El estadio Giuseppe Meazza del barrio de San Siro de Milán, ha sido durante años sinónimo de pura pasión por el calcio, pero el fútbol moderno, y el afán imparable de enriquecimiento de los actuales propietarios extranjeros de los dos clubes más importantes de Milán: FC Internazionale y AC Milan, hizo peligrar hasta el pasado 9 de agosto de 2023 su integridad.
Por suerte la demolición del estadio no será posible, como así certificó la Comisión Regional del Patrimonio Cultural de Lombardía, que cambió radicalmente de opinión.
La historia de un estadio que ha sido sede de Eurocopas, Mundiales y finales de Copas de Europa
«Nuovo Stadium Calcistico San Siro«, así se llamaba el estadio que hoy en día conocemos como Giuseppe Meazza (oficialmente) o San Siro (popularmente y antes del año 1980), y que fue inaugurado el 19 de septiembre de 1926 con un derbi amistoso que enfrentó a rossoneri y los nerazzurri, con un 6-3 favorable al Inter.
Con el paso del tiempo el estadio se remodeló y su capacidad se incrementará hasta los 80.018, pero el gran cambio llegó la temporada 1947 a 1948, cuando se acordó que San Siro también sería la casa del Inter de Milán, en un acto de hermandad entre ambos clubes que aún perdura hoy en día.
El 3 de marzo de 1980 cambió su nombre para siempre, y fue rebautizado con el nombre de una leyenda del calcio, Giuseppe Meazza, un futbolista que marcó época en Italia y que defendió los colores de ambos clubes de la capital milanesa con diferente suerte. La mejor trayectoria de clubes de esta superestrella fue con el Inter de Milán, con el que marcó 31 goles durante su primera campaña en la Serie A (récord para un jugador de primer año en Italia que aún no ha sido superado). Con el Inter ganó 3 ligas (1930, 1938 y 1940), la Coppa Italia (1939) y fue máximo goleador en tres campeonatos (1930, 1936 y 1938). En contraposición su paso por el AC Milan fue mucho más discreto y corto, defendió los colores rossoneri solamente la temporada 1941-1942, marcando 9 goles en 37 partidos y sin lograr ningún título.
Giuseppe Meazza también tuvo el honor de haber sido bicampeón del mundo (Italia 1934 y Francia 1938), además de ser recordado para protagonizar una de las acciones con más picaresca de la historia de los Mundiales, concretamente en el Velódromo de Brasil, marcando un gol penalti en el minuto 60 cuando el portero Walter Goulart se estaba re colocando el pantalón corto que le estaba cayendo.
El estadio San Siro desde 1926 ha acogido numerosas citas de máxima relevancia, y se convirtió en su en los dos Mundiales en que Italia fue la selección anfitriona. En 1934, tres partidos (primera ronda, cuartos y semifinales), mientras que en 1990 albergó cuatro partidos de la fase de grupos, uno de octavos de final y otro de cuartos.
Durante la Eurocopa de 1980, la selección española jugó dos partidos del grupo B frente a la azzurra y ante Bélgica, el primero con empate a cero y el segundo con derrota por 2-1.
También ha sido la sede de cuatro finales de la Copa de Europa, la última la que el Real Madrid empató a uno ante el Atlético de Madrid y venció en la tanda de penaltis. En 1965, el Inter de Milán ganó en su estadio su primera Copa de Europa ante el Benfica, y en 1970 el Feyenoord ganó el Celtic por 2-1. El Valencia en 2001, al igual que el Atlético, también experimentó el sabor amargo de la derrota en una final de Champions en el feudo lombardo al perder en los penaltis contra el Bayern de Múnich.