En 1982 y con 15 años Kazu llegó a Brasil con 700 dólares en el bolsillo y una plaza en la academia juvenil del Juventus de São Paulo para proseguir con su formación como futbolista. La operación fue organizada por su padre, un gran amante del fútbol y de familia bienestante que veía en su hijo pequeño la posibilidad de conseguir el sueño que a él le fue negado, convertirse en futbolista profesional. Para ello le convenció para dejar su formación escolar y futbolística en el Shizuoka Gakuen High School (previo paso por el Jonai FC y Jonai Junior High School) para dar el salto al país que ha visto nacer a increíbles estrellas del balompié.
Los Miura eran una familia popular de futbolistas en Shizuoka, incluso su hermano mayor, Yasutoshi, también fue enviado al Santos de Brasil dos años después en busca de la profesionalización, algo que consiguió en 1992 en el Shimizu S-Pulse, coincidiendo con la inauguración de la J-League, la primera liga profesional japonesa. «Mi padre estuvo en México en 1970 para ver el Mundial», explicaba Miura en una entrevista para la BBC. «Mi padre era un gran amante del fútbol e incluso filmó los partidos de aquel Mundial con una cámara de vídeo de 8 mm. En aquella época jugaba Pelé, y yo crecí viendo el vídeo grabado por mi padre y soñando en llegar a ser futbolista profesional».
Los primeros meses de Kazu en Brasil se vieron arruinados por la nostalgia, la lejanía de su familia y amigos, además de vivir en alojamientos precarios junto a otros jóvenes como él que buscaban una oportunidad en el fútbol. «No entendía el idioma y las costumbres eran diferentes, así que naturalmente me sentí solo. Los primeros tres meses fueron muy duros». Pero aquel joven japonés en busca de un sueño estaba decidido a mejorar. Se esforzaba en las sesiones de entrenamiento, aprendió portugués e hizo sus primeras amistades. Tenía que triunfar en Brasil porque, en realidad, no había un plan B. Cuando se le pregunta si había pensado en una carrera profesional alternativa, en caso de que el fútbol no hubiera funcionado, hace una pausa. «No tengo ni idea. Todo lo que quería era ser un jugador de fútbol. Así que esta es la pregunta más difícil de responder».
Sus primeras actuaciones eran recibidas con burlas racistas, y su mal comienzo le llevó a ser transferido a un club más pequeño, el XV de Jaú, donde estuvo a punto de abandonar el fútbol debido a una gran desmotivación. Pero un penalti decisivo marcado en la final de un torneo de aficionados le devolvió la confianza en sí mismo, y su primera aparición televisiva en una televisión local brasileña le ayudó a llamar la atención del Santos FC.
Los Peixe lo tuvieron a prueba durante dos partidos antes de que el club lo descartara por no dar la talla. Tras incorporarse por un breve periodo de tiempo al Matsubara-PR (nombre inspirado por el político japonés Jin Matsubara), un equipo amateur de inmigrantes japoneses-brasileños, regresó al XV de Jaú. Y entonces llegó su otro gran momento, en un partido del campeonato estatal contra el Corinthians, Miura marcó de cabeza el gol de la victoria, que dio el triunfo al XV por 3-2. El Santos volvió a aparecer en su vida, aunque no como esperaba, ofreciéndole un contrato para vincularse al conjunto del mítico Pelé, pero con la condición de salir cedido a diversos equipos para seguir con su formación.
El primer destino en 1986 fue el Palmeiras. Kazu incluso llegaría a disputar algunos minutos con el primer equipo del Verdão en la Copa Kirim, celebrada en las ciudades de Fukuoka, Shizuoka y Kioto. Participó en las victorias contra el Werder Bremen (4-0), el equipo B de Argelia (4-2) y la propia selección de Japón (2-1). El Santos en busca de más minutos para su joven talento y un mayor nivel de exigencia, lo cedería de nuevo, esta vez al Clube de Regatas Brasil, donde conseguiría su primera nómina de profesional y los minutos necesarios para adaptarse a una exigencia mayor, la segunda división brasileña. Su debut tuvo lugar en el Estadio Rei Pelé el 10 de octubre de 1987, en el que el CRB derrotó por 1-0 al Central-PE con gol de Cicero, Kazu no marcó con la camiseta del CRB en partidos oficiales, solamente en partidos amistosos.
Su fantástico nivel en el CRB, con espectaculares regates y piruetas, le dio la oportunidad de dar el salto al Coritiba en 1988, donde llegaría a disputar 21 partidos con el primer equipo también en segunda división, y que le servirían para acabar de convencer a los técnicos del Santos que decidieron incorporarlo el siguiente año.
Y en 1990, tras un largo periodo alternando primer y segundo equipo, por fin conseguiría su sueño, un contrato profesional con el primer equipo del Santos.
De entre todas sus actuaciones destacaría su gol ante Palmeiras en un clásico del Campeonato Paulista Local jugado en Morumbi ante 24.768 espectadores, que el equipo blanquinegro ganó por 2-1 en 1990.
Tras 11 partidos con el conjunto donde nació Pelé como futbolista, y sin llegar a debutar en la Serie A brasileña, sería traspasado al Verdy Kawasaki en 1990 donde seguiría su carrera antes de convertirse en el primer jugador japonés en debutar en la Serie A con el Genoa la temporada 1994-1995.