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Cuándo el Sant Andreu jugó en el Estadi Olímpic Lluís Companys

 

La Unió Esportiva Sant Andreu se convirtió en el primer club de futbol en jugar como local en el Estadi Olímpic Lluís Companys, por aquel entonces conocido como Estadi Olímpic de Montjuïc. Un mítico campo de fútbol inaugurado en 1929 por Alfonso XIII, que fue reformado para los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992.

Allí, mucho antes que el RCD Espanyol o el FC Barcelona o incluso el equipo de fútbol americano de los Barcelona Dragons, los Quadribarrats disputaron hasta 9 partidos de la temporada 1991-1992. El balance final fueron 5 victorias, 3 empates y 1 derrota, y que sirvieron para coronarlos como campeones del grupo III de la Segunda División B, y obtener acceso al play-off de ascenso a la Segunda División A.

 

 

Bajo el mecenazgo de Joan Gaspart, la temporada 1989-1990 con Jaume Creixell en el banquillo, el equipo se proclamó campeón y ascendió directamente a Segunda B, ya que en aquella época no había promoción. El siguiente objetivo, de la mano del Ayuntamiento de Barcelona, fue un proyecto para convertir el Narcís Sala en un gran parking para coches, pero el proyecto nunca salió adelante y estuvo envuelto de una gran polémica con acusaciones de estafa.

Ante el inicio de unas obras que nunca se realizaron, el Sant Andreu decidió mudarse provisionalmente a Montjuïc, llegando a pagar medio millón de pesetas por el uso de la instalación olímpica para los partidos oficiales, el uso del campo en el Parc del Migdia para los entrenamientos y 1.500 plazas de aparcamiento en la zona. Curiosamente, pocos días antes de iniciar la mudanza, los quadribarrats enfrentaron al Real Valladolid de Carlos Valderrama en el Narcís Sala, tan solo tres días después del mítico tocamiento de Míchel al colombiano.

Finalmente, la directiva del Sant Andreu decidió volver al Narcís Sala tras las dudas del Ayuntamiento de Barcelona para la ampliación del Narcís Sala y su estancia en Montjuïc acabó el 8 de marzo de 1992. En lo deportivo, el club barceloní se encontró con el árbitro Japón Sevilla en la fase de ascenso a la Segunda División A en el partido decisivo contra el Lugo, que pasó a la historia negra del club.