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Elías Figueroa, «El impasable de Valparaiso»

 

Elías Figueroa fue sin ninguna duda uno de los mejores defensas centrales del mundo a mediados de la década de los años 70, siendo elegido Jugador Sudamericano del Año hasta tres veces consecutivas entre 1974 y 1976.

 

 

Una auténtica pesadilla para los depredadores del área que lo enfrentaron, un líbero culto, con estilo, buena técnica con el balón y una inusual inclinación por el juego limpio: solamente fue expulsado en una ocasión durante sus 18 años de carrera. Su calidad humana también era considerable. Era un líder natural al que se le otorgó la capitanía de todos los clubes en los que jugó y que acumuló un sinfín de premios individuales por su constante excelencia. A día de hoy se le considera el mejor futbolista extranjero que ha jugado tanto en Uruguay como en Brasil.

 

 

Una gran carrera deportiva

Nacido cerca de la ciudad portuaria de Valparaíso el 25 de octubre 1946, Figueroa empezó a jugar al fútbol desde pequeño, aunque tuvo problemas de corazón y respiratorios que durante un tiempo le impidieron realizar cualquier actividad física. Luego además le diagnosticaron poliomielitis y de nuevo tuvo que aprender a caminar. Sin embargo, todos estos reveses le hicieron más fuerte para el futuro.

 

 

Su primer equipo fue el Alto Florida de Quilpue con 8 años y con 14 se marchó al Deportivo Liceo donde solo estuvo unos meses. La razón fue que su padre le consiguió una prueba con el Santiago Wanderers que superó sin problemas. Fue en esa etapa cuando a los 17 años fue convocado por la selección juvenil chilena. En el Wanderers el puesto de titular en la zaga lo ocupaba Raúl Sánchez y se tuvo que marchar cedido al Unión La Calera para disfrutar de minutos. En el cuadro cementero rindió de manera excelente y Wanderers le reclamó para el curso de 1965. A partir de ese momento explotó todas sus condiciones para convertirse en uno de los mejores defensas de la Liga de su país y recibir la llamada del equipo nacional a sus 19 años.

 

 

En el Mundial de 1966 fue observado por numerosos ojeadores y un año después tras el Campeonato Sudamericano acepta una propuesta del Peñarol de Uruguay. Con los carboneros pronto saborea las mieles del éxito e inaugura su palmarés de títulos. Peñarol consigue de forma consecutiva el Campeonato doméstico en 1967 y 1968 y además conquista el Torneo de Honor, el Torneo Cuadrangular, la Supercopa de Campeones Intercontinentales después de arrasar a Racing Club en el Centenario y la Copa Montevideo de 1971 por delante de Nacional.

 

 

Los manyas con Milans y Máspoli en el banquillo, disfrutan de una plantilla fabulosa donde además de Figueroa se encuentran futbolistas como Mazurkiewicz, Pablo Forlán, Cortez, Rocha, Joya o Spencer. Su único lunar en las filas aurinegras fue no conseguir levantar la Libertadores en 1970, cuando llegaron a la final, pero fueron doblegados por el Estudiantes de Bilardo, Solari o Verón por 1-0.

 

 

A finales de 1971 los problemas económicos del conjunto charrúa le obligan a tomar la decisión de buscar otro camino en su carrera. No le faltan propuestas, pero las dos que más le atrajeron fueron las del Real Madrid e Internacional de Porto Alegre. Después de meditarlo decidió rechazar la del club blanco y tomó un avión para irse a jugar a Brasil, donde pronto impuso su carácter y se convirtió en uno de los líderes tanto dentro del terreno de juego como fuera. Compartió vestuario con Caperggiani, Valdomiro Vaz Franco, Falcao o el arquero Manga y los éxitos llegaron en forma de trofeos prestigiosos. Allí ganó sucesivos títulos uruguayos en 1967, 1968 y 1969 y fue elegido mejor jugador de la liga en los dos primeros años.

 

 

El éxito fue aún mayor cuando se trasladó al Internacional de Porto Alegre brasileño en 1972. En 1975 y 1976, condujo a su nuevo equipo a la conquista de cinco títulos regionales y dos títulos nacionales, y en la primera de esas finales, con un gol de cabeza contra el Cruzeiro, embelleció aún más su creciente reputación. Después de una década en el extranjero, en 1976 Figueroa quiso volver a Chile con su mujer y sus dos hijos y firmó un contrato con el Palestino de Santiago. Su influencia ayudó a su nuevo club a ganar la copa nacional en 1977 y el título al año siguiente. Fiel a su reputación, Figueroa fue elegido el mejor jugador de la liga en esas dos temporadas.

 

 

Después de tres años en Palestino, el líbero pasó un breve período en la NASL con el Fort Lauderdale Strikers donde compartiría campeonato con Johan Cruyff, Beckenbauer, Gerd Müller o Teófilo Cubillas, coincidiendo con estos dos últimos en su club. Poco después fichó por el Colo Colo chileno donde terminaría su carrera tras disputar 17 encuentros.

 

 

Anunció su retirada meses después de la Copa del Mundo de 1982, celebrada en España, donde se convirtió en el primer futbolista abuelo contemporáneo en jugar una fase final de un Mundial. Entre las muchas distinciones que ha recibido a lo largo de su vida destacan la de mejor defensa del Mundial 1974, futbolista del año en Sudamérica en 1974, 1975, 1976, mejor jugador del Campeonato Uruguayo en tres ocasiones, la Bola de Ouro de la revista Placar en 1976, miembro del FIFA 100, mejor futbolista chileno para la IFFHS o emblema de Club de Deportes Santiago Wanderers.