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La polémica celebración de Viola imitando un cerdo ante el Palmeiras

 

La celebración de Paulo Sérgio Rosa, más conocido como Viola, imitando a un cerdo en la final del Campeonato Paulista de 1993, fue una de las escenas más icónicas del fútbol brasileño de los 90. Tras marcar el gol de la victoria por 1-0 del Timão en el partido de ida ante Palmeiras, el delantero optó por una clara provocación al apodo que, en aquella época, era visto como peyorativo por los alviverdes.

Sin embargo, en el partido de vuelta el Corinthians cayó por un contundente 4-0, con Edmundo, Evair, Zinho y Edilson dándolo todo para humillar a sus rivales. «Creo que decir que mi celebración motivó a los jugadores rivales es puro cuento. Después de ganar un título surgen muchas historias. Yo tenía mucho respeto por aquel equipo del Palmeiras. Era una selección muy bien formada por Parmalat», recuerda el excampeón del mundo en USA 94.

 

 

Según él, un cambio en la semana del partido de vuelta hizo que el Corinthians no tuviera la preparación adecuada. «Con todo respeto, creo que ellos tenían mucho fútbol para ganar, pero las cosas no salieron bien para el Corinthians en el segundo partido. Cometimos el error de salir del Parque São Jorge, donde entrenábamos todos los días, para ir a entrenar en Itapecerica da Serra. Eso nos sacó del enfoque de la final».

A pesar de la derrota en aquella final, Viola conquistó otros títulos con el Corinthians, como el Paulista en 1988 y 1995, además de la Copa de Brasil en el mismo año. Tras una frustrante etapa en el Valencia CF, Viola aceptó el desafío de jugar en el Palmeiras. En una alusión a los icónicos anuncios de Parmalat, patrocinadora del Palmeiras, que vestía a niños como mamíferos en sus famosos comerciales de la época, Paulo Sérgio Rosa posó disfrazado de cerdo para la portada de PLACAR en agosto de 1996.

El mismo hombre que humilló a los palmeirenses con su provocadora celebración ahora asumía plenamente su lado mamífero: “Soy un cerdo con mucho orgullo. Siempre he conseguido todo lo que quise en la vida”, se jactaba. Esa suerte lo acompañó desde la primera vez que pisó un estadio. Tenía 11 años y fue con su hermano palmeirense, Jorge, y dos amigos a ver al Verdão en el Pacaembu. Tras la victoria alviverde, encontró 7 cruzeiros en el suelo. “Era un dineral”, recuerda. “Pagué pastel y caldo de caña para todos, ¡y aún me sobró dinero!”