spot_img

La humillación de Gatti y el nacimiento del grito «¡Maradó, Maradó!»

 

Caliente noviembre argentino del año 1980, Boca Juniors se enfrenta a Argentinos Juniors en la cancha de Vélez en la Copa de Buenos Aires. Los «Bichos Colorados» se aferran al talento de su joven estrella internacional, Diego Armando Maradona, de apenas 20 años, centro de todas las miradas… y también de los ataques verbales de los rivales.

Antes del partido Hugo Orlando Gatti, conocido como el «Loco», intenta desestabilizar al astro argentino con unas declaraciones en el diario argentino La Razón, en las que asegura que a Maradona «lo están inflando los periodistas y acabará convirtiéndose en un gordito». Diego respondió inmediatamente: «más que un problema de locura es un problema de celos. Para mí era un gran arquero, pero ya no es nadie, le hacen goles estúpidos. Se mete conmigo por envidia. Le voy a meter cuatro.»

El partido prometía. Domingo 9 de noviembre de 1980, antes del inicio Gatti se acerca a Maradona a intentar aclarar sus declaraciones, y Diego las acepta e incluso se hace una foto con él. La venganza posterior de D10s sería desproporcionada en forma de goleada.

 

 

La ira de D10s

Tras un centro de rabona de Diego, que se estrelló en el brazo de un defensor y que el árbitro cobró como penalti, el astro argentino lanza suave a la derecha de Gatti, que se vence al lado contrario. Primer gol.

Una falta lateral que Ruggeri le hizo al propio Maradona y que este saca rápido se convierte en el origen del segundo. La mala colocación de Gatti y el guante de el ‘Pelusa’ hicieron el resto. Segundo gol.

Pasculli tira un centro desde la izquierda al borde del área, Diego la baja en carrera con el pecho, se abre un poco a la derecha y aprovecha el bote del balón para superar por arriba a Gatti con un toque muy sutil pero efectivo. Tercer gol.

Dos minutos después, tras una gran pared de Diego con Pasculli, Abel Alves de Boca provoca la falta al borde del área. El lanzamiento, prácticamente en la línea del área, fue ejecutado con fuerza y precisión al palo que defendía Gatti, que nada pudo hacer ante un golpeo tan exhuberante. Cuarto gol.

Marcador final de 5-3 a favor de Argentinos Juniors, con ovación «xeneize» a Maradona al final del encuentro y el nacimiento del grito «Maradó, Maradó», curiosamente entonado por ambas aficiones, el preludio de una gran historia.