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El histórico debut de Ronaldo en el Real Madrid

 

El 6 de octubre de 2002, Ronaldo jugó sus primeros minutos con la camiseta del Real Madrid, en un escenario inmejorable, en el Santiago Bernabéu y contra el Deportivo Alavés. Dos años antes había llegado el portugués Luís Figo, y un año atrás Zinedine Zidane, convirtiéndose así en el tercer fichaje galáctico del firmamento merengue de Florentino Pérez.

Después de un mes de intensas negociaciones, con visita de Jorge Valdano al catamarán de Massimo Moratti incluida, llegó el final del culebrón deportivo del verano de 2002, con un exultante Ronaldo posando junto a la directiva del Real Madrid y una camiseta blanca con el número 11 en sus manos.

«Fui a Madrid porque quería jugar en el Real Madrid. Mi ilusión era jugar un día allí y peleé hasta el último momento para venir. Jugué con Roberto Carlos en la selección de Brasil y él me decía todo lo que representaba el club y lo que vivía en el Madrid. Eso se me quedó y años después quise verlo con mis propios ojos. Cuando llegué al Real Madrid la verdad es que era más grande que lo que decía Roberto y de lo que me podría imaginar. El Madrid, vaya donde vaya, es Real Madrid. Hay una gran expectación y una gran presión. Están los mejores jugadores del mundo. Me encantó saber que era enorme y que podría ayudar a este club a ser aún más grande. Había muchísima expectación por los galácticos y al final dimos muchísimo espectáculo, fue una generación ganadora, que ha cambiado la manera de hacer los negocios dentro del fútbol. Desde entonces todos los equipos han generado más dinero, han vendido mejor los jugadores… allí fue el gran cambio de la nueva era del fútbol», recuerda el irrepetible brasileño.

 

 

La presentación, tras una negociación exasperante

«El Real Madrid CF comunica que existen diferencias insalvables con el Inter de Milán para la contratación de Ronaldo. En las francas y cordiales conversaciones mantenidas esta mañana, ha quedado de manifiesto la imposibilidad de llegar a un acuerdo satisfactorio, por lo que ambos clubes dan por terminada la negociación». El 23 de agosto de 2002, parecía que el Real Madrid ponía punto final al culebrón del verano futbolístico con aquel rotundo comunicado. Pero todos los fichajes galácticos de Florentino Pérez tenían una gran historia «imposible» detrás: la cláusula y las dudas de Luís Figo, la servilleta de Zinedine Zidane, el «never, never, never» sobre Beckham… Y las once de la noche del 31 de agosto de 2002 en el caso de Ronaldo. A esa hora, el conjunto blanco y el Inter de Milán firmaban, sobre la bocina, los papeles del traspaso de O Fenómeno, uno de los instantes más icónicos del mercado de fichajes de 2002.

El brasileño solo había podido disputar diez partidos de Serie A, tras haber superado una traumática (y doble) lesión de rodilla. Ello, sumado a la mala relación con Héctor Cúper, más el hecho de quedar terceros en la Serie A por detrás de la Juventus (campeón) y la Roma, desatascó el fichaje del que se convertiría en el Balón de Oro de 2002.

 

 

Las dudas sobre el futuro de Ronaldo preocupaban a Massimo Moratti, máximo dirigente del Inter, así que cuando el delantero subió a su despacho para exigirle la destitución de Cúper, no dudó en elegir al técnico. «No podía seguir con ese entrenador. Le dije a Moratti: ‘presidente, o le mandas a casa o me voy’. Desgraciadamente por mi historia con el Inter, él eligió a Cúper, pero por suerte ahí empezó mi historia con el Madrid», explicó Ronaldo. Ese «no» de Moratti a Ronaldo inició la maquinaria que haría posible lo imposible.

José Ángel Sánchez, Jorge Valdano (que era el director deportivo) y Florentino Pérez se reunieron en el Bernabéu durante las últimas horas del 31 de agosto y buscaron toda la ayuda posible… Y apareció. Sandro Rosell, futuro presidente del Barcelona y por aquel entonces representante de Nike, firma que patrocinaba a Ronaldo, intermedió para que el fichaje se llevara a cabo. El club madrileño pagó al Inter de Milán 45 millones de euros, todos contentos.

 

 

La presentación tuvo lugar sobre las 13.15 horas en la sala de prensa del estadio Santiago Bernabéu, donde Florentino Pérez fue el encargado de hacer los honores y definió al brasileño como «uno de los mejores jugadores del mundo». «La mezcla Ronaldo-Real Madrid es ideal por la universalidad de ambos. Este jugador escribirá páginas gloriosas y espero que ayude a que el Real Madrid sea también el mejor club del siglo XXI», señalaba Florentino, quien aseguraba al máximo goleador del Mundial de Corea que estaba, por fin, «en su casa».

El presidente blanco destacó los esfuerzos del delantero por recalar en las filas merengues. «Está aquí porque él ha querido. Ha hecho sacrificios de toda índole y ha mostrado mucho cariño e ilusión por venir», subrayó para añadir que tanto la afición y como la entidad le iban a devolver «todo ese cariño e ilusión».

Después, tomando la palabra Ronaldo, que habló en el castellano que recordaba a su etapa en el Barça, para agradecer al mandatario madridista los elogios hacia su persona y ratificar su deseo de jugar en Madrid. Así, El Fenómeno, que firmó un contrato por cuatro años con el club, señaló: «Quiero agradecer al presidente del Real Madrid que haya hecho lo imposible por traerme aquí. Mi voluntad y mi deseo de venir han sido muy grandes y espero responder con goles y jugadas bonitas a todas las expectativas», añadió Ronaldo, de 25 años. Posteriormente, se dirigió al césped del Bernabéu para lucir por primera vez su camiseta.

 

 

El partido de debut

Las cámaras y los focos estaban dirigidos al banquillo del Real Madrid. Allí estaba, por primera vez, nada más y nada menos que Ronaldo Nazario de Lima, que llevaba poco más de un mes en España.

Zidane adelantó al Madrid en el primer minuto de juego con un auténtico golazo. A la media hora, Figo puso el 2-0 en el marcador al transformar un lanzamiento de penalti ajustando el balón al palo derecho. El Alavés recortó distancias poco después y al descanso se llegó con el 2-1 favorable al Madrid. Sería ya en la segunda parte cuando llegó el esperado momento. En el minuto 64 hubo doble cambio. Vicente Del Bosque retiró del campo a Guti y Portillo para dar entrada a Santi Solari y a… ¡Ronaldo!

La ovación fue tremenda, y casi eterna, porque en el primer balón que tocó marcó su primer gol. Centro de Roberto Carlos desde la izquierda que supera a dos defensas del Alavés. Ronaldo controla con el pecho a la altura del punto de penalti. El delantero brasileño dejó botar la pelota y ejecutó un disparo con el que el balón pegó en el suelo y se elevó para colarse por la escuadra de la portería. Todos los jugadores corrieron hacia el brasileño para fundirse en una piña con su nuevo compañero.

 

 

Al partido aún le quedaba casi media hora. Luís Figo anotó el 4-1 con un precioso disparo desde dentro del área, imprimiendo efecto al balón para ajustarlo al segundo palo salvando la salida de Dutruel. Por cierto, un gol muy parecido al 1-0 de Zidane, solo que el portugués marcó entrando por la derecha y el francés lo había hecho entrando por la izquierda.

Y todavía quedaba algo más. Ronaldo parecía dispuesto a volver loca a la afición blanca, y en el minuto 79 el británico Steve McManaman, que acababa de sustituir a Claude Makélélé, protagonizó una incursión a las inmediaciones del área visitante, conduciendo el balón por el centro. Un par de defensores se disponían a cerrarle el paso, pero el inglés envió el esférico a la izquierda, por donde se incorporaba Ronaldo. El delantero tocó una vez para controlar y armó el disparo para batir en carrera y por abajo a Dutruel. Era el 5-1. Segundo gol para Ronaldo en el día de su debut con la camiseta blanca.

A cinco minutos para el final, el Alavés maquilló el marcador con el 5-2, pero aquello ya era lo de menos. El Real Madrid goleó, se llevó los tres puntos y, lo mejor de todo, Ronaldo debutó con dos goles. Debut soñado para un jugador daría muchas tardes de gloria y goles.