«La Parada del Siglo» de Gordon Banks, en el Mundial de México de 1970, fue perfectamente explicada por Pelé, “yo marqué el gol, pero Gordon Banks lo paró”. Aquel mítico partido fue disputado un 7 de junio en el Estadio Jalisco de Guadalajara, bajo un sol justiciero, entre las selecciones de Inglaterra y Brasil.
Banks es considerado el mejor guardameta de la historia de la selección de Inglaterra, con la que levantó el Mundial de 1966. Además fue nombrado durante seis años seguidos mejor portero del mundo por parte de la FIFA en una época en la que competía con otro de los mejores guardametas de la historia, el ruso Lev Yashin. Pero si es cierto que en el ámbito de clubes no brilló, su mayor logro fue la conquista de la Copa de la Liga en 1972 con el Stoke, su tercer club tras el Chesterfield y el Leicester. Banks disputó 628 partidos durante una carrera de 15 años en Inglaterra, y además probó fortuna en el incipiente ‘soccer’ estadounidense, con el Fort Lauderdale Strikers, y jugó su último encuentro con el St Patrick’s, de Irlanda del Norte.
Gordon Banks siempre será recordado por la espectacular mano que sacó a testarazo de Pelé en aquel duelo entre Inglaterra y Brasil en el Mundial del 70. Un cabezazo picado del astro a centro de Jarzinho fue repelido por el héroe inglés con una soberbia estirada. «Cuando vi a Jairzinho levantar la pelota, supe que se me venía una jugada clara de gol. Me posicioné pensando que el balón iría hacia el punto de penalti, pero el centro fue más a la derecha, como si fuera a una cita con Pelé, que parecía suspendido en el aire”, relató Banks.
Al término del partido, que la canarinha ganó gracias a un gol de Jairzinho, Pelé declaró desconsolado: “Yo marqué el gol, pero Gordon Banks lo paró”. La acción ha sobrevivido como la mejor parada de la historia, por el rechace en sí mismo y por quiénes lo protagonizaron; el mejor jugador y el portero que entonces defendía el título de campeón del mundo.
Una semana después de desesperar a Pelé, su ausencia en el encuentro de los cuartos de final de México’70, por unos problemas estomacales, dio a la Alemania de un jovencísimo Franz Beckenbauer la posibilidad de vengar la derrota en la final mundialista de cuatro años antes (3-2).
El secreto de sus guantes
Uno de los secretos de Gordon estaba en sus guantes. Durante la preparación en México para el Mundial de 1970, advirtió que los porteros mexicanos y sudamericanos utilizaban guantes de mayor talla, con una cubierta de goma agujereada en las palmas y dedos. Así ganaban control del balón, por el mayor agarre, y reducían el impacto gracias a los hoyuelos, que añadían amortiguación. Aquello sorprendió y mucho a un portero que acostumbraba a usar guantes de jardinería que ‘tuneaba’ ¡al pegarles los chicles que masticaba!