Juan Román Riquelme y Louis Van Gaal protagonizaron uno de los mayores choques mediáticos que recuerda el Camp Nou. Mientras uno llegó como gran ídolo y se ganó fácilmente el favor de la grada culé, el otro intentaba imponer sus esquemas técnicos por encima de toda individualidad, obligándolo a jugar en la banda.
El futbolista argentino, desgraciadamente, solo vistió de azulgrana durante la temporada 2002-2003, en la que jugó un total de 50 partidos, consiguiendo 9 goles. El primero de ellos llegó en el debut con la camiseta culé en el partido ante el Legia de Varsovia de la previa de la Champions League el 14 de agosto, tan solo un mes después de su presentación.
Su fichaje costó 15 millones de dólares, tras ser galardonado como el mejor futbolista de Sudamérica de 2001. «Yo llego al FC Barcelona en 2002. De entrada fue raro, a mí me presentaron en la conferencia de prensa con Van Gaal. Termina la conferencia de prensa y el entrenador me dice: ‘Tengo que hablar con usted, vamos al vestuario’. Entro y había una mesa enorme llena de videos y me dice: ‘Estos videos son todos de usted. Es el mejor jugador del mundo cuando tiene la pelota, pero cuando no la tiene jugamos con uno menos. Acá tengo un sistema y confío en él. Usted va a jugar de extremo izquierdo’. Yo no contesté nada».
A pesar de su mala experiencia, el actual directivo xeneize recuerda aquella etapa con mucho cariño. “Los sentimientos hacia el Barça siempre serán los mejores. Tuve la suerte de llegar al fútbol europeo gracias a ese club y solamente por eso siempre le voy a estar muy agradecido. Estuve solo un año, pero disfruté mucho. Me tocó Louis Van Gaal como entrenador y traté de aprender en cada entrenamiento y cada partido con él y con el club. Ojalá que Louis se encuentre muy bien allá donde esté. Cada año sigo viajando una vez al menos a la ciudad, que me encanta. La gente me trata de maravilla por la calle y sigo teniendo hasta mi casa allí. Eso demuestra el cariño que le tengo a todos en esa ciudad. No tengo más que palabras de agradecimiento hacia toda esa ciudad y su gente. Eso nunca lo olvido y es muy lindo para mí”.
El capricho del presidente Joan Gaspart
«Me gustaba Riquelme porque era un jugador excepcional. Técnicamente, de lo mejor que he visto en el mundo del fútbol. ¡Y muy buena persona! Le tenía mucho aprecio. Un jugador como Riquelme me enamoraba, es una cuestión lógica. Esos grandes jugadores generan una atracción especial. Van Gaal no tuvo visión con él, el tiempo demostró que podría haber encajado en Barcelona», confiesa el propio Gaspart, quien fue clave en las llegadas de Diego Maradona y Lionel Messi al club catalán y responsable principal de allanar la contratación de Román en julio del 2002.
«El Barça ya se había interesado por él, apenas se inició en Boca Juniors y les dijimos que no. El presidente del Barcelona tenía un enamoramiento total con Riquelme, todos los mercados de pases lo venía a buscar. A lo último era imposible competir con lo que iba a ganar allá», rememora Orlando Salvestrini, tesorero de Boca por entonces y todavía miembro de la directiva xeneize.
Mauricio Macri por entonces era presidente de Boca y viajó personalmente a Barcelona para terminar de negociar los últimos detalles con Gaspart, quien recuerda la particular anécdota que se desarrolló: «Vino para terminar la operación. Fuimos a comer varias veces a mi casa, tuvimos una cierta relación. No sé si lo pensaba, pero me dijo que si un día iba a Argentina me invitaba a comer a la Casa Rosada. Y la verdad que muchos años después, cuando fue nombrado presidente, le mandé una carta recordándole su promesa. Me contestó por intermedio de una secretaría que sí, que se acordaba de la promesa. Tenía muy claro dónde quería llegar».
Van Gaal el primero que «destapó» el caso Riquelme
El octubre de 2002 el técnico del FC Barcelona, Louis van Gaal, ante la presión mediática no tuvo ningún reparo en confirmar el gran secreto a voces, él no pidió la contratación de Juan Román Riquelme, pero que como hombre de club aceptaba su llegada, y señaló que él fue el que descartó la posible incorporación de Ronaldo.
Según el propio jugador, la desavenencia de Louis con el astro argentino nació tras un partido de liga, cuándo no decidió seguir las instrucciones técnicas y Van Gaal le acusó de ser un desordenado. «Me metí en mi posición, por el medio. Le ganamos a Real Racing Club 2-1 y las dos asistencias fueron mías», recordó Román. No obstante, el rendimiento de ese partido no convenció al entrenador: «Al otro día vamos a entrenar y pensé que íbamos a estar todos contentos. Los jugadores de un lado, Van Gaal del otro y me dice: ‘Usted es un desordenado. Todos dicen que jugó un partidazo pero yo le digo que tiene que jugar por izquierda’. Después me sacó del equipo. Me sirvió mucho. Fue honesto. Me decía las cosas en la cara y me parecía bien».
«Yo no pedí a Riquelme. Fue una decisión del club y yo formo parte de él, pero no lo pedí». El técnico holandés, que buscó que el argentino volviera a ser el revulsivo del equipo como el día del RCD Espanyol, elogió la «gran calidad» del ex de Boca Juniors y apuntó: «Cuando esté adaptado su rendimiento será alto».
El entrenador azulgrana discrepó de las afirmaciones que efectuó el presidente Joan Gaspart una semana antes, cuando el mandatario señaló que no se ficharon a Morientes o Jardel por decisión técnica. Al respecto Van Gaal declaró: «Eso no es verdad y dudo que el presidente lo dijera. La decisión sobre Ronaldo sí fue mía», reconoció el entrenador holandés, que apuntó: «Fue tomada con la cabeza». «Mucha gente está de acuerdo conmigo, aunque por un hecho algunos pueden cambiar de opinión. No tengo por qué explicar los motivos por los que no lo quise», afirmó.
«La presencia de Riquelme en el equipo quizá pueda atraer más público. Desde la pretemporada hemos preparado el equipo con Luis Enrique y Riquelme en la misma posición. Luis Enrique lo ha hecho muy bien y ha marcado goles. Si Riquelme lo hace bien, puede entrar otra vez», aseguraba el técnico, que además negaba que Riquelme ‘ralentizara el juego’.
La verdad según los compañeros de vestuario
Gaizka Mendieta, símbolo de uno de los Valencia más exitosos de la historia, coincidió durante esa temporada 2002-2003 con el ídolo de Boca Juniors: “Estuvimos un año y además fuimos compañeros de habitación. Es un fenómeno. No fue el mejor año para todos los que estábamos allí, sobre todo para los que acabamos de llegar”.
“El míster era muy estricto y rígido a la hora de intentar adaptar el sistema a los jugadores que habíamos allí. Era algo que hablábamos con él. Intentábamos que hubiera una capacidad de ver lo que teníamos cómo jugadores individuales al bien del equipo. Pero el míster era muy cerrado a la hora de intentar cambiar algo. En ese dibujo, a mí me ha tocado jugar de carrilero, algo que podía hacer, sin embargo, quizá no era la mejor demarcación para dar el máximo y con Román pasaba algo parecido. Lo ponía muy en la banda. Muchas veces coincidíamos porque yo jugaba de carrilero y él jugaba en banda. Yo siempre le decía: mira, tu vete al medio y déjame a mí el carril. Siempre estaba el míster que le decía que se abriera a la banda, que se pegara a la cal. Fue un año que no fue el idóneo para todos lo que lo vivimos”, aseguró sobre esa etapa que terminó con la salida del holandés a mitad del campeonato y con la llegada del serbio Radomir Antić.
Mendieta insistió que con Guardiola tanto él como Riquelme seguramente hubiesen tenido otro rendimiento “por la forma de ver el fútbol” y explicó: “Creo que con cualquier entrenador que entendiera el fútbol de esa manera. Que sí hay que imponer una idea del propio entrenador, pero también hay que entender la parte que tienes que ver lo que tienes en el vestuario y qué jugadores son importantes; y cómo hacer para que se sientan parte de eso”. Entre otros elogios para Riquelme, afirmó: “No vamos a descubrir como jugador que era un pedazo de jugador. Lo único que le faltó en el Barça fue que tuviera esa continuidad y a lo mejor encontrar un sistema que se adaptara mejor a él. En el Villarreal dio lecciones, una tras otra. Ahí le tienen un cariño muy especial”.
Por su parte, Hristo Stoichkov fue un paso más allá. «¿Por qué Riquelme no triunfó en el Barça? Porque tenía como técnico a un imbécil como Van Gaal. ¿Está claro, no?», señaló sin miramientos, y añadió: «Yo lo sufrí. Cuando entró al vestuario y dijo que había mucho cruyffismo. Y, claro, dónde está Johan Cruyff y dónde estás tú. Había una gran diferencia. Hizo cosas buenas que hay que reconocer, pero por sus bobadas muchos han sufrido en el fútbol», señaló después. Sobre Riquelme habló más: «No triunfó por la manera en que lo puso en el terreno de juego. Riquelme marcó una carrera futbolística fantástica, sobre todo en Villarreal, pero el primer año en Barcelona también disfrutó muchísimo. Yo disfruté con sus goles, pases, jugadas y pisadas, pero cuando viene uno que quiere inventar de una manzana una uva, es imposible. Y así fue».