spot_img

Juan Román Riquelme en el Villarreal CF

 

Juan Román Riquelme fue cedido al Villarreal CF tras su complicada temporada con el FC Barcelona de la temporada 2002-2003, en la que estuvo a los órdenes de Louis Van Gaal y Radomir Antic durante 30 partidos. Así salía por la puerta de atrás uno de los pocos jugadores que dio la cara en una de las etapas más grises de la historia del FC Barcelona, que incluso llegó a estar a tan solo 3 puntos del descenso.

 

 

Un fichaje estrella para un equipo dispuesto a soñar

Tanto el Mallorca FC como el Real Murcia mostraron interés en el enganche cuando Riquelme fue puesto en el mercado, pero el Villarreal CF, que ya había contado con exBoca como Martín Palermo y Diego Cagna, lo acabó fichando el agosto de 2003. El factor clave fue que el submarino amarillo había clasificado para la Copa UEFA la temporada pasada y Román pidió exclusivamente ser traspasado a un equipo que compitiera en Europa.

«A partir de hoy soy otro. En realidad hasta ayer sentía que estaba fuera del fútbol. No tenía la posibilidad de jugar ni de sentirme futbolista. Hoy vuelvo a sentirme futbolista y es gracias al Villarreal. Creo que se nota que estoy feliz por la posibilidad de poder volver a jugar al fútbol. Espero dar lo mejor de mí», dijo el argentino. El jugador suramericano explicó que su cesión era por dos años y que la opción de regresar al FC Barcelona era una decisión que dependería en exclusiva de él. «La decisión de volver a Barcelona la tengo yo, así que lo único que digo es que hoy me siento jugador del Villarreal y dentro de un año el que decido soy yo. Ahora solo pienso en estar muy feliz en esta ciudad y seguir mucho tiempo», indicó Juan Román Riquelme.

 

 

En opinión del propio jugador, el proyecto del Villarreal era ilusionante, ya que a su entender llegaba a un equipo en el que podía hacer grandes cosas. «Yo vine a España para intentar hacer lo que hacía en Buenos Aires y no lo pude hacer el año pasado no tuve muchas opciones de jugar. Espero poder mostrarme este año al nivel de otras veces», añadió. Juan Román Riquelme confiaba en poder jugar en la demarcación que más le gustaba en el centro del campo aunque aseguró que no tenía «ni mucho menos» la seguridad de jugar siempre. Además, evitó en todo momento hablar del último año, en el Barcelona y se limitó a comentar que el año anterior no le tocó jugar mucho.

«Prefiero pensar solamente en el Villarreal sin pensar lo que me sucedió el año pasado. Mi meta está en el Villarreal y hacer cosas importantes», dijo. Otro aspecto que resaltó el futbolista fue la ausencia de cláusula alguna que le impidiese medirse a su ex equipo. «No hay problema para jugar contra el Barcelona y espero hacerlo», dijo Riquelme, quien agradeció la presencia de 4.000 aficionados en las gradas en su presentación.

 

 

Muchos olvidan que el Villarreal había ascendido a la máxima categoría española por primera vez en 1998, pero fue después de la llegada de Riquelme cuando comenzó a destacar. Riquelme debutó oficialmente el 2 de septiembre de 2003 en la segunda fecha de la Liga ante el Real Madrid en un empate 1-1 en el Madrigal. En «El Submarino amarillo» recuperaría su mejor nivel y se adaptaría perfectamente llevando al club de Castelló de la Plana a un octavo puesto en el campeonato liguero y a las semifinales de la Copa UEFA, donde serían eliminados por el Valencia.

 

 

A final de temporada, Riquelme obtendría su primer y único título en su etapa en Europa al ganar la Copa Intertoto al Atlético de Madrid.  Aquella primera temporada, estuvo rodeado de jugadores de gran talento como un joven Santi Cazrola, el pistolero Sony Anderson (también ex del FC Barcelona) o compatriotas como Sebastián Battaglia y Fabricio Coloccini.

 

 

Ese espectacular primer curso abrió el interés de la directiva por hacer válida su opción de compra. Para la temporada 2004-05, y con la llegada de Manuel Pellegrini al timón, Riquelme asumiría un papel más protagónico. Esa misma campaña llegó Diego Forlán, uruguayo que se convertiría en su mejor socio. Esta dupla convertiría 40 anotaciones y serían los artífices del tercer lugar, histórico, de un Villarreal en el que también destacaban Marcos Senna y Juan Pablo Sorín, entre muchos otros.

El clímax llegaría para su tercera campaña. Clasificados a la Champions League para el curso 2005-06, Pellegrini preparó a su equipo para intentar trascender en este torneo, sin pensar que las consecuencias serían tan favorables. En el máximo certamen europeo llegaron hasta semifinales, donde se encontraron al Arsenal de Thierry Henry y Arsène Wenger. En la ida, en Londres, los de casa se impusieron por 1-0, pero restaban 90 minutos más en El Madrigal.

 

 

Con su gente en la tribuna y un penal en los últimos suspiros, que pudo significar el alargue de la llave, Riquelme se perdería de la gloria con su Villarreal. El 8 besó la pelota y tuvo un duelo de miradas de con Jens Lehmann, el cancerbero alemán. Román tomó vuelo, y decidió poner el esférico en el costado izquierdo, sencillo para el cancerbero, que era un experto en estudiar a los posibles tiradores desde los once pasos. El Submarino se quedaba a la orilla de una verdadera épica, pero no por ello del reconocimiento de la afición propia y ajena.

 

 

La despedida de Zidane

El 7 de mayo de 2006, el Real Madrid de Zinedine Zidane se enfrentaba al Villarreal de Juan Román Riquelme en el partido de despedida del astro francés. Sin embargo, allí estuvo Riquelme para «arruinarla» con un empate final a 3, con un tanto de Zizou entre ellos.

Para muchos, aquella igualdad había quedado en segundo plano, ya que lo importante era la despedida del francés. Sin embargo, y a pesar de lo emotivo que resultó ser ese día, para Zidane las cosas no habían salido bien: «Lo único cierto es que Riquelme es un jugador mágico que con su calidad arruinó mi despedida. Ese día nos volvió locos a todos», recordó años después en una entrevista con L’Equipe. La calidad que tenía el ex jugador de Boca Juniors fue tal que enamoró a Zidane, quien, luego de ser sustituido a los 88 minutos para recibir la ovación del público, esperó al final para intercambiar camisetas directamente con él. Años más tarde, el propio Riquelme recordaba ese momento: «Me pidió si le podía cambiar la camiseta, porque no la tenía. Fue un momento muy lindo, todavía Agustín (su hijo) la tiene».»Es un honor haberme retirado con su camiseta en mis manos», decía Zizou, por su parte.

 

 

La admiración de Zinedine Zidane hacia Juan Román Riquelme continuó durante años, a tal punto que, tras anunciar su retiro el 25 de enero de 2015 (después de jugar en Argentinos Juniors), el francés le dedicó un posteo en Instagram: «En mi último partido con el Madrid, intercambié camisetas con Riquelme. ¡Un gran número 10!».

 

 

El adiós a Europa

Para el comienzo de la temporada 2006-2007 y tras su buen Mundial, Riquelme ya no sentía las mismas fuerzas para seguir jugando para el «Submarino Amarillo». Sus constantes discusiones con la directiva del conjunto español, y el quiebre de su relación con Pellegrini tras no acordar su regreso a los entrenamientos, provocó que tras apenas disputar 13 partidos en liga, Román fuera apartado del primer equipo, y llevara eventualmente a su salida del club en febrero de 2007.

“Hoy tomaría la misma decisión, no me arrepiento. Fue siempre un gran jugador, pero quizás en ese momento un poquito la falta de madurez no le permitió seguir en Europa. Yo como técnico tuve que tomar la medida que creía que era mejor para la institución, pero siempre lamenté mucho no haber podido arreglar la situación con él. Uno tiene ciertos conceptos que no los cambia y, por distintos motivos, pudo haber habido alguna diferencia puntual en algún momento. Pero eso no va a quebrar la relación que tuve con él en los años que fue jugador del Villarreal”, comentó Pellegrini en una entrevista posterior con Radio Mitre cuando era entrenador del West Ham de la Premier League.

Así pues Riquelme se refugió en Argentina, con Boca Juniors, que consiguió el préstamo del volante, hasta finales del 2007, cuando tuvo que retornar a Villarreal, para culminar con seis meses de contrato restantes. Aquella época, sin actividad, aunque entrenándose con el primer equipo, significó su despedida definitiva del cuadro amarillo y del sueño europeo.