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Bernd Schuster y Alemania, historia de un desencuentro

 

Bernd Schuster era uno de los mejores centrocampistas de su época, y con solamente 20 años ya se había convertido en un jugador clave para la selección alemana, que se proclamó campeona de la Eurocopa de Italia en 1980. Sus actuaciones en ese torneo le ayudaron a ganar el trofeo Balón de Plata, como segundo mejor jugador, por detrás de Karl-Heinz Rummenigge, quien ganó el Balón de Oro.

El ‘Ángel rubio’, como le apodaban, dirigía desde el mediocentro el juego de su equipo, organizaba, mandaba y ordenaba. Sus señas de identidad eran, sin duda, los precisos pases en largo y su inolvidable golpeo de balón. Comenzó su carrera como líbero, para al final acabar en el puesto de seis. Se formó en las categorías inferiores del Augsburgo, hasta que en 1978 dio el salto al fútbol profesional fichando por el Colonia, que le sirvió de trampolín para la selección alemana. «Debuté con la selección al final de la temporada 78-79, en un amistoso contra Irlanda en Dublín. Ganamos (1-3). Maier estaba todavía en la portería. Luego jugamos contra Islandia (1-3). Derwall era el seleccionador. Tenía 19 años y medio».

 

 

El fichaje por el FC Barcelona, el primer problema

Tras 14 años en Alemania, en 1980 su carrera como futbolista viraba hacia el oeste, el destino fue la Liga española. Por aquel entonces, en la República Federal de Alemania, no se veía con buenos ojos la fuga de talento a ligas extranjeras. «Cuanto me fui al Barcelona, en el 80, comenzaron a ponerme problemas para ir a la selección. No me miraban igual que antes. ¿Me decían qué por qué me tenía que ir al Barcelona, si en el Colonia tenía la felicidad eterna y habíamos ganado la Eurocopa?», recuerda el teutón.

Un caso muy similar fue el de Ulrich Stielike que también recibió desprecios y malas caras después de su fichaje por el Real Madrid. «En Alemania no vieron con buenos ojos que nos viniéramos a jugar a España. Cambió el trato en la selección», recuerda Uli. A pesar de ello, ambos jugadores siempre lo dieron todo por su selección antes de los primeros problemas, incluso poniendo en jaque a sus clubes.

 

 

«Al final de mi primera temporada en el Camp Nou, sería el mes de mayo del 81, me escapé, literalmente, de la disciplina del Barça para jugar un amistoso de la selección contra Brasil. Me apetecía jugar contra Sócrates, Zico, Junior, Toninho Cerezo… Como el partido no era oficial, en el club no me querían dejar ir, pero yo me fui de todas las maneras. Al haberme escapado, pensé que, para no empeorar las cosas, lo mejor era volver para jugar el partido de Copa que teníamos contra el Rayo (0-3), aunque fuera el encuentro de ida y el rival estuviera en Segunda. Después mi intención era regresar con la selección porque teníamos ya un partido oficial contra Noruega en Oslo para el que también estaba citado en un principio. No era cuestión tampoco de estropear mi posición con mi club, aunque no terminaba de entender que no me pudiera saltar el partido de Copa. Esa noche, en Stuttgart, después del partido contra Brasil, Hansi Muller dio una fiesta de cumpleaños en su casa y fui el único internacional que no fue. Me quedé en el hotel con mi mujer para madrugar y viajar a Madrid. A la mañana siguiente, cuando el empleado de la Federación alemana me dio los billetes, solo había un Fráncfort-Madrid, sin vuelta. Entonces me dijeron que no tenía que volver con la selección…».

 

 

La lesión que lo dejó fuera del Mundial

En 1982 Schuster se perdió el Mundial de España después de estar un año fuera de los terrenos de juego por culpa de una grave lesión provocada por una dura entrada de Andoni Goikoetxea (el mismo que rompió a Diego Armando Maradona), aunque el mismo jugador había renunciado provisionalmente a la selección. «Seguramente me habría replanteado jugar el Mundial de España si no me hubiese lesionado. Tuve un problema puntual con el seleccionador, pero nada tan grave como para que me cambiara la vida. Y más sabiendo que jugábamos en España. Con Stielike y yo, que jugábamos en la Liga, habríamos tenido el apoyo del público. Seguramente sí me lo habría replanteado».

 

 

El episodio Schumacher

El fútbol de la República Federal de Alemania vivía bajo los efectos del síndrome del Mundial de España, donde los teutones quedaron subcampeones del mundo, pero su prestigio desapareció. Tras aquella debacle, la Federación Alemana con Hermann Neuberger en el cargo de presidente, pensó que ya era el momento de traer a Schuster de vuelta, aunque aquella decisión contradecía la voluntad del seleccionador Jupp Derwall.

 

 

El 22 de septiembre de 1982, el seleccionador de fútbol de la República Federal de Alemania, declaró al periódico Bild Zeitung que el centrocampista del FC Barcelona, Bernd Schuster, «es tonto», y le acusó de chantajear a la selección. Schuster había declarado, un día antes al mismo periódico, que no jugaría en el equipo nacional si no lo hacía su amigo, el portero del Colonia, Schumacher. Schuster que nunca mantuvo buenas relaciones con Breitner y Rummenigge, tuvo en el guardameta a su mejor compañero.  A Schumacher le recibían en todos los campos con gritos a coro de «asesino», y le tiraban objetos por su falta criminal a Battiston. Schuster tomó partido a favor de Schumacher y dijo que, «ahora necesita el apoyo de la Federación y el seleccionador y yo no jugaré si Schumacher no figura en el equipo nacional. Si se meten con Schumacher, que no cuenten conmigo».

 

 

Derwall respondió a Schuster, «Bernd es tonto. ¿Desde cuándo hace él las alineaciones? Esto podría llamarse chantajear. Esto dificulta su vuelta a la selección». Además, Derwall se lamentaba de que el presidente de la Federación, pensase que ya era el momento de traer a Schuster de nuevo a la selección. «Yo no lo hubiese dicho». Finalmente, el jugador sí volvió a la selección alemana y disputó varios encuentros recuperando la confianza de la afición teutona y el respeto de sus compañeros, aunque otra inoportuna lesión lo alejó de la Eurocopa de 1984. «Volví a la selección después del Mundial 82, pero me perdí la Eurocopa por lesión. Me rompí un dedo en la última jornada de Liga en San Sebastián. Pura mala suerte. Con la escayola fui a ver ese partido contra España. Estaba sentado al lado de Beckenbauer».

 

 

El nacimiento de su hijo, el punto final con Alemania

En 1983, con solamente 23 años y 21 internacionalidades, Schuster rechazó la convocatoria para disputar un partido amistoso ante la selección de Albania debido al nacimiento de su hijo ese mismo día. Aquella decisión trajo cola, y es que desde entonces el que era uno de los futbolistas más destacados de la élite europea no volvió a participar con la selección alemana. La presión mediática y la polémica relación con la prensa y el cuerpo técnico alejaron definitivamente el jugador de la ‘Mannschaft’. De este modo, Schuster no participó en el Mundial de México de 1986 ni tampoco en el de Italia de 1990, edición de la que el combinado alemán se proclamaría campeón.

«De joven me pudo la cabezonería. No me di cuenta. Piensas que puedes con todo, ¡pero dejar un Mundial! Justamente, mi generación en Alemania, la de 1959-60, jugó dos finales y ganó una, la de 1990, a la Argentina de Maradona. Yo estaba en casa y decía: “lo que yo daría ahora para enfrentarme a mi amigo Diego dos veces seguidas, en 1986 y 1990”. Habría sido un sueño. Pero no reaccioné a tiempo. Es verdad que antes del Mundial 86, a última hora, existió una conversación para volver, pero ahí fue culpa mía. Me vi fuera. Pensé que llevaba dos años sin ir. Que ese ya no era mi equipo. Y me equivoqué. Ya no pensaba en la selección», rememora el exjugador.