Edson Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé, nació un 23 de octubre de 1940 en la localidad brasileña de Três Corações, en el estado de Minas Gerais. Fue bautizado en la parroquia, de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, y su primer sobrenombre fue Dico (hijo de guerrero). Fue el primogénito del matrimonio formado por María Celeste Arantes y João Ramos do Nascimento, también conocido como Dondinho.
Su primer sueño de infancia no fue ser futbolista, sino convertirse en piloto de avión, y para ello siempre contó con el apoyo de su madre. Pero el destino le tenía preparado otro futuro y sus preferencias cambiaron radicalmente cuando tuvo lugar un desafortunado incidente que acabó con un avión estrellado cerca de su casa. La muerte del piloto y los pasajeros, fue un impactante episodio para el pequeño, que cambió por completo su perspectiva.
Eran tiempos difíciles en Brasil, y en especial para su familia, golpeada por la extrema pobreza. Así que durante su infancia tuvo que aparcar sus sueños, dedicarse a estudiar y buscar trabajos (limpió zapatos y trabajó en una gasolinera) para ganar algún dinero extra para ayudar a la economía familiar.
El origen del sobrenombre más popular de la historia
Curiosamente, su nombre de pila fue un error cometido por la torpeza ortográfica del funcionario del registro de Três Corações, ya que la intención de su padre era llamarlo Edison, en honor a Thomas Alva Edison. Aquella elección estaba influenciada por el hecho de que el día que nació (23 de octubre de 1940) se instaló la luz eléctrica en su barrio.
Al pequeño Edson siempre le gustó jugar de portero y, cada vez que hacía una parada, se gritaba a sí mismo: “¡Segura, Bilé!” (“¡Agarra, Bilé!”), nombrando al portero del Vasco de São Lourenço-MG y amigo de su padre. Con 4 años, Edson no conseguía pronunciar correctamente aquel nombre y los amigos con los que jugaba por las calles de Bauru, en el interior de São Paulo, creían que decía algo parecido a “Pelé”. El apodo cuajó. “Yo hablaba siempre de Bilé. Con mi acento mineiro, cada vez que decía su nombre sonaba parecido a “Pelé”. Mis amigos comenzaron a llamarme así”.
Dondinho, padre y arquitecto de su carrera
João Ramos do Nascimento, Dondinho, empezó su carrera como delantero centro de la peor manera, con una grave lesión en los ligamentos de su rodilla el día de su debut, a consecuencia de un choque con el defensa Juvenal. Aquello le apartó del circuito profesional durante dos años, teniendo que fichar por el Atlético Três Corações en 1940, año en el que aprovechó para convertirse en padre.
En 1942 pudo dejar atrás aquel paréntesis, cuándo volvió a la máxima categoría con el Fluminense, club en el que vivió dos etapas, con una pausa de por medio tras su paso por el Vasco de São Lourenço-MG. Ya en 1946 puso rumbo al Bauru Atlético Clube para colgar las botas en 1952. La gran anécdota de su carrera fue que llegó a anotar cinco goles de cabeza en un solo partido. 883 goles en 775 partidos a lo largo de su trayectoria fue su balance final.
Precisamente en Bauru, y durante aquellos 4 años previos a la celebración del Mundial de Brasil de 1950, fue cuándo el joven Pelé se empezó a tomar en serio los entrenamientos con su progenitor. Pero el momento que realmente cambiaría por completo su vida tuvo lugar tras la derrota de Brasil ante Uruguay en la finalíssima, el famoso Maracanazo. “No te preocupes, papá, yo ganaré un Mundial”, le prometió ese día a su padre, abrazándole para calmar su sollozo.
Es así como Pelé, con 10 años, decidió tomar la iniciativa y unirse al Ameriquinha, club creado por un vendedor ambulante llamado Zé Leite. Tras reclutar a sus amigos del barrio, ganaron el Campeonato Infantil de Bauru de 1952, y los mejores del equipo fueron incorporados a las divisiones inferiores del Bauru Atlético Clube, también conocido como Baquinho, equipo donde su padre también cerro su carrera aquel mismo año.
“Aprendí de niño, con mi padre Dondinho, que el fútbol es un instrumento para el bien. Me enseñó esa lección cuando me vio regatear a un rival más débil sin ninguna necesidad y me pidió que respetara siempre a mis rivales. Me lo tomé para toda la vida, utilizando siempre mi talento para el amor y la paz”, escribió Pelé en su Twitter el 19 de octubre de 2020.
De Bauru rumbo al Peixe
Pelé se formó en el Bauru bajo la disciplina del entrenador Waldermar de Brito, internacional con Brasil en el Mundial de 1934, quien le ayudó a perfeccionar su estilo de juego. El pequeño astro brasileño tenía como referentes a su ídolo Zizinho y era hincha del Vasco da Gama, que contaba por aquel entonces con la generación conocida como «El Expreso de la Victoria». “La mayoría de mis amigos y los amigos de mi padre eran todos de Corinthians o del Bauru. Y yo no sé por qué salí de Vasco da Gama, me empezó a gustar y me hice seguidor. No fui, soy vascaiano. Por si no se acuerdan, soy de Vasco”.
También fue gracias a Brito que el pequeño llegó a convencer a su madre para dejar su trabajo en la fábrica de zapatos e ir a probar para acceder a las categorías inferiores del Santos de São Paulo. Sus registros en las categorías inferiores del Bauru eran demoledoras, 148 goles en 33 partidos, y 3 títulos de liga consecutivos.
Como todos sabemos, el astro brasileño consiguió su objetivo y acabó militando en el Peixe desde 1956 a 1974. La única condición que se le impuso desde el club fue que mejorara urgentemente su complexión física, por lo que le asignaron una dieta y entrenamiento para tener el físico necesario para debutar algún día en la máxima categoría. “Él se va a quedar en la pensión de Vila Belmiro. Por favor, cuídenlo bien”. La voz triste de Dondinho era una súplica amistosa mientras sujetaba al flacucho Pelé de los hombros, temblando, y lo dejaba en el vestuario del Santos, donde futbolistas consagrados como Pepe, Pagao, Zito o Formiga, todos campeones paulistas ese año, encabezaban el plantel dirigido por Luís Alonso Pérez, también conocido como Lula, quien de inmediato sumó al muchacho de 15 años a las prácticas con los adultos.
El propio Pelé relataría décadas más tarde que “Vasconcelos, el capitán del equipo, tenía un corazón tan grande como su corpachón de ropero. Me rodeó los hombros con un brazo y le dijo a mi padre que se quedara tranquilo, porque estaría en buenas manos”. En ese momento, Dondinho y Waldemar de Brito le dijeron adiós. El niño se estaba convirtiendo en hombre y ya caminaba solo. “Por mucho que me gustaba la idea de entrenar con el Santos, hubiera pagado en ese mismo momento por volver a Bauru con mi padre. Nos abrazamos con fuerza y a duras penas pude contener las lágrimas al verlo partir, porque no quería que el resto de mis nuevos compañeros me viera llorar”, recuerda Pelé, quien había firmado un contrato por 6 cruzeiros, de los cuales usaba 4 en sus gastos personales y enviaba 2 a su madre.
Los primeros meses en el Santos fueron duros. El técnico Lula se preocupó de hacerle ganar algunos kilos y trabajó en su capacidad aeróbica, mientras los mayores lo mandaban a comprar y lo apodaban “gasolina”, porque cada encargo lo acompañaban con un “¡ve rápido, no ahorres gasolina!”. Los diarios paulistas, sin embargo, hablaban ya de ese niño prodigio que sorprendía en los entrenamientos. Y es que, al contrario de lo que pueda parecer, su camino a la cima no fue siempre exitoso. Tras ser eliminado en un torneo sub-16 de São Paulo, donde falló un penalti, decidió dejar el fútbol. Algo que el Santos no le permitió por contrato, y Pelé se vio obligado a seguir con su formación. Aquella temporada en el juvenil del Santos marcó 13 goles en 8 partidos.
Su esperada oportunidad con el primer equipo finalmente llegó el 7 de septiembre de 1956 en un amistoso ante el Corinthians de Santo André. Aunque su debut oficial tuvo lugar en un encuentro del Torneo Río-São Paulo ante el Esporte Clube Cubatão, disputado el 26 de abril de 1957, en el que el Santos se impuso 3-1 con gol de nuestro protagonista.
El Santos fue campeón del torneo, donde Pelé hizo cinco goles, únicamente superado por Waldo Machado (13), José Altafini Mazzola (7) y José Lázaro Pinga (6). En el Campeonato Paulista de ese año, el Santos terminó subcampeón tras perder un crucial encuentro el 17 de noviembre ante el São Paulo por 6-2 con una actuación magistral de la estrella del Soberano: Zizinho. Pelé logró el título de máximo goleador del campeonato de ese año con 36 tantos. Finalizó su primera temporada completa como profesional con un total de 41 goles en 38 partidos.