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Peter Rufai, «El Príncipe» que prefirió el fútbol

 

Peter Rufai, también conocido como «Dodo Mayana» o «El Príncipe», compitió en su Nigeria natal, Benín, Bélgica, Países Bajos, Portugal y España, en una carrera profesional que duró 20 años. Además también representó a Nigeria en 65 partidos, marcando 1 gol, y participando en 2 Copas del Mundo y en el mismo número de torneos de la Copa Africana de Naciones.

Nacido en Lagos el 24 de agosto de 1963, en el seno de una familia noble, a Rufai nunca le faltó nada. No era el mayor de los ocho hermanos sucesores (su padre tenía cuatro esposas), pero sí el elegido para heredar el trono de Idimu. En 1967 Rufai empezaría su educación en la Community Primary School en el área de Sabon-Gari de Kaduna (Estado de Kaduna) cuando estalló la guerra civil nigeriana. Fue en aquella época cuándo daría sus primeros pasos en el fútbol formativo, aunque no como portero. «En realidad, comencé como delantero a los siete años en la Community Primary School en Kaduna antes de cambiarme poco después a la portería», recuerda el exinternacional nigeriano.

 

 

Para evitar quedar atrapados por la guerra, sus padres decidieron mudarse a Port Harcourt, Estado de Rivers, en 1971 y Rufai tuvo que empezar de nuevo en la Municipal Primary School. «La guerra estaba terminando cuando me admitieron allí. A pesar de los daños causados a gran parte de la ciudad por la guerra civil, la vida escolar en Port Harcourt era agradable porque rápidamente nos adaptamos al sistema como alumnos». Más tarde, se trasladaría a la Ibadan Primary School, también en Port Harcourt, donde completó su educación primaria en 1976.

El reconocimiento por su talento innato para el fútbol llegaría un poco después, durante la etapa de educación secundaria en la Government Vocational School, cuándo llevó al equipo de la escuela a la final de la prestigiosa Copa Principal del Estado de Rivers. «Derrotamos a todas las escuelas en nuestro camino a la semifinal. Pero justo cuando nos preparábamos para el partido de semifinal contra una escuela del área del Consejo Local de Bori, algo sucedió. Estaba en el internado y nos dieron unas horas para salir a la ciudad y disfrutar del ambiente. Mi director, el jefe Tobi, era conocido por su estricta disciplina. No toleraba tonterías. Cinco de nosotros nos retrasamos en la ciudad porque fuimos al cine. Cuando finalmente regresamos, el director decidió imponernos un castigo severo, prohibiéndonos salir del recinto escolar durante mucho tiempo. La fecha de la semifinal de la Copa Principal se acercaba rápidamente y todos, incluido nuestro maestro de deportes, estaban preocupados. ‘¿Cómo enfrentaremos a la escuela de Bori sin nuestro portero titular?’ era la pregunta en boca de todos. Los estudiantes reunieron valor y decidieron reunirse con la administración, enviando una delegación al director para pedir clemencia en mi nombre. Eso fue lo que salvó la situación, y mi castigo fue levantado de inmediato. Fue un momento que no olvidaré en muchos años», recuerda Rufai.

La acción de los estudiantes y la administración en nombre de Rufai sirvió como un gran impulso moral para el portero el día del partido. «Me dije a mí mismo, después de que levantaran el castigo, que si el director lo había hecho por mí, debía esforzarme más en la portería. Hice paradas brillantes durante todo el partido y ganamos 2-1 para asegurarnos un lugar en la final. «Después de la victoria, me convertí en un héroe y el nombre Peter Rufai estaba en todas partes. Pero la fecha del partido final contra la Baptist School coincidió con mi examen de promoción, así que no pude unirme al equipo en la preparación para la final, aunque ganamos contra la Baptist School». A pesar de no participar en la final, Rufai se ganó el corazón de muchos seguidores del fútbol en Port Harcourt y de algunos funcionarios gubernamentales.

 

 

«Unas semanas después, fui invitado al campamento del equipo del Estado de Rivers para la preparación del Festival Nacional de Deportes en Ibadan, ‘Oluyole 79’. Finalmente fui seleccionado para los juegos como parte del equipo de fútbol. Perdimos contra el equipo de Bendel State en la semifinal, pero todos quedaron satisfechos con mi desempeño. «Antes de eso, ya jugaba para el equipo juvenil de Sharks Football Club en Port Harcourt. Mi participación en el festival deportivo en Ibadan fue mi última asignación para el Estado de Rivers. Me trasladé a Lagos poco después de los juegos».

En 1981, Rufai ganó su primer título nacional con el Stationery Stores al liderar al club para obtener una medalla de plata en la Copa de Ganadores de África. Al año siguiente, ayudó al club a ganar la Copa Desafío de 1982. Fue en esa etapa cuándo fue convocado por primera vez con la absoluta de Nigeria. Debutó como suplente del fallecido Best Ogedegbe en un partido contra Libia en el estadio Ahmadu Bello de Kaduna en 1981, y así comenzó su larga estadía en el equipo nacional, convirtiéndose en el portero con más apariciones en la historia de su país.

 

 

Su carrera internacional, aunque tuvo algunas pausas, se extendió durante 17 años. Ayudó a Nigeria a ganar la Copa Africana de Naciones en Túnez ’94 y fue reconocido en su debut en la Copa del Mundo de 1994 en Estados Unidos con un premio MasterCard por sus brillantes paradas en el triunfo de Nigeria sobre Bulgaria por 3-0. Curiosamente viajó a Estados Unidos como tercer portero, por detrás de Wilfred Agbonavbare y Alloysius Agu), aunque estos se lesionaron antes de la cita y Rufai acabó con la cinta de capitán. Nigeria llegó a los octavos de final, donde fue eliminada por Italia. También participó en la Copa del Mundo de Francia ’98, convirtiéndose en el único portero nigeriano en jugar en dos Mundiales, y a su finalización se retiró del combinado nacional.

Antes de retirarse del fútbol activo, Rufai jugó en numerosos clubes, comenzando por el Stationery Stores y Femo Scorpions FC (ambos clubes de Nigeria), fichando en 1986 por el equipo beninés AS Dragons FC de l’Ouémé. Su saltó en Europa llegó de manos del Lokeren FC en Bélgica. También defendió a clubes europeos como Beveren FC en Bélgica, Go-Ahead Eagles en Holanda, Sporting Clube Farense y Gil Vicente FC en Portugal, y Hércules CF y Deportivo La Coruña en España, donde llegó con 33 años cumplidos.

Precisamente en este último club fue suplente del camerunés Jacques Songo’o en la Liga Española, y vivió una situación inédita en el mundo del fútbol. En 1999, su padre falleció y su familia lo reclamó para que ocupara la posición que por derecho le pertenecía. Ante la avalancha de preguntas de la prensa de A Coruña, Rufai sólo atinaba a decir: «No lo quiero (refiriéndose al trono). A mi familia no le gusta el fútbol, quieren que vuelva, pero no quiero vivir en un palacio, con guardaespaldas y con una fortuna que no he ganado con mi trabajo”.

Rufai no pudo asistir al funeral de su padre por motivos de seguridad, y su renuncia al trono desató una guerra entre sus hermanos y bromas en el vestuario. Toallas a modo de alfombra a su paso, coronas encima de las pizarras donde ponía su nombre, reverencias… Cuentan que Rufai lo llevaba bien, siempre con una sonrisa.

Actualmente vive aún lejos del poder; fundó una escuela para porteros en España y participa en varias causas sociales a favor de niños de su país. Mientras jugaba en Europa, Rufai también combinó el fútbol con los estudios, obteniendo un título en una universidad belga y un certificado de entrenador.