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El motivo por el cuál Ronaldo no debutó en el Mundial de 1994

 

Treinta y seis años después del debut de Pelé en los Mundiales, otro joven delantero brasileño desconocido a nivel internacional era convocado para una cita mundialista, su nombre era Ronaldo, aunque en la lista de convocados aparecía como «Ronaldinho«.

«O Rei», nacido el 23 de octubre de 1940, ganó el Mundial de Suecia de 1958 ante Gales con 17 años y 249 días, mientras que «O Fenômeno», nacido el 22 de septiembre de 1976, llegaba al Mundial de Estados Unidos de 1994 con posibilidades reales de convertirse en el segundo caso de campeón del mundo (debutante) precoz. Lo que el joven Ronaldo no hubiera podido superar en ningún caso, era convertirse en el jugador más joven en debutar o ganar un Mundial con Brasil, ya que no hay que olvidar que en el partido de debut de Brasil (20 de junio de 1994) Ronaldo ya era 18 días mayor que Pelé cuando ganó la final de 1958.

 

 

Su convocatoria para el Mundial de 1994, un premio más que merecido

59 goles en 57 partidos con las inferiores de Brasil, y campeón con el Cruzeiro de Belo Horizonte, del Campeonato Mineiro y de una Copa de Brasil. Esta fue la potente carta de presentación para optar a formar parte de la lista final de 22 convocados para USA 94, a pesar de las reticencias iniciales del técnico Carlos Alberto Parreira, “lo he visto y me gusta. Pero sus grandes jugadas no compensan los otros goles que falla”. Pese a salir a gol por partido, aún no contaba para la absoluta brasileña, y su lugar estaba reservado para otra joya del fútbol brasileño, Dener.

De las cifras goleadoras de aquel Ronaldo adolescente se hizo eco la prensa brasileña de la época, que cada vez más se fijaba en él y presionaba para hacer realidad su presencia en el Mundial. Un artículo comparativo con Pelé, a pocos meses de la cita mundialista, analizaba las cifras goleadoras, asegurando que Ronaldo le superaba en goles en sus 50 primeros partidos.

Aquel joven había jugado como profesional tres años, en categorías inferiores a la primera brasileña. Primero con el Social Clube y luego con el São Cristóvão entrenador por Alfredo Sampaio. Siempre cerca de su barrio, Bento Ribeiro, en Río de Janeiro. Tras ser rechazados los ofrecimientos por Botafogo, Vasco de Gama y São Paulo, Ronaldo Nazario fichó por el Cruzeiro en diciembre de 1992, a los 16 años. Los dos primeros clubes no lo quisieron por temas económicos, y Telê puso como excusa de que el ojeador que dijo mandar «no llegó a tiempo».

 

 

La prensa brasileña, e incluso el propio Pelé, apoyaron al joven Ronaldo en todo momento, al igual que a Dener, pidiendo su convocatoria poniendo más énfasis en la ilusión y esperanza que transmitía, que no en la necesidad real de tenerlo sobre el terreno de juego. Fruto de todo ello, por fin fue convocado por la absoluta, debutando en un Brasil – Argentina disputado el 23 de marzo de 1994, con solamente 17 años y medio. Aunque solo fueron 10 minutos sobre el campo, la hazaña le permitiría ser comparado con Pelé por los medios de comunicación de todo el mundo.

 

 

Tras la trágica muerte de Dener el 19 de abril de 1994, llegó el esperado debut de Ronaldo como titular, a tan solo 6 días de la convocatoria final. Tuvo lugar en un amistoso ante Islandia disputado en Florianópolis el 4 de mayo, formando dupla con Viola, ambos teloneros, junto a Müller, de los dos delanteros titulares Bebeto y Romário. Marcó su primer gol con la canarinha, provocó un penalti y dio una asistencia de gol, un verdadero recital que le sirvió para ganarse el cariño de todo el país y «obligando» a Parreira a convocarlo para el Mundial de Estados Unidos de 1994.

El día 10 de mayo, en la lista definitiva para el Mundial de Estados Unidos de 1994, aparecía Ronaldo. Con 17 años, curiosamente como Pelé en el Mundial de Suecia. Fuera quedaron Edmundo, Rivaldo o Palinha, y todos los brasileños tuvieron en su recuerdo al joven fallecido Dener, que de bien seguro hubiera ocupado aquella plaza. Parreira aseguró que Ronaldo «había demostrado personalidad y por eso estaba dentro». En la lista fue inscrito como «Ronaldinho», ya que el ariete había coincidido con el central veterano Ronaldo, y era costumbre en Brasil el diminutivo del nuevo en tales casos.

 

 

Y llegó el Mundial

«Nunca se sabe. Tenemos cinco delanteros y Ronaldo es uno de ellos. Cualquiera de ellos podría jugar. Pero lo que está claro es que ninguna selección juega con 3 atacantes. Sé que es difícil explicar que el fútbol ha cambiado”, aseguraba Parreira, con el respaldo de Mario Zagallo, “jugar con 5 atacantes es meter a Brasil en el túnel del tiempo y retrocederlo 30 años”.

La prensa brasileña de la época mayoritariamente apoyó la convocatoria del joven, aunque algunos la criticaban por parecer una clara maniobra impuesta por el gobierno brasileño liderado por el presidente Itamar Franco. Ello es debido a que el mayo de 1994, Ronaldo fue seleccionado como portavoz para ayudar a conseguir el voto para las elecciones presidenciales del siguiente otoño. El voto era opcional para los jóvenes de 16 y 17 años. Ronaldo cumpliría 18 años el 22 de septiembre.

 

 

Por su parte, sus compañeros de vestuario le abrieron su corazón. «Esto es muy inusual y diferente, hay que tener en cuenta su edad», aseguraba el centrocampista Raí, mientras que por su parte Bebeto, era mucho más benévolo con él, «está aquí porque se ha ganado el derecho a estar aquí». Romário por su parte, aseguraba que «Ronaldinho es mi futuro, él es mi sucesor». Ciertamente, la relación Romário – Ronaldo dio mucho de sí durante aquella cita mundialista, más allá de las novatadas que tuvo que sufrir.

El gran protagonista se defendía de la desconfianza que generaba su convocatoria en pequeños sectores de la afición, «he trabajado para estar aquí. Estoy buscando una oportunidad para demostrarme a mí mismo, lo que puedo hacer». A Ronaldo, las constantes comparaciones con Pelé no le perturbaban lo más mínimo. Parecía entender por qué tanto los aficionados como los periodistas seguían buscando al próximo Pelé, aunque la búsqueda fuera inútil e irreal. «Me siento muy orgulloso de ello, tranquilo y sosegado por lo que la gente dice de mí. No me molesta», dijo Ronaldo.

 

 

Como todos sabemos, Ronaldo acabó siendo tan solo un “espectador de lujo” de la competición sin llegar a disputar ni un solo minuto, como así bien lo definió a posteriori el propio Carlos Alberto Parreira. La decepción del joven fue total y devastadora, confesando haberse hundido psicológicamente. A pesar de ello, pudo participar de todas las posteriores celebraciones del combinado brasileño campeón del Mundial 94, como miembro de la plantilla ganadora, y aprender de los mayores desde una perspectiva privilegiada. Además, su convocatoria para el Mundial le sirvió para posicionar su nombre a nivel internacional, provocando su fichaje por el PSV para convertirlo en su segunda gran apuesta brasileña, tras Romário.

 

 

La triste razón por la cual no llegó a disputar ni un solo minuto

«Hay solamente un Jesucristo. Hay un Martin Luther King. Y nada más hay un Pelé», así de bien lo resumió el exlocutor de radio de Recife Alfredo Souza Gama. Fanatismo, preservación de la cultura popular o sencillamente culto religioso a la figura de Pelé, fueron las verdaderas razones que llevaron a la propia Confederación Brasileña​ de Fútbol a pedir expresamente al entrenador Parreira que no le dejara debutar. Algo que nunca se ha llegado a reconocer oficialmente, pero que estuvo en boca de todos los brasileños.

 

 

Una injusta acción perpetrada por la federación brasileña y controlada sobre el terreno por el propio asesor técnico de la federación brasileña de aquel entonces, Mario Zagallo, íntimo de Pelé y excompañero de vestuario en la victoria en los Mundiales de 1958 y 1962. «Si Ronaldo no me gustase, no lo hubiéramos llamado ya en 1993 para probarlo en los entrenamientos de la selección, y muchos menos nos lo habríamos llevado a la Copa del Mundo celebrada en Estados Unidos en 1994. En la actualidad, me parece el mejor jugador del mundo, pero tiene que corregir muchos defectos y corregir algunos fundamentos. Con el tiempo lo conseguirá. ¿Si es Pelé? No los es. Todavía le falta conseguir muchas cosas», así de rotundo se mostraba tras ser acorralado por la prensa brasileña de la época tras el Mundial de 1994.

 

 

Carlos Alberto Parreira, por su parte, tampoco se quedaba corto ante los embates de los periodistas, respondiendo con el mismo hilo argumental, «no habrá otro Pelé. Lo único que comparten es que tenían 17 años en el Mundial. Él tiene su propio estilo».