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«El Mono» Montoya en Club Atlético Boca Juniors

 

El colombiano, de ascendencia argentina, Carlos Fernando Navarro «El Mono» Montoya llegó al Club Atlético Boca Juniors con el encargo de reemplazar a Hugo Gatti. Desde 1988 a 1996, disputaría 396 partidos, conquistando el Torneo Apertura de 1992, una Supercopa Sudamericana, una Recopa Sudamericana, una Copa Máster y una Copa de Oro, convirtiéndose así en leyenda del club xeneize y en el quinto jugador con más partidos disputados en Boca Juniors.

«Siempre fui hincha de Boca, y no es camelo. De pibe seguía al Boca de Curioni, Potente, el Picky Ferrero, Rogel, atajaba el Loco Sánchez. Yo nací para jugar en Boca, y se me hizo». En el club xeneize hizo famosa una llamativa camiseta en la que se le podía ver a él conduciendo un camión, que se acabó convirtiendo en parte de su identidad como portero. Otro de sus símbolos inseparables fue lucir un número 1 bastante extraño, gordo, de forma irregular y bien grande. Presente en la espalda, en el pecho y en el pantalón.

 

 

Su debut en Boca fue 18 de septiembre de 1988 ante River Plate, al que su equipo venció por 2-0 manteniendo su portería a 0. «Tuve un cuerpo técnico que se la jugó, porque no era fácil sacar a Gatti por un pibe recién llegado de 22 años y unos compañeros que me ayudaron y por eso pude hacer la historia que hice en el club Mi objetivo no era hacer olvidar a Gatti porque era mi ídolo, pero también que no se olvidaran de mí cuando me fuera de Boca El xeneize es el fiel ejemplo de que, muchas veces en el fútbol, para ganar no alcanza con ser el mejor y sin ser el mejor y con otras virtudes puedes llegar al éxito».

En 1989 gano la Supercopa Sudamericana frente a Independiente siendo figura en la serie de penales. En 1990 ganó la Recopa Sudamericana, derrotando a Atlético Nacional de Colombia.

En 1991 se convirtió en el protagonista de un partido de máxima tensión en la Copa Libertadores ante el Colo-Colo chileno, recordado como «La batalla de Santiago«. El portero perdió los nervios y golpeó a un cámara, tras ello un perro policía le mordió, y para más cachondeo la prensa chilena galardonó al animal con el premio de «El perro más famoso de Chile». Fue en aquella época cuando también vivió su gran rivalidad con el portero José Luis Chilavert, famoso entre otras cosas por lanzar faltas y penaltis, el paraguayo llegó a marcarle algún gol a Carlos Fernando.

 

 

En 1992 ganó la Copa Máster de Supercopa, venciendo en la final a Cruzeiro de Brasil. «Boca juega todos los domingos una final. Me doy cuenta ahora, desde adentro, y ato cabos recordando mi época en Vélez. Cuando nos tocaba jugar contra Boca, toda esa semana previa era muy especial. No digo que se entrenaba mejor, pero se esperaba el partido con mucha expectativa. Para triunfar en Vélez o en cualquier club chico hay que fijarse metas personales. No existe la exigencia de un Boca o de un River, entonces el jugador termina achanchado. Yo creo que la mejor prueba de lo que digo es Vélez, hace veinte años que no sale campeón, y no pasa nada…», aseguraba en una entrevista con El Gráfico en 1988.

 

 

En 1996, la inconfundible imagen personal del portero comenzó a enfrontar contratiempos de lo que años sería considerado el fútbol moderno. Mientras el club xeneize continuaba su relación con Olan, el Mono se mostraba con una camiseta de la firma danesa Hummel. Unas semanas más tarde, Olan pasó a ser Topper y entonces el colombiano comenzó a usar una camiseta verde, sin marca aparente, pero con el 1 de siempre.

 

 

Ya para octubre de ese año, Nike comenzó su relación comercial con Boca Juniors, y la marca norteamericana puso punto final a la libertad creativa del guardameta. A pesar de ello, el colombiano hizo coser el logo de Nike a su camiseta verde. Nike insistió, nada de diseños caseros, ni números fuera de lo normal. «El Mono» finalmente tuvo que rendirse y aceptar el la indumentaria blanca con el impersonal número 1 de fábrica, en el debut de la empresa yanqui, con empate 0 a 0 ante Racing, por la Supercopa.

También le tocaría usar el uniforme negro, que mantenía el «template» de la camiseta: la franja amarilla y las polémicas líneas blancas criticadas por Maradona.