Radomir Antić no fue solo el entrenador del doblete del Atlético de Madrid, fue mucho más, una auténtica figura e icono del fútbol que por una enfermedad nos dejó un 6 de abril de 2020 a los 71 años. El único entrenador que ejerció el puesto en los tres grandes de la liga española. Antes de toda su trayectoria por distintos banquillos de Europa, fue también jugador. Una vida ligada al fútbol digna de rememorar.
Radomir nació en un pequeño pueblo de Serbia llamado Zitiste, en 1948. Sus padres, de nacionalidad bosnia, se conocieron durante la Segunda Guerra Mundial, ya que ambos eran partisanos. Esto influenció mucho en la manera de pensar de Antić. En una entrevista llegó a decir: “En aquella época en mi casa siempre se hablaba de los sacrificios que se realizaron durante la guerra en defensa de unos valores y unas ideas. Valores, los del socialismo, que me siento muy orgulloso de haber recibido.” Unos valores que siempre defendió, incluso en el fútbol.
Desde muy pequeño le gustaron los deportes. Practicó, aparte del fútbol, boxeo, ajedrez y baloncesto. Le gustaba bastante este último, pero su altura le frenó a la hora de decantarse por hacerse profesional de la canasta, así que viró e inició la senda del balompié. En 1967 fichó por el Slobala de Uzice. No duró mucho, ya que el Partizan de Belgrado le ficharía por siete temporadas, hasta la 75-76. En la última de ellas se proclamó líder de la liga yugoslava de fútbol. Estando en el Partizan, en un verano, jugaron un partido de pretemporada contra el Valencia, en España. En aquel viaje se enamoró del país.
En la temporada 76-77, se marchó al Fenerbahçe turco, donde se proclamó campeón de liga. Bastantes equipos de Europa andaban ya detrás del jugador serbio.
En 1978, finalmente se fue a España. Se incorporó en las filas del Real Zaragoza. Debutó el 10 de septiembre ante el Celta de Vigo. Marcó el 2-1 dando el triunfo al equipo maño. Estuvo en la ciudad aragonesa durante dos temporadas, y en el año 1980 se marchó a tierras británicas. Fichó por el Luton Town en el cual estaría cuatro temporadas. Hizo historia al marcar el gol del ascenso a la máxima categoría en 1983. En este equipo se retiró como jugador.
Pero por lo que más se recuerda a Antić es por ser un gran estratega. Un año después de retirarse como jugador ya estaba en el banquillo del Partizan de Belgrado como entrenador. Sus dos primeras temporadas ganó el título de liga dos veces. Tras tres años en el club puso rumbo a España para dirigir al conjunto donde fue jugador. Estuvo dos temporadas en el Real Zaragoza. Sacó muy buenos resultados, lo que le hizo destacar como entrenador. En la primera de ellas, dejó al equipo en quinta posición y clasificado para la copa de la UEFA.
A mitad de la temporada 90-91 fichó por el todopoderoso Real Madrid para, nada más y nada menos, que sustituir a Di Stéfano en el banquillo. Quedó tercero esa temporada, pero a mitad de la siguiente fue destituido por “mal juego”, aunque era líder en la clasificación. Su próxima parada fue el Real Oviedo, club que dirigió durante dos temporadas.
En 1995, Jesús Gil, presidente del Club Atlético de Madrid, se puso en contacto con el técnico serbio. Este fue el momento culminante de su carrera, ser entrenador del Atlético. Se encontraba ante el reto más importante de su vida. Gil era el presidente que más preparadores había destituido. Antić, confiaba tanto en sí mismo y en sus conocimientos, que vio el reto como algo atractivo, como una apuesta personal. Llegó a decir que iba al conjunto colchonero porque era el reto más difícil, y que con él la racha de destituciones se iba a acabar. Tanto fue así, que rechazó una oferta del Valencia CF. El entonces presidente del club, Roig, llegó a declarar que Radomir fue el único técnico que le había “puesto los cuernos” en su vida.
Antic revolucionó al equipo del Manzanares. En un solo verano fichó a jugadores como Penev, Solozabal o al mismísimo Diego Pablo Simeone. Tenía una gran visión de juego. Formó un equipo en el que el jugador tenía un rol específico, y fichó acorde a ello. Se encaprichó de un jugador desconocido, un tal Milinko Pantić, que jugaba en la liga griega. Tal era su afán por tenerle entre sus filas que incluso se ofreció a ficharle con su propio dinero.
En esa temporada, la 95-96, es decir la del famoso doblete, todos los jugadores «rojiblancos» habían marcado excepto Molina, el portero. Trabajó el balón parado y lo convirtió en el arma más poderosa del Atlético. Más del 60% de los goles de esa temporada fueron anotados por estrategia. Un equipo organizado, formado y compacto que sabía muy bien a lo que jugaba. Un equipo arrasador, y por consecuente, ganador.
A su vez, Radomir, sabía que si no hacía piña en el vestuario, todo aprendizaje táctico no serviría para nada. Tenía que hacer un equipo, juntarles y que se conocieran. Por ello instauró unas reuniones todos los viernes, en las que el equipo tomaba cervezas y tortillas. Así mismo, de vez en cuando, iban a Boadilla a hacer barbacoas con Simeone. Se convirtieron en una gran familia «colchonera».
Permaneció en el club hasta 1998. Aunque en la temporada 99-00, volvió a coger las riendas del equipo para intentar salvarlo del descenso. Sin embargo, no lo consiguió. En la temporada siguiente sucedió algo parecido, pero con el Real Oviedo. Intentó salvarlo del descenso a segunda, pero tampoco lo consiguió. Sin embargo, en enero de 2003, sustituyó a Louis Van Gaal como entrenador del Fútbol Club Barcelona. Cogió al equipo de la ciudad Condal a tres puntos del descenso y lo dejó, a final de temporada, sexto en liga y clasificado para la Copa de la UEFA. Aparte de salvar al equipo, también se le recuerda en Can Barça, por adelantar la posición de Xavi Hernández a una más ofensiva. Así mismo descubrió al jugador que años más tarde daría el Mundial a España, Andrés Iniesta.
A mitad de la temporada 03-04, ficharía por el Celta de Vigo, que también estaba en puestos de descenso. Pero después de un par de semanas llevando al equipo, decidió dimitir. Tras esto, dejaría el fútbol una temporada. Pero la cabra tira al monte, y en 2008 cogió las riendas de la selección Serbia. En 2010 la clasificaría para el Mundial de Sudáfrica.
Se ha ido un grande de la historia del fútbol, un entrenador de categoría mundial. Todo lo que él decía, todas sus indicaciones eran tomadas como doctrina. Se ha ido un científico del balompié. Una leyenda de la historia del deporte rey, pero sobre todo del Atlético de Madrid. En el Metropolitano, como hacían en su querido Calderón, te seguirán cantando “Radomir, te quiero”.
Susana Sierra
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