Fernando Couto protagonizó el 26 de febrero de 1997 una de las acciones más violentas que se recuerdan en el fútbol español, y que tuvo como víctima a Diego Pablo Simeone. Atlético de Madrid y Barcelona empataron (2-2) en un encuentro correspondiente a la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey 96/97 disputado en el Vicente Calderón. Al jugador portugués solo se acabó mostrando una cartulina amarilla por dejar los tacos marcados en el muslo de Simeone, y sorprendentemente no fue sancionado posteriormente de oficio por el Comité de Competición.
El argentino recibió tres puntos de sutura y a pesar de que meses antes había sido sancionado por el Comité de Competición con tres partidos de suspensión debido a su pisotón a Julen Guerrero, pidió al Atlético de Madrid que no denunciase al expeditivo central portugués, al que saludó finalizado el encuentro. «Espero que el Atlético de Madrid no denuncie. Repito: hay que obrar con el ejemplo, aunque la otra vez los que pagamos fuimos nosotros. Esto tiene que servirle a los demás para que aprendan que en el fútbol las cosas tienen que quedar en el campo. Si el árbitro ve una cosa o no ve otra cosa, tiene que terminar ahí», afirmaba Simeone tras el match.
Finalmente, Couto no fue sancionado por el Comité de Competición, y lejos de arrepentirse, en un partido de Liga disputado el 13 de abril, el portugués escupió a Simeone.
Y la batalla se trasladó a Italia
Posteriormente, un 18 de octubre de 1998, ambos jugadores volverían a enfrentarse en un Inter – Lazio, y Simeone intentaría dañar a Couto como el central portugués hizo previamente con él, aunque sin llegar a perforarlo.
Aquel odio entre ambos jugadores no evitaría que Simeone rechazara la oferta de la SS Lazio, donde seguirían protagonizando enfrentamientos continuos a pesar de defender los colores del mismo club, como así lo recordaba Siniša Mihajlović. «Una vez Fernando Couto y Simeone discutieron durante el entrenamiento, y cuando entraron en el vestuario, uno cogió unas tijeras y el otro un cuchillo, y si no los separamos se matan. En otra ocasión se pelearon Conçeicão y Couto, que también eran compatriotas».