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Andrea Silenzi, el primer italiano en la Premier League

 

Andrea Silenzi, la temporada 1995-1996, se convirtió en el primer futbolista italiano en disputar la Premier League, y lo hizo con la camiseta del Nottingham Forest FC. Este exinternacional azzurro llegó 5 años antes a Inglaterra que sus compatriotas Paolo Di Canio, Benito Carbone, Gianfranco Zola, Fabrizio Ravanelli y Gianluca Vialli.

Preseleccionado en la lista mundialista para el Mundial de Estados Unidos, excompañero de Maradona en el Napoli y máximo goleador de la Serie B 1989-1990, fue el pionero italiano en la Premier League.

 



 

Una historia de ascenso que parecía imparable

Nació en Roma en 1966, pero creció en la costa del Lacio, incluso futbolísticamente. Sí, porque «Pennellone», apodado así por su imponente tamaño, dio sus primeros pasos en los polvorientos campos de los suburbios italianos.

Sus goles a raudales en la Prima Categoria con el Pescatori Ostia, llamaron la atención del AS Lodigiani para la temporada 1984-1985, un club escaparate capaz de promocionar a varios ases a la élite del calcio, e incluso de vestirse con la primera equipación de Inglaterra para la temporada 1983-1984 (como segundo uniforme y con el escudo del Scudetto italiano cosido sobre el escudo de Inglaterra).

 

 

El considerado históricamente como tercer equipo de la capital italiana (hasta su disolución en 2004), a las órdenes del entrenador Guido Attardi, ascendió sin problemas a la Serie C2. En el Flaminio hubo diversión y Silenzi, en la temporada 1986-87, despegó, marcando 18 goles en la liga D. Con la camiseta rojiblanca también brillaron otros artistas del calcio que seguirían abriéndose camino. Recordemos, por ejemplo, a los centrocampistas Fabrizio Fioretti y Giuseppe Ferazzoli, ambos fichados más tarde por el Piacenza. Por no hablar de un tal Francesco Totti, que jugó en sus categorías inferiores hasta los 13 años.

 

 

Andrea Silenzi se convirtió en el nombre más codiciado del mercado estival de la tercera liga nacional. Primero fue el Arezzo, donde, sin embargo, Andrea no logró hacerse un nombre, y luego el Reggiana. La temporada 1988-1989 el equipo granata de Giuseppe Marchioro voló a la Serie B, ganando la A con nueve goles de «Pennellone», y otros cinco en la Coppa Italia, ante un estadio Giglio exultante. Los emilianos también repitieron a lo grande la siguiente temporada. Un meritorio séptimo puesto y un juego excelso que potenció la capacidad goleadora de Silenzi, permitieron que este acabara como máximo artillero de la Serie B 1989-1990.

 

 

El Nápoles se hizo con sus servicios por 7.000.000 liras, cuándo aún el astro argentino Diego Armando Maradona formaba parte de su plantilla. Debutó el 1 de septiembre con la victoria en la Supercoppa Italia, aportando dos de los cinco goles que marcó el club napolitano a la Juventus.

 



 

Tras dos años en Nápoles, en los que se lesionó en diversas ocasiones, se marchó al Torino FC, el cual disponía de mucho dinero para gastar tras el traspaso récord de Gianluigi Lentini (13.000.000 de libras) al AC Milan.

 

 

En su primera temporada en el club, contribuyó a la victoria en la Coppa Italia, con dos goles contra la AS Roma en la final. En su segunda etapa, se convirtió en uno de los máximos goleadores de la Serie A: solo Zola y Giuseppe Signori superaron sus 17 dianas, con las que igualó el récord de Roberto Baggio.

Su buen momento de forma con el Torino FC le llevó a ser convocado el 16 de febrero de 1994, en un partido ante Francia disputado en el Estadio San Paolo de Nápoles, cuando Arrigo Sacchi preparaba el equipo para el Mundial de Estados Unidos 1994. Aunque Silenzi no acudió a la cita mundialista, el hecho de que estuviera en entre los preseleccionados fue un gran indicador de lo apreciado que estaba a mediados de la década.

Y, aunque su última temporada en Turín también se vio perturbada por las lesiones, su fichaje por el Nottingham Forest se consideró, no obstante, un golpe de efecto.

 



 

El primer italiano en la Premier League

El verano de 1995, todo era color de rosa para el Nottingham Forest. La temporada anterior había terminado tercero, el mejor del resto después de la carrera por el título entre el Blackburn y el Manchester United, con una media de 22.000 espectadores y clasificado para la Copa de la UEFA, una competición muy respetada por aquel entonces.

Sin embargo, las proezas de Stan Collymore durante la temporada anterior, con 22 goles en liga, hicieron que el Liverpool desembolsara la cifra récord de 8,4 millones de libras por sus servicios, y Frank Clark necesitaba un sustituto para la delantera. Su decisión de recurrir a Italia resultó ser un grave error.

 

 

El «récord» de 24 goles en 82 partidos bastó para que el Forest se decidiera a fichar a Andrea Silenzi. Su temporada anterior fue la mejor de su carrera, ya que formó una letal pareja de ataque con un joven Benito Carbone y anotó 17 goles. Su decisión de abandonar Italia para jugar en la Premier League se consideró un cambio radical en el mercado inglés. Incluso Silvio Berlusconi, ex Primer Ministro italiano y entonces propietario del AC Milan, se sintió obligado a opinar sobre el traspaso: «Con la debilidad de la lira, los equipos extranjeros pueden comprar a nuestros mejores jugadores. Debemos ponernos de acuerdo con los clubes alemanes, franceses e ingleses».

 

 

El entonces entrenador Frank Clark vio en este jugador de 29 años algo más que un rematador de ocasiones. El italiano, de 1,90 metros, se esperaba que aportara calidad en el juego de contención y habilidad en el juego aéreo a la delantera. «No hay muchos jugadores más fuertes en la Premiership que Andrea», afirmaba Clark. «Ves la potencia de sus piernas y sabes que dará la talla. Creo que marcará goles, aunque también puede liderar la línea».

La idea era que Silenzi llegara al final de los centros de Steve Stone e Ian Woan, y así enlazara bien con el delantero holandés Bryan Roy. Ninguna de las dos cosas ocurrió, y el discurso esperanzador de Clark sobre las cualidades de Silenzi nunca se materializó. El primer italiano de la Premier League daba la talla, con su enorme corpulencia, su pelo largo y su aspecto despreocupado, pero no era eficaz. Peor aún que su falta de efectividad era su falta de entusiasmo.

 

 

El Nottingham Forest pagaba a Silenzi 30.000 libras al mes, una pequeña fortuna por aquel entonces, y no demostró merecerlas. La capacidad goleadora que había demostrado en las dos primeras divisiones del fútbol italiano no se vio por ninguna parte en Inglaterra: en su única temporada en el City Ground solamente marcó dos goles, ambos en competiciones de copa contra rivales de ligas inferiores. Además, el líder de línea que había insinuado Clark estaba ausente: el jugador frustraba a compañeros y aficionados con un toque perennemente pobre.

Cabe señalar que a mediados de los 90 los clubes no disponían de tanta información sobre los jugadores como ahora. Hoy en día, cualquiera con el acceso adecuado puede ver partidos y ojear a individuos que juegan al fútbol en todo el planeta, pero Silenzi se trasladó a Inglaterra en una época en la que el arte del ojeo era puramente convencional. Como consecuencia, la reputación del jugador como número 9 italiano de alto nivel hizo que las expectativas fueran extremadamente altas, y él fue incapaz de estar a la altura.

 

 

Otro factor al que quizás no se dio la importancia debida en su momento fueron las diferencias culturales y tácticas entre ambos países. Se suponía que Silenzi sería capaz de marcar en Inglaterra con la misma regularidad que en Italia, pero no se tenía en cuenta su estilo de juego y su personalidad.

Pasó apuros desde el primer día y perdió su puesto en favor de Jason Lee. Pronto fue cedido al Venezia italiano, e incluso se negó a regresar cuando fue llamado por el nuevo técnico Dave Bassett. En total, Silenzi disputó 20 partidos (7 como titular) en el Forest, nunca marcó en liga y solamente vio puerta en dos ocasiones, una en la Copa de la FA contra el Oxford y otra en la Copa de la Liga contra el Bradford.

 



 

Bassett supuestamente rompió su contrato y le costó al club 2,75 millones de libras entre su traspaso, salarios y primas. Aquella temporada, el Forest terminó en un decepcionante noveno puesto y continuaría descendiendo hasta el descenso de 1999.

Silenzi regresó a su país poco después, a su antiguo club, el Reggiana, y jugó en la Serie A hasta 2000 con el Torino. Se retiró en 2001 a la edad de 35 años en el Ravenna de la Serie B, con el que disputó tan solo 7 encuentros sin ver portería en ninguna ocasión.