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Los porteros más «locos» y populares de los años 90

 

Los aficionados al fútbol que vivieron los años 90 pudieron disfrutar de un sinfín de porteros atípicos, de entre los que destacaban un grupo formado por los más «locos». Guardametas excéntricos en su forma de vestir, con actitud errática sobre el campo, capaces de salir driblando desde su portería dirección a la portería contraria, convirtiéndose en francotiradores de faltas o alternando la portería con la delantera de su equipo.

Sin duda alguna, los porteros de la década de los 90 fueron mucho más divertidos que los de otros tiempos, más allá de sus espectaculares, estrambóticas camisetas y formar de atajar remates.

 

José Luis Chilavert

A pesar de que nunca jugó de delantero, llegó a encargarse del lanzamiento de penaltis y faltas en algunos de sus clubes y en la selección. Su mayor gesta fue marcar un hat-trick en un partido oficial en la liga argentina.

 

René Higuita

Más allá de sus tres paradas del escorpión, René también destacó por ser un espectacular francotirador de faltas, permitirse el lujo de salir driblando desde su portería y ser perdonado por su propia afición por cometer errores imperdonables en un Mundial.

 

Jorge Campos

La portería siempre fue su casa, pero su anhelo fue jugar de delantero. Dos pasiones que combinó a la perfección y que le permitieron marcar muchísimos goles.

 

Pascal Olmeta

Capaz de salir driblando desde su portería y sumarse al ataque en la misma jugada. Y no precisamente contra equipos de poca entidad, sino ante todo un Manchester United (aunque en partido amistoso). También fue un excelente bailarín y francotirador de faltas. Un verdadero espectáculo este guardameta francés.

 

Bruce Globbelaar

Nunca le permitieron subir a chutar una falta o driblar a todo el que se pusiera por delante, pero sus bailecitos, actitud excéntrica y ridículos atuendos fueron inolvidables. Un auténtico showman bajo palos.

 

Carles Busquets

No subía a rematar córner, ni a chutar faltas, ni intentaba ganarse la atención del público con bailecitos rozando el ridículo. Pero sí que destacaba por ser un portero atípico, más parecido a un portero de balonmano que de fútbol, irregular en todas sus acciones, capaz de ponerse a driblar al delantero en el área pequeña, realizar salidas catastróficas y hasta comerse goles imposibles. Posiblemente el portero más inseguro de la historia del Camp Nou, después de Pinto. Pero nadie le podrá quitar el mérito de ser titular en el Barça de Johan Cruyff y ser el padre de Sergio.