La idea de los organizadores era crear una edición más «iberoamericana», y no solo se pensó en invitar a España, sino también a Portugal. Con la idea de incluir a España surgió «Pepe» el torito mascota de la Copa.
El presidente de la Federación Española, Ángel María Villar, se convirtió en el más firme defensor de la participación del equipo nacional en la Copa América hasta el punto de que estaba dispuesto a que la selección que participase en este torneo con dos o tres jugadores por equipo. El seleccionador español, Javier Clemente, por su parte, también era partidario de la presencia del equipo nacional en esta competición. «Puede ser un buen banco de pruebas para la Eurocopa 96», razonó Clemente.
Finalmente, la Federación Española de Fútbol anunció el 20 de septiembre de 1994 su renuncia. Fuentes federativas expusieron como causas principales de la renuncia el apretado calendario de la Liga española y las eliminatorias de la Eurocopa de Inglaterra 96. La mayoría de los clubes españoles se mostraron reticentes a dicha participación (según la propia federación, contradiciendo la información publicada anteriormente en Don Balón), aunque no llegaron a pronunciarse de forma oficial. «Han pesado más los inconvenientes que los beneficios para renunciar a la Copa América», indicaron fuentes federativas. «Me ha aliviado la decisión de Villar como miembro que soy de la Liga», comentó Joan Gaspart, vicepresidente del Barcelona.