Albeiro «El Palomo» Usuriaga, tras su fichaje por el CD Málaga, se convirtió en el primer jugador colombiano en disputar la liga española. El espigado delantero llegó el marzo de 1990 como recién campeón de la Copa Libertadores con el Atlético Nacional de Pacho Maturana, y siendo una de las estrellas del clasificatorio para el Mundial de Italia (marcando un gol clave en la repesca ante Israel).
Tras el asesinato del árbitro Álvaro Ortega en 1989, el campeonato colombiano se suspendió y no se reinició durante los primeros meses de 1990. Los malacitanos se lanzaron a por su fichaje adelantándose a otros clubes españoles como el CD Logroñés, con la esperanza de evitar el descenso a la Segunda División A, algo que no terminó sucediendo. El “Palomo” aprovechó la oferta que le hizo el club español al América, dueño de sus derechos deportivos, y se dispuso a viajar rumbo a España.
Por aquel entonces, Francisco Maturana ya había declarado que no lo llevaría al Mundial de Italia 1990, después de una gira de la Tricolor por Estados Unidos en febrero. Justo en esos partidos fue cuando Juanito, mítico jugador del Real Madrid y en ese momento secretario técnico del CD Málaga, lo vio y lo recomendó. Antonio Fernández Benítez era el técnico y el colombiano llegaba para las últimas 7 fechas donde el equipo luchaba por no descender. Su debut se dio el 1 de abril en la victoria 1-0 sobre el Real Oviedo y el “Palomo” tuvo una gran actuación.
De ahí en adelante el Málaga ganó un partido, empato 2 y perdió 2. En la última jornada recibía al CD Tenerife en un partido sin mayor trascendencia, pues los “boquerones” ya estaban sentenciados a la Promoción sin importar el resultado. Los locales empezaron ganando con gol de Paquito y a los 70 minutos anotó Usuriaga. El colombiano hizo una jugada colectiva con su compañero de ataque, entró con dificultad en el área y mientras se caía alcanzó a definir por debajo del cuerpo de Eduardo Belza.
Málaga fue su única estación fuera de América, y se le recuerda jugando al balón con los niños del barrio de Martiricos tras el entrenamiento y los compañeros de entonces (Chano, Boquerón Esteban, Villa, Jaro…) hablan de su bonhomía y por su galantería. Juan Carlos Añón, miembro del cuerpo técnico del CD Málaga y compañero en la temporada 1989-90 del colombiano Albeiro «Palomo» Usuriaga, recuerda que «era muy peculiar en su forma de ser, comunicarse, vestir y de jugar. Era elegante en el correr, en la conducción del balón y en la frenada era imprevisible, por lo que desequilibraba al contrario. No era muy goleador, pero en su juego destacaba por la velocidad, el desborde y el regate, que le gustaba mucho a la gente. Usuriaga llegó al Málaga a mitad de la temporada como refuerzo junto con el brasileño Charles. El año de su llegada no fue bueno y el club finalizó en Segunda, aunque Usuriaga continuó una temporada más y volvimos a perder en la promoción con el Cádiz, lo que fue el detonante de que el club no subsistiera y se fuera a la ruina».
En total fueron 17 partidos jugados, seis en Primera y nueve en Segunda División A, compartiendo vestuario con jugadores como el delantero Paquito, los defensas Clemente Villarde, Miguel Angel Ruiz y Chano o los centrocampistas Esteban Vigo y el camerunés Cyrill Makanaky. Hay que remarcar que para competir en la categoría de plata del fútbol español, el Málaga incorporó al segundo internacional colombiano, Miguel ‘Niche’ Guerrero, para facilitar la adaptación de Usuriaga, algo que no se dio, ya que tras la debacle del no ascenso a Primera División, la temporada 1990-1991, el jugador colombiano se autodespidió del Málaga para volver al América de Cali.
Usuariaga faltó a tres entrenamientos sin causa justificada y al reunirse con el presidente y el entrenador ratificó que no aceptaba las condiciones de disciplina y de rendimiento que se le pedían para continuar en el equipo. «El Palomo» creó el problema, pero también dio la solución, así que el Málaga solo pudo abrirle la puerta que se fuera. Al final de cuentas tan solo fueron cuatro goles en 2 temporadas, un pobre bagaje teniendo en cuenta las expectativas que se generaron con su fichaje.