El exinternacional uruguayo Nico Olivera no solo es recordado por ser el Balón de Oro de la Copa Mundial Sub-20 y el jugador más destacado de la Copa Libertadores de 2014 con el club de su vida, sino también por sus goles y celebraciones mostrando camisetas de Bob Marley. Este exmediapunta con gran técnica, era un auténtico seguidor y promotor del movimiento rastafari en el mundo del fútbol, al igual que lo fue el portero francés Bernard Lama.
«Estaba con un amigo e íbamos a lugares a escuchar reggae. En ese entonces, no solo escuchaba a Bob Marley, también a Los Pericos o UB 40. Después me prestaron un disco de Legend de Bob Marley. Y ahí empecé a ver lo que era la cultura rastafari, cómo Marley había influido en la gente, sus canciones, sus letras. Obviamente, hay muchas cosas que no comparto, como tener muchos hijos con diferentes mujeres, no comer carne o no tomar alcohol, pero sí el legado que dejó su música. También creció sin un padre. Era un militar inglés, era blanco, creció con su madre y sus hermanos. Su música fue el vehículo, su forma de poder crecer, de hacer dinero, de hacerse conocido, de interpretar sus letras y darle un mensaje a la gente, cosa que después hizo. Fue una persona muy influyente en todo el mundo y por eso me fue gustando y lo fui siguiendo».
Nicolás Olivera, conocido como «Nico» en el mundo futbolístico, nació en Montevideo y se formó en las categorías inferiores del Defensor Sporting Club de su ciudad natal. Debutó en primera división a los 17 años de edad, el 6 de diciembre de 1995 en el estadio Centenario en la Liguilla Pre-Libertadores de América, en un encuentro disputado frente al equipo de Porongos de Flores, ingresando en sustitución de Jorge Orosmán Da Silva. Dos años después fue elegido mejor jugador del Mundial juvenil de 1997, y aquel verano el Valencia de Jorge Valdano decidió apostar fuerte por él incorporándolo a su plantilla. Sin embargo, el fulgurante despido de Valdano y la contratación de Claudio Ranieri, con un gusto futbolístico radicalmente opuesto, cortó sus opciones. Esa temporada tan solo jugó dos partidos de Liga y uno de Copa, además de los dos correspondientes a la Copa Generalitat y los dos del Naranja.
La temporada 1998-1999 consiguió disputar 15 partidos, marcando 3 goles, números insuficientes y que le llevaron a fichar por el Sevilla FC, en Segunda División A, durante el mercado de invierno. Aquella fue una de sus mejores etapas. Marcos Alonso había prometido devolver al Sevilla a Primera y para ello solicitó al entonces presidente, Rafael Carrión, que buscara dinero donde no lo había para reforzar la plantilla. Dicho y hecho. De una tacada, Marcos y su amigo e intermediario Francisco Casal se trajeron a seis futbolistas de Uruguay en una operación relámpago que el actual vicepresidente económico del Sevilla, Augusto Lahore, calificó de desastrosa para su club. En diciembre se produjo el desembarco de Tabaré Silva, Inti Podestá, Marcelo Zalayeta, Marcelo Otero y Gerardo Rabaida.
Confeso seguidor de la filosofía reggae, dedicó en Sevilla sus goles a su máximo profeta, el malogrado cantante Bob Marley, cuyo rostro lleva tatuado en un brazo y cuya imagen adorna las camisetas que vestía debajo de la equipación. «Fue como una inspiración para mí. En todos los partidos necesitaba de cierta armonía y escuchaba a Marley. A tal punto que cuando estaba en Sevilla, antes del calentamiento me ponían su música. Incluso hicieron una bandera gigante, que de los lados estaban los colores de Sevilla y en el frente los colores rastas y la cara de Bob Marley. Fue increíble. Ese día se me puso la piel de gallina porque la gente sintiese esa armonía conmigo y me hiciera esa representación. En mi primer viaje con la selección a Cancún en 1995 me compré una remera toda negra, con un niño rasta moreno y con los colores rojo, amarillo y negro y jugaba con ella abajo en todos los partidos y cuando hacía un gol, la mostraba y bailaba, en símbolo de admiración a Marley y de paz», recuerda Nico Olivera.
Posteriormente a su etapa del club de El Nervión recaló en el Valladolid, Córdoba, Albacete, Necaxa, Atlas, Puebla, América y Correcaminos de la UAT. En su club de origen disfrutó de 5 etapas diferentes, entre 1995 y 2016, convirtiéndose en uno de los máximos ídolos de la afición. En sus 192 partidos jugados por Defensor Sporting marcó 61 goles. El primero se lo convirtió al Liverpool Fútbol Club el 30 de junio de 1996 en el Estadio Belvedere en encuentro correspondiente a la octava fecha del Torneo Apertura. Con la Selección de fútbol de Uruguay, disputó 28 partidos internacionales, anotando 8 goles.