amarillas a Magno y Karmona. La cara más cruel del fútbol siguió cebándose con la mala fortuna que Delfí Geli, mandó un despeje en su portería que sería el 5-4 definitivo. Un resultado que hizo al Liverpool campeón, aunque el Glorioso se fue de Dortmund con una muy buena imagen.
La desesperación se veía en las caras de cada uno de los jugadores albiazules. Abatidos en el césped, llorando de impotencia y pensando en la oportunidad que habían tenido de hacer historia. En esos momentos, esas lágrimas se fundieron con las de los aficionados alaveses que estaban en las gradas y con las de muchos telespectadores que se habían encariñado con el Glorioso, tras el juego exhibido a lo largo de toda su campaña.
De aquel equipo, Javi Moreno y Cosmin Contra, llamaron la atención de muchos equipos a nivel mundial, motivo que les hizo fichar por el AC Milan. Aquel hito significó un recuerdo para la posteridad en la historia del Alavés, que volvió a repetir de nuevo una clasificación al año siguiente en la 2003/04 para la Copa de la UEFA. Esta vez con menor fortuna siendo eliminado por el Beşiktaş JK en segunda ronda. Además de perder la categoría, descendiendo a segunda división, en una temporada desastrosa.
La conquista del trofeo para el Liverpool significó un trampolín para próximas ediciones en las que se clasificó para la UEFA Champions League en su nuevo formato. Hamann y Gerrard, campeones en 2001, formaron parte del equipo ganador en la 2004/05.
Álvaro Ramírez