El «Topo Gigio» de Juan Román Riquelme a Mauricio Macri fue uno de los mayores desafíos de un futbolista a su presidente sobre un terreno de juego. Pese al paso del tiempo el odio entre Juan Román Riquelme y Mauricio Macri sigue latente.
En 2001, el último 10 de la Bombonera, quería un reconocimiento económico más importante por sus logros obtenidos, ya que Boca había ganado tres torneos locales, dos Copas Libertadores y la Intercontinental ante el Real Madrid, donde el futbolista brilló siempre con la pelota entre sus pies. El entorno del «torero», aseguraba que ganaba de prima lo mismo que un juvenil del plantel profesional. Por su parte, Macri, argumentaba que el contrato firmado ya había sido acordado por ambas partes y no ameritaba modificaciones.
Toda aquella tensión explotó la mítica noche del 8 de abril de 2001, en un Boca-River por el torneo local. La cita era en La Bombonera y Carlos Bianchi dirigía a los xeneizes, mientras que Rubén Gallego al «Millonario». Boca aplastó por 3-0 a River, y todos los goles fueron convertidos en el segundo tiempo.
En el segundo, marcado a los 72′ de juego, Clemente Rodríguez cayó en el área tras la falta de Franco Constanzo, provocando que la decisión del árbitro fuera señalar penal. Riquelme se tomó su tiempo antes de la ejecución: manos a la cintura y concentración. Mauricio Macri, sufría en uno de los palcos presidenciales y miraba atentamente qué iba a hacer Riquelme. El futbolista cruzó el remate, lo atajó el guardameta, y en el rebote la metió el propio Román, mientras el presidente Macri se agarraba la cabeza y tiraba una sonrisa liberadora por el grito de gol.
Desafiante, en rebeldía y polémico, Riquelme planificó cada paso de ese festejo. Corrió hasta la mitad de la cancha, detuvo furiosamente su marcha, puso sus dos manos detrás de sus orejas y se mantuvo inmóvil en esa posición escuchando el alarido de la multitud. Su mirada desafiante apuntaba a un sector estratégico; el palco oficial, donde a excepción de Mauricio Macri, presidente del club en ese momento, estaba gran parte de la comisión directiva. Tras ser preguntado por su afrenta a Macri, el jugador bromeó, «el festejo es para mi hija porque le encanta el Topo Gigio».
Los 26 millones de dólares que el Barcelona pagó por su ficha, récord hasta ese momento para el fútbol argentino, más la decisión de Macri de anunciar un techo salarial inamovible para el plantel, aceleraron la salida del ídolo de Boca.