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«Tino» Asprilla y Aristizábal, la mítica dupla de Atlético Nacional

 

Víctor Hugo Aristizábal y Faustino Asprilla formaron una dupla verdolaga temible durante principios de los años 90, que llegó a su máxima expresión con la consecución del campeonato de liga en 1991, y que tuvo continuidad durante 10 años en la selección absoluta colombiana.

 

 

Asprilla, la leyenda verdolaga

El «Oro Negro» Verdolaga, único colombiano en aspirar a un Balón de Oro, enamoró a Maturana y Bolillo cuando bailó a Gildardo Gómez jugando con Cúcuta en el Atanasio en 1989, ante la atenta mirada des de la grada del que sería su inseparable compañero en ataque el siguiente año. Y así fue, en 1990 el Atlético Nacional reunió por primera vez a Aristizábal (subido del juvenil) y a Asprilla como sus dos nuevos fichajes en ataque para competir por la Copa Mustang.

Pese a que a sus inicios se caía pisando la pelota, pero mostraba habilidad, los técnicos le dieron confianza, él creyó en su chispa y entonces se vio algo de lo más sagrado que ha pasado por el Estadio Atanasio Girardot: un futbolista que jugó en niveles inéditos de velocidad y tecnicismo y entregó dos años de pasatiempos dignos de los mejores teatros del mundo. Cuando ya se agarró confianza y demostró ser diferente, el equipo sin o con Faustino tenía una diferencia sideral y así lo entendía su técnico “Bolillo Gómez” quien le perdonaba al “Tino” salirse de los límites y no respetar ciertos códigos, por una conducta que le provocó problemas a lo largo de su carrera. Pero era indudable que cuando Asprilla intervenía en el partido, la jugada florecía y pasaba a otro nivel, el plano exacto en el que se generaba la ilusión.

 

 

Se trataba de un futbolista que desequilibraba por técnica, por velocidad, por ser ambidiestro, por ir por cualquier parte del frente de ataque, aunque privilegiaba las bandas y les sacaba ventaja: si era por derecha porque llegaba al fondo o hacía la diagonal para buscar la asociación. Si era por izquierda porque también llegaba a la raya final o buscaba juego interno para generarse el remate con derecha. No se podía intuir hacia dónde arrancaría y esa ausencia de anticipo lo hacía aún más peligroso. Tenía tiro libre, cabezazo, picardía, desmarque, movilidad acertada en todo el frente de ataque, y se hizo figura en Atlético Nacional.

En solo segundos, se encargaba de triturar sin piedad las charlas técnicas de los adiestradores contrarios, fue pieza fundamental en el título de 1991, realizando un cuadrangular mágico para la vuelta olímpica sentenciando goles importantísimos ante América en Cali y Junior en Medellín. “El Tino”, hoy, es un emblema inherente a Atlético Nacional, con el mismo valor del escudo, la bandera, el himno y la camiseta.

Con 29 goles en 82 partidos, siendo su primera etapa entre 1990 y 1992 la más importante, consolidaron al ‘Tino’ entre los grandes y lo ratificaría a nivel mundial con su fichaje por el Parma. En 2002 volvió a la disciplina verdolaga para disputar 11 partidos y anotar 3 goles.

 

 

Aristizábal, el mayor goleador de la historia verde

En Colombia, en Libertadores, en el clásico paisa, ante Millonarios, Junior, Cali, América, Bucaramanga, Tolima y varios equipos más. Nadie más que él, anotó en esos torneos, o ante esos equipos, vestido de verde y blanco. Nadie tiene más goles con la camiseta Verdolaga que «Aristi», 173 en 324 partidos. Delantero temible, de notable definición, ganó siete títulos en Nacional y es otro símbolo absoluto del club. Aclamado enormemente por la afición. «La Leyenda del Gol».

Debutó como profesional en 1990 haciendo goles y se despidió de igual manera en 2007. Dada su técnica, colaboró en muchas ocasiones como armador, porque podía ser enganche y media punta, pero también una sombra molesta cuando el equipo perdía la pelota y se necesitaban volantes que entorpecieran la circulación del adversario. Aun así marcaba seguido sin importar arrancar 15 o 20 metros más atrás. Y en la suma de atributos, “Aristi” almacena todos los elogios.

 

 

Se fue tras siete años de mancillar el espíritu deportivo de todos sus rivales en Colombia, dejando a sus 25 años más de 120 tantos festejados y acaparó aplausos en otras latitudes. Volvió en 2000 y aumentó su tamaño de busto a estatua para la memoria del Club, pero su fútbol aún era pretendido por el balompié del exterior que lo volvió a solicitar para arrancárselo a la afición verde. En 2005 se vivió el retorno de «La Leyenda del Gol», en el máximo nivel de su carrera y pretendido por clubes de élite como Cruzeiro, São Paulo o Santos. Pudo su amor por Atlético Nacional.

Uno de los únicos tres hombres de la historia Verdolaga en anotar en una final de Libertadores. Aquel lejano 25 de noviembre de 2007, cuando el sordo ruido de su lesión de ligamento hirió el tímpano de millones de fieles seguidores del Atlético Nacional, todos sabían que acababa la carrera de un hombre eternamente amado.

 

 

Cariño absoluto entre dos leyendas verdolagas

Víctor Hugo Aristizábal, cuando era panelista en ESPN Radio Colombia en 2020 dijo que Asprilla no solo es el mejor jugador de Atlético Nacional, sino que agregó que es el mejor del fútbol colombiano en toda la historia. A la opinión de ‘Aristigol’ se le sumó la del «Chonto» Herrera, quien expresó la misma opinión sobre el «Tino» en el equipo verdiblanco. En medio del distanciamiento y el debate saltaron nombres como el de René Higuita, «Turrón» Álvarez y/o César Cueto.

En el show televisivo de Juanpis González apareció el ‘Tino’ Asprilla como el invitado especial, donde reveló un misterioso secreto sobre Víctor Hugo Aristizábal, con quien compartió su carrera durante diez años en la selección colombiana. «¿Usted no sabía que Aristizábal es sonámbulo?», comentó el «Tino». «Yo dormía con Aristi y el tipo se levantaba a las 2:00 de la mañana y se sentaba en el borde de la cama mientras yo lo miraba». Catalina, pareja del exjugador y panelista de programas deportivos, era recordada mientras él permanecía en su sueño profundo. «No Catalina, no jodás, no jodás Catalina», contó el «Tino» sobre las palabras que mencionaba su colega mientras dormía. «Yo me quedaba quieto porque dicen que uno no los puede despertar. Yo lo miraba callado hasta que volvía y caía de nuevo». Según Faustino, Aristizábal no se acordaba al otro día de lo que había soñado. «Me tocaba ese loco todos los días», añadió.

 

 

Este 2021 curiosamente ambos delanteros comparten apartamento en Bogotá, ciudad en la que está actualmente radicado el «Tino» por cuestiones laborales. “Aristizábal es un paisa raro, él no come frijoles, pero sí mucha arepa. Aquí compramos arepitas. Al apartamento viene una muchacha que nos ayuda, pero los platos sí los lavamos entre los dos; un día los lava él, otro yo”, contó en otra de las anécdotas que definen a esta gran pareja de compañeros.