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Deportes Concepción en la Copa Libertadores de 1991

 

El Deportes Concepción SADP se radica en la ciudad de Concepción de la Región del Biobío y actualmente se encuentra en la Segunda División Profesional de Chile. Lejos queda su gran gesta de clasificarse para la Copa Libertadores de 1991 ante todo pronóstico, sin duda un hito que los aficionados del «Conce» nunca van a olvidar.

Este club chileno fundado el 15 de abril de 1966 ejerce de local regularmente en el Estadio Municipal Alcaldesa Ester Roa Rebolledo, recinto ubicado en la misma ciudad, y que posee una capacidad aproximada de 33 000 espectadores. Su fundación tuvo lugar el 25 de enero de 1966, como resultado de la fusión de varios clubes de fútbol de la ciudad de Concepción (Galvarino, Liverpool, Juvenil Unido y Santa Fe), que, renunciando a un brillante y largo historial deportivo, se fusionaron para hacer realidad el ambicioso proyecto de tener un equipo representativo de la cuenca del Biobío en el concierto futbolístico chileno.​

 

 

A estos clubes se les sumó el apoyo deportivo y financiero del prestigioso Lord Cochrane, club desde el primer día, e incluso antes, durante un fallido intento en 1965, se comprometió con la idea de incorporar un nuevo club al fútbol rentado.​ El club nació como Deportes Concepción Unido, y fue aceptado en la Segunda División el 15 de abril de 1966, fecha que sería adoptada erróneamente como aniversario, confundiéndose con una inexistente formación de un primer directorio. La denominación de «Unido» se quitó del nombre del equipo en 2 de marzo de 1968.

 

 

El camino de la fe

Gracias al explosivo aporte goleador de Juan Carlos Almada y después de cinco participaciones en Liguilla Pre-Libertadores, Deportes Concepción logra clasificar al minitorneo de 1990 como ganador de uno de los «tramos» en que se dividió el campeonato de ese año. La liguilla se disputó íntegramente en Santiago, y el equipo fue dirigido en la ocasión por Luis Vera, que había reemplazado al renunciado Fernando Cavalleri.

Luego de una categórica derrota por 0-4 ante Universidad Católica en la primera jornada doble, los lilas se recuperan derrotando por 3-0 a O’Higgins y 2-0 a Unión Española. El último partido del minitorneo, que se disputaba en el Estadio Nacional entre Universidad Católica y O’Higgins, era el decisivo en determinar quién sería el acompañante de Colo-Colo en la Copa Libertadores de América. El empate final 2-2 terminó clasificando sorpresivamente a Deportes Concepción, que accedió, de esta forma, a su primer torneo internacional. El triunfo en la liguilla significó que los lilas, en lo formal, se titularan subcampeones chilenos de la temporada 1990, y acompañaran a Colo-Colo en la Copa Libertadores de América de 1991.

Ya en el torneo continental, el equipo logra acceder a segunda fase, merced a sus triunfos como local sobre Liga de Quito (3-0) y Barcelona S.C. (1-0), ambos equipos ecuatorianos y dos empates: uno, como local, ante el que sería campeón del torneo, su compatriota Colo-Colo (0-0) y otro, como visita, frente a Barcelona S.C. (2-2). En la segunda ronda, los lilas enfrentaron al América de Cali en un Estadio Municipal de Concepción sumido en una espesa niebla, cayendo derrotados por 3-0. En la revancha, jugando en San Cristóbal, Venezuela, conquistan un empate 3-3, que de todas formas los deja fuera de competencia.

La base de aquel equipo la conformaron jugadores históricos como los mencionados Juan Carlos Almada, Miguel Ardiman, Marcelo Miranda y Nicolás Villamil, más el aporte de Héctor Adomaitis, Héctor Correa, Danilo Figueroa, Óscar Lee Chong, Héctor «Tito» Francino, José Perez, Luis Carrasco, Oscar «Negro» Lepe, Juan Cruz entre otros.

“Fue todo tan nuevo para ese grupo. Eliminamos al subcampeón de América, dimos pelea con Colo Colo que fue campeón ese año y nos eliminó el América de Cali, que era la mitad de la selección de Colombia. En la Copa América después estaban los mismos que nos ganaron a nosotros”, recuerda Óscar Lepe, una de las estrellas de Deportes Concepción que en 1991 jugó su primera Copa Libertadores y llegó a octavos de final.

 

 

El “Negro”, que defendió 6 años al “León” como volante, aún recuerda que “clasificamos a pura pelea en la liguilla del año anterior, donde nadie nos daba muchas posibilidades. Fue con Luis Vera de técnico y después llegó Siviero, que era un caballero. Nada que decir. Y le gustaba el fútbol directo, igual que a nosotros. Éramos de pegarle para arriba y teníamos a (José) Pérez y Almada que te aguantaban todo y hacían la pausa para que llegáramos. Cruz y yo éramos más de meter, no tan pulcros. Óscar Lee Chong era el más ‘10‘, pero no teníamos uno clásico.

 

 

Adomaitis llegó ese año y lo suyo era lo físico. Teníamos un tremendo equipo, pero más directo que vistoso. Se mantuvo una base del año anterior y llegaron un par y los extranjeros”. También destaca el orden defensivo. “El ‘Negro’ Correa era un jugadorazo y hacía goles. Miranda tenía mucha llegada y Ardiman era impasable. Jugaba de lateral y tenía una velocidad que nadie se lo llevaba mano a mano. Miranda se fue a Cobreloa, Ardiman a Católica. Enfrentamos a delanteros de categoría mundial y nunca nos achicamos. Cuando llegábamos a otro país, nadie sabía quién era Concepción, si era del norte o del sur. Se conocía solo a Colo Colo, Católica y Cobreloa. Ni la ‘U’ era conocida”, repasa el mediocampista.

 

 

Debutaron empatando con Colo Colo 0-0 en Collao, con el penal que Villamil le tapó a Pizarro, luego derrotaron a Barcelona 1-0 en casa con tanto de Almada. “Era extraordinario. Defendiendo, aguantando. Le podíamos tirar cualquier cosa”. Luego empataron 2-2 en Guayaquil, perdieron 4-0 en Quito y 2-0 a manos de Colo Colo. Todo se puso cuesta arriba, pero lograron el boleto a octavos goleando 3-0 a Liga. Los goles fueron de Correa, Adomaitis y Pérez.

“Era un grupo magnífico, lo pasábamos bien juntos. No había celulares ni tanta prensa encima. Hacíamos hartas tonteras. También estaba Villamil que siempre fue bien loco. Se mandaba sus errores también, pero siempre fue de acercarse y disculparse. Conmigo, por ejemplo. Nos eliminó un América de lujo (6-3 global), en ese partido con neblina donde no se veía nada, con De Ávila, Rincón y Bermúdez en cancha. Es un orgullo y la gente lo recuerda. Te lo hacen sentir”, concluyó.

 

 


Manuel Palacios