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La historia de la marca deportiva Meyba

 

La relación de marca deportiva Meyba con los mejores años del «Dream Team» del FC Barcelona de Johan Cruyff es una verdadera historia de amor que aún perdura hoy día. Pero su influencia fue mucho más allá de la ciudad de Barcelona, donde también vistió al RCD Espanyol, y fue el patrocinador técnico de infinidad de clubes de LaLiga e incluso de clubes de fuera de España.

Repasamos el pasado, presente y renacimiento de esta mítica marca que sigue robando el corazón a los más nostálgicos y nos ilusiona con su gran vuelta a la actualidad.

 

 

Meyba, año cero

Para entender mejor la historia del origen de la marca deportiva Meyba nos tenemos que remontar a un cálido día de verano barcelonés de los años 40, cuando los jóvenes emprendedores Joaquim Mestre (publicista), y Josep Ballbé (modista) disfrutaban de un agradable baño en una piscina municipal cerca de su casa. Tras una pequeña tertulia sobre el “discutible” aspecto de los bañistas allí presentes, llegaron a la misma conclusión: alguien debía poner fin al mal gusto predominante. Había llegado la hora de revolucionar la moda del bañador para mujer y hombre.

 

 

Fruto de esa agradable jornada de Sol y relax, y de filosofación estética, nacería Mestre y Ballbé S.A. para poner solución de una vez por todas al look de las y los bañistas. Su primer cuartel general se erigiría en la ciudad de Terrassa, y desde allí se gestionaría la expansión de la nueva marca, primero en Cataluña, y después en el resto del Estado español. Nacía así la marca “Meyba” surgida del ingenio que les llevó a unir las primeras sílabas de sus apellidos.

 

 

Su primer gran éxito fue casi inmediato. Una innovadora línea de bañadores ganaría gran popularidad en muy poco tiempo en la Ciudad Condal, en especial entre los habituales bañistas de la playa de la Barceloneta, hasta el punto que la población barcelonesa se refería a los bañadores como “los Meyba”. Un curioso efecto social que se extendería al resto del país tras la posterior expansión de la marca y su línea de productos a finales de los años 50.

En gran medida, este “boom” mediático se explica gracias a la agresiva-innovadora forma de entender la publicidad en los medios de comunicación de Joaquim Mestre, entremezclando conceptos que actualmente serían políticamente incorrectos, y que evidentemente en plena época franquista fueron cuando menos polémicos. El objetivo final no era otro que llamar la atención de posibles compradores mediante la provocación transgresora, con un estilo humorístico que cubriera con tupido velo la sensualidad pícara con la que se intentaba seducirles.

 

 

La campaña de publicidad de Meyba llegó a las calles, hogares, negocios y medios de comunicación en todo tipo de soportes y formatos: folletos, catálogos, material de punto de venta, etiquetas, anuncios en prensa, anuncios de sus anuncios… Y su código ético fue evolucionando y adaptándose para cada audiencia, pero siempre teniendo como máxima que su receptor se sintiera provocado de algún modo u otro.

Aunque el concepto del marketing por aquel entonces en España era relativamente nuevo y se encontraba en continua evolución, Joaquim Mestre lo dominaba a la perfección. Sin duda un reconocido pionero del uso de técnicas y estudios motivacionales en sus campañas, que lo llevaron a fundar el Club de Marketing de Barcelona, el primero creado en España.

 

 

Una de sus campañas de publicidad más recordadas en soporte de papel (prensa y folleto publicitario) fue la que protagonizó la reina del destape Roswicha Bertasha Smid Honczar, más conocida como Nadiuska, en 1976, con Franco recién muerto. “Siempre he sostenido la idea de que no había nada más imperfecto que un hombre en calzoncillos (Verdad, ¿señoras?). Sin embargo, un hombre en traje de baño puede ser el más bello de los animales.

Cuando Meyba me ofreció unos calzoncillos y unas cuantas pesetas por dar públicamente mi opinión sobre los mismos, vi que podía aceptar honestamente el encargo. Por primera vez he tenido en mis manos unos calzoncillos concebidos como un bañador, hechos por la marca que vende más bañadores, y con los que el hombre se ve tan elegante, tan atlético y hasta más expresivo que si llevara un bañador. Creo que los hombres deberían vestir por dentro, siempre slips Meyba, por si acaso” así rezaba el texto firmado por Nadiuska.

 

 

FC Barcelona, el primer gran cliente

La incursión de Meyba en el panorama de la ropa deportiva para clubes de fútbol fue realmente meritoria, y más teniendo en cuenta la convulsa situación del mercado de aquel entonces. En España el monopolio de la confección de prendas deportivas para la práctica del fútbol había recaído durante los últimos veinte años en la firma catalana Mont-halt, y a finales de los años setenta varias eran las compañías nacionales y extranjeras que competían por hacerse un hueco. Adidas, Bukta, AMB, Le Coq Sportif, Umbro, Puma o Kappa eran algunas de las grandes marcas que copaban ligas extranjeras, mientras que Kelme, Joma, y más adelante la propia catalana Massana, competían en territorio español.

 

 

La popularidad de Meyba en el mundo del fútbol se inició durante la temporada 1981-1982, la primera en la que los clubes españoles empezaron a mostrar la marca de los fabricantes de sus equipaciones en su ropa de juego como “patrocinadores técnicos”, algo que en otros deportes o en el resto de Europa ya se daba desde hacía años. Fue un cambio progresivo, hasta llegar a la totalidad/normalidad a finales de los 80, cuando ya la mayoría de los clubes profesionales del fútbol español profesional lucían no solamente marcas deportivas, sino también patrocinadores.

 

 

Su primer gran cliente fue ni más ni menos que el FC Barcelona, que vio grandes cambios a nivel textil reflejados en su equipación, en especial en la confección de las prendas: tejidos, colores y medidas de los patrones, que hasta aquel entonces se habían mantenido inalterables, temporada tras temporada. El cambio hacia la modernidad estaba sucediendo.

 

 

Meyba tomó el relevo de la marca Mont-halt para la temporada 1979-1980, firma propiedad de la familia del entonces presidente del FC Barcelona, Agustí Montal Costa (Barcelona, 1934-2017), empresario del sector del textil que dirigió los destinos del Barça entre 1969 y 1977. Su padre, Agustí Montal Galobart, también había presidido el Barça anteriormente (1946-1952). Tal fue la influencia de la firma catalana Mont-halt en la España de los años sesenta y setenta, que vestía con sus camisetas de algodón a prácticamente la totalidad de equipos españoles.

 

 

A los tres años de la llegada de Meyba al Camp Nou también llegaría el gran cambio en las equipaciones alternativas. La camiseta de color blanco sería totalmente descartada para esta nueva etapa. La última vez que el club blaugrana la usó fue un 7 de marzo de 1979 en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Recopa. Un color que hoy en día sería impensable introducir en Can Barça, y que de bien seguro provocaría problemas graves a la directiva que fuera capaz de proponerlo, al igual que ya pasó en la época de Josep Lluís Núñez como presidente, cuando se introdujeron por primera vez, durante la 1992-1993, las franjas blancas en el primer uniforme blaugrana diseñado por Kappa.

Más allá de las polémicas y malentendidos, el motivo por el cual hasta aquel momento se había usado camisetas blancas mayoritariamente como segundo uniforme, sin olvidar la introducción de las amarillas a cargo de Mont-halt al final de su etapa en el FC Barcelona, era porque permitían diferenciar mejor a los equipos en las retransmisiones televisivas de la época.

 

 

Con el diseño a cargo de Meyba, y la televisión a color, esa temporada no solamente se cambió el blanco de la camiseta de la segunda equipación, sino que el FC Barcelona tuvo por primera vez en su historia tercera y cuarta equipación. En ella lució por fin el logotipo de la marca de Joaquim Mestre y Josep Ballbé en el pecho, tras firmar su contrato como nuevo patrocinador técnico.

 

 

Meyba no solo tuvo su irrupción futbolera en la capital catalana con el Barça, sino que también llegó al RCD Espanyol, primero como proveedor, y después como patrocinador técnico. Un largo etcétera de clubes catalanes y españoles se sumaron, como el FC Andorra, UE Lleida, Real Betis, Racing de Santander, Rayo Vallecano, SD Eibar, Atlético de Madrid, UD Melilla, CA Osasuna, CF Cádiz, Real Murcia, Real Oviedo, Real Valladolid, Deportivo Alavés, CE Sabadell, UE Figueres, SD Huesca, Gimnàstic de Tarragona, UD Alzira, Real Celta de Vigo, Granada CF, Recreativo de Huelva, Linares CF o CD Eldense; y de selecciones como la catalana o la andaluza.

Su punto débil y que posteriormente le pasaría factura en el ámbito empresarial fue su tímida internacionalización, prácticamente anecdótica y puntual, ya que solo llegaría más allá de la liga española de forma testimonial en clubes como el KS Besëlidhja Lezhë de Albania, el Porto de Portugal y el Club Cerro Porteño de Paraguay.

 

 

La triste caída

Los primeros problemas de solvencia aparecieron en 1982, concretamente un 28 de julio, cuando el Atlético de Madrid requirió judicialmente a la Distribuidora Deportivas S.A., empresa que gestionaba la marca por aquel entonces, “por incumplimiento reiterado de pago” de su patrocinio técnico. En concreto, según fuentes rojiblancas, dicha firma llegó a adeudar al Atlético la cantidad exacta de 9.038.847 millones de pesetas.

 

 

El Atlético firmó un contrato con la citada empresa el 15 de febrero de 1980, en virtud del cual el club vestiría las prendas deportivas de esta marca, que pagaría doce millones y medio en plazos semestrales. Al mismo tiempo se estableció una cláusula por la que el Atlético colocaría en los carteles y anuncios oficiales de sus partidos publicidad de la firma, que se hacía cargo del 40 % del coste. Por este último concepto, el Atlético no percibió ninguna cantidad, así como tampoco los últimos dos millones y medio de pesetas correspondientes al último plazo vencido en aquel entonces.

 

 

Aunque finalmente el litigio terminó en un acto de conciliación y la posterior firma del Atlético de Madrid con Puma, fue el preludio del gran golpe mortal, el fin de la relación comercial con el FC Barcelona al finalizar la temporada 1991-1992. El nuevo campeón de Europa era seducido por la marca italiana Kappa.

Dos años después de decir adiós al club que le abrió las puertas a la fama y el mundo del fútbol, Meyba cayó en concurso de acreedores, y en 1997 se vio obligada a cerrar definitivamente con una gran deuda a la que no pudo hacer frente.

Aunque posteriormente obtuvo una segunda oportunidad después de ser adquirida por el Grupo Pulligan del también catalán Joan Canals, volvió por segunda vez a un concurso de acreedores, hasta que fue posteriormente adquirida por Igualadina de Marcas, junto al resto de marcas del Grupo Pulligan. El fin de la caída y el inicio de algo nuevo estaba cerca…

 

 

El soñado renacimiento

En 2013, cuándo Meyba ya había quedado prácticamente en el olvido, la empresa neerlandesa Premium Inc., famosa por su capacidad de resucitar grandes marcas llenas de nostalgia: Goliath (criquet), Robey (tenis y fútbol) o Cruyff, se comprometió a reactivarla de una vez por todas para devolverla a la escena nacional e internacional. Aunque esta recuperación hasta día de hoy ha ido paso a paso, lo ha hecho con pase firme y perseverancia. Y con un pequeño handicap en el camino, ya que Premium Inc. no es propietaria de todas las divisiones de la marca, aunque esto solo le afecta en la fabricación de bañadores, porque Meyba Naval, la marca específica de trajes de baño (con un logotipo diferente), está en manos de Igualadina de Marcas (Imar) desde que el grupo empresarial adquirió las marcas del antiguo grupo Pulligan, que había comprado solo la línea de bañadores a Mestre y Ballbé en 1997.

Imar controla la marca con una licencia, y Premium Inc. ha comprado la enseña. Esto significa que cuando caduque la licencia, la empresa holandesa también podrá, si quiere, fabricar bañadores. Aunque Premium Inc., pensó en un primer momento crear más bien una línea de ropa de calle, de estilo retro, también ha lanzado al mercado diversas reediciones especiales de las camisetas históricas de clubes como el Valladolid, Betis, Cádiz, Atlético de Madrid o el propio FC Barcelona, eso sí, sin sus respectivos escudos.

 

 

La temporada 2020-2021 supuso el regreso oficial de Meyba al patrocinio técnico de clubes de fútbol, concretamente en el FC Twente de la Eredevisie, primera división holandesa. El primer eslabón de un retorno deseado, esperado y por encima de todo soñado.

 

 

Agradecimientos a mws.laliga, fcbmatchworn_1899 y Meyba (en especial Neal Heard).