Aílton Gonçalves da Silva, conocido como «Kugelblitz (relámpago redondo)» por los hinchas del Werder Bremen, fue una descarga brillante de fútbol que marcó una barbaridad de goles e iluminó las gradas del Weserstadion, convirtiéndose en el antihéroe brasileño.
Goleador de la Bundesliga 2003-2004 quedando en segunda posición de la Bota de Oro de aquella temporada (por detrás de Henry y por delante de Cissé, Shevchenko y Ronaldo), ganador del doblete con SV Werder Bremen y premiado como el mejor jugador de la temporada, Aílton aún hoy en día es recordado con cariño en Alemania.
«En Bremen tuve los momentos más felices de mi carrera», confesó posteriormente Aílton. Y no es para menos. Después de un inicio muy regular en 1998, en el que tan solo marcó dos goles en la Bundesliga, el club decidió apoyarle y mantenerlo en sus filas. Por él se habían pagado 5,2 millones de dólares, la cifra más alta desembolsada por los verdiblancos hasta el momento. Y la paciencia dio sus frutos. Desde la segunda temporada todo cambió.
Entre 1999 y 2003 marcó más de 40 goles. Su explosión definitiva se dio en la Bundesliga 2003/2004, al ser el máximo anotador con 28 goles, tres más que el holandés Roy Makaay. Su rendimiento fue impresionante, si tenemos en cuenta que esa cantidad de goles no había sido frecuente en la Bundesliga. Desde 1981 no se habían marcado 28 goles, cuando Karl-Heinz Rummenigge, actual vicepresidente del Bayern, anotó 29.
Sus carreras veloces pese a tener un físico pasado de kilos aún se recuerdan. Era totalmente imparable en los últimos metros, algo que le valió para inscribir su nombre junto al de otros grandes goleadores de la Bundesliga como el suizo Chapuisat, el peruano Claudio Pizarro y el brasileño Giovanne Elber. Todos ellos sobrepasaron los 100 goles.
Aílton debutó con 18 años en el Mogi Mirim (cuna también del gran Rivaldo, aunque jamás coincidieron juntos) y posteriormente se marchó al Ipiranga, luego tuvo un breve paso por Internacional de Portoalegre y después en el Santa Cruz y el Guaraní. En Campinas por fin brilló, y desde que se le bautizó como «bad boy» no paró de hacer goles y crecer. Tuvo el traspaso al RCD Mallorca español en su bolsillo, pero al final pagaron más los mexicanos de la Universidad de Nuevo León, los famosos Tigres. Máximo goleador de la Liga mexicana, llegó al Werder Bremen para jugar junto a Pizarro, sufrir mucho en el banquillo y por fin consolidarse.
Ante la imposibilidad de formar parte de la selección absoluta brasileña en 2004 se dejó querer por la Federación de Qatar y estuvo a punto de nacionalizarse para jugar las eliminatorias del Mundial de 2006. Por un lado las ganas de jugar una Copa del Mundo y por otro el millón de euros prometido por los qataríes convencieron a Aílton de la aventura, pero la FIFA tomó cartas en el asunto e impidió a cualquier nacionalizado sin el más mínimo vínculo familiar al país en cuestión poder defender los colores de una selección. Freno a los futbolistas mercenarios y con ello al Aílton qatarí.
En 2004, tras su mítico paso por el Werder Bremen donde disputó un total de 168 partidos y marcó 87 goles, siguió marcando goles en el Schalke 04 en Bundesliga y Champions, deleitándonos con sus arrancadas. Su casillero final ante de dar el salto al Beşiktaş fue de 29 partidos y 14 goles.
En Turquía solamente disputó 14 encuentros y anotó 5 goles, algo que como mínimo le sirvió para volver a la Bundesliga con el Hamburgo, aunque también consiguió números muy discretos, 13 partidos y 3 goles. A partir de allí su estrella se fue apagando en clubes como el Estrella Roja.
Posteriormente jugaría con el Grasshoppers, MSV Duisburg, Metalurh Donetsk, SCR Altach, Campinense, Chongqing Lifan, Uerdingen 05, Oberneuland, Rio Branco-SP y el club regional alemán de sexta división Hassia Bingen, donde colgó las botas al acabar la temporada 2012-2013. Su trayectoria se cerró con un total de 476 partidos y 205 goles.