El Club Atlético Independiente en 1969, hizo socios honorarios y mandó regalos a los tres astronautas que llegaron a la Luna por primera vez ante el beneplácito de la NASA. «Cuando estuvieron en un evento en Argentina, ellos nos dijeron que llevaron el banderín de Independiente en la cápsula», recordó Boris Lisnovsky, por entonces tesorero del club.
En la década de los años 60 «El Rojo» estaba viviendo los inicios de su época dorada gracias a la aportación de futbolistas de la talla de Raúl Savoy, Jorge Maldonado, Aníbal Tarabini, Raúl Berna° o Héctor Yazalde, además de recientemente haber conquistado tres títulos de liga (1960, 1963 y 1967) y dos de la Copa Libertadores (1964 y 1965). Unos éxitos que, posteriormente, serían ampliados durante la década de los setenta con cuatro títulos nacionales más, otras cuatro Libertadores, una Copa Intercontinental y tres Copas Interamericanas.
El abril de 1969, el que fuera secretario de prensa y relaciones públicas de Independiente, Héctor Rodríguez, se enteró del proyecto de la NASA de hacer llegar una nave a la Luna y entendió que podría convertirse en una acción de marketing para la historia. Así que contactó a la Embajada de Estados Unidos en Argentina para trasladarles la propuesta de hacer socios honoríficos del club a Buzz Aldrin, Neil Armstrong y Michael Collins, los tres hombres escogidos por la NASA para realizar el primer alunizaje. «Pensé que si ellos iban a ser los héroes más grandes del siglo, tenían que ser socios de Independiente. Al final aquella acción tuvo más trascendencia de lo que creíamos. Para nosotros era un acto cultural interesante, lindo para el club y después se hizo lindo para Argentina. Tuvo una trascendencia inesperada».
Boris Lisnovsky era un integrante más de aquella comisión directiva que escuchó la locura del encargado de relaciones públicas de Independiente: «¿Por qué no le mandamos un presente a los astronautas que viajarán a la Luna?».
Así pues, una carta, los presentes y los tres carnets número 80.399 (Aldrin), 80.400 (Armstrong) y 80.401 (Collins) salieron con la firma de Lisnovsky, por entonces tesorero de la entidad roja de Avellaneda, rumbo a la embajada norteamericana. La primera sorpresa llegó con la respuesta del comandante Armstrong.
«En nombre de los miembros de la tripulación de Apollo XI, quiero agradecerles por su muy buena carta y por su consideración de enviarnos los tres banderines. Espero volver pronto para una visita a Buenos Aires y espero que las circunstancias me permitan aceptar su invitación para visitar su club», escribió el mítico astronauta.
«Les mandamos la ropa deportiva y el banderín, que era lo importante porque decían que iban a plantar la bandera. Cuando estuvieron en un evento en Argentina ellos nos dijeron que lo llevaron en la cápsula, obviamente que no pudimos verificarlo nunca. Los tipos estaban encantados con Independiente porque realmente había sido el único club del mundo que tuvo ese gesto», rememora Lisnovsky que en esa época tenía 37 años.»Yo de inglés mucho no entendía, pero nos manifestó eso: «Llevamos el banderín de Independiente en la cápsula». No sabemos si fue como cábala o qué. No tuvo otro en el mundo la idea de Independiente».
En la sede del club, donde solamente quedan una foto y una nota relacionada con el tema, se exhibió durante algunos días de 1969 una réplica pequeña del «módulo lunar» que trasladó a los astronautas del Apolo XI rumbo a la superficie lunar.
Ahora se sospecha que el banderín de Independiente podría estar entre alguno de los 106 objetos abandonados por la tripulación del Apolo XI en la Luna o, bien, se estrelló con el «Eagle», el nombre del módulo lunar, en la superficie, teniendo en cuenta que ese segmento del cohete fue separado antes del regreso a la tierra.
Ariel Gimeno