El fichaje de Paolo Rossi por el Perugia nació de una fantasía de su presidente, Franco D’Attoma, tras el gran rendimiento del equipo durante la Serie A de la temporada 78/79. Los Grifoni cerraron el ejercicio sorpresivamente sin derrotas, aunque aquella gesta no fue suficiente para conseguir el Scudetto, quedando a tan solo 3 puntos del AC Milan en lo más alto de la clasificación.
«Necesitábamos soñar en grande durante el mercado de fichajes del verano de 1979, y lo cierto es que Rossi costó una fortuna. Usando la fantasía, los sueños a veces se hacen realidad, y la clave siempre está en ese ‘se puede hacer’. Le propuse al presidente buscar un patrocinador y ponerlo en la camiseta. Ya sabía a quién sugerirle esa idea: a la fábrica de pasta Ponte de Alfredo y Marino Mignini. Teníamos excelentes relaciones y ellos confiaban plenamente en nuestra gestión al cargo del club. Nos dieron 400 millones de liras, y así nacieron los patrocinadores en las camisetas de fútbol de Italia, todo para traer a Paolo Rossi a Perugia”, asegura Gabriele Brustenghi, amigo del presidente y director de marketing de Ellesse, una histórica marca de ropa deportiva con sede en Perugia.
“El patrocinador Ponte nos dio la cobertura económica de la operación. Llegamos a un acuerdo con Farina en su casa de Versilia, pero pronto surgieron problemas con la federación italiana». En 1979 la camiseta de los futbolistas se veía como una prenda que debía lucirse impoluta, al menos en el calcio, porque en el tenis Ellesse, cuyo presidente Servadio era cuñado de D’Attoma, ya había dejado su impronta en los tenistas desde hacía años. “Cuando surgió la idea por primera vez, muchos se indignaron, en especial el presidente del Inter, Fraizzoli, que llegó a decir que tendríamos que pasar por encima de su cadáver. Curiosamente, consiguió un patrocinador un par de años después… Fiorucci”.
De esta forma, la fábrica de pasta Ponte «por exigencias del guion» tuvo que transformarse de la noche al día en una marca de ropa deportiva para poder participar en calidad de patrocinador técnico. Una ingeniosa estratagema para sortear la norma que prohibía poner un patrocinador que no tuviera que ver con material técnico. Sin embargo, no acabó convenciendo a la federación italiana que contraatacó con amenazas de multas.
El 26 de agosto de 1979, el Perugia se enfrentó a la AS Roma en la Coppa Italia con Paolo Rossi como su gran estrella. El sueño se hizo realidad, pero con una sorpresa inesperada, como recuerda Luca Brustenghi, hijo de Gabriele y organizador de eventos deportivos siguiendo los pasos de su padre. “Todos salieron del paso subterráneo con el patrocinador Ponte Sportswear. Pero Paolo Rossi sin patrocinador».
Era increíble la jugada provocadora y de desafío que se había marcado el Perugia con la federación italiana. A ello había que sumarle que Rossi ya tenía un acuerdo de un año con Polenghi Lombardo, otra empresa de alimentación. “Un gran problema, pero los hermanos Magnini no retrocedieron. El patrocinio fue un acto de amor para Perugia y de confianza en D’Attoma». El Perugia, tras aquel desafío, se vio obligado a retirar la marca de su camiseta, tras una multa inicial de 20 millones por parte de la FIGC. Sin embargo, siguió su batalla en los despachos y el 23 de marzo de 1980 reapareció el logo de Ponte Sportswear en las 11 camisetas azules del Perugia. Y esta vez también lo lució Paolo Rossi en partido oficial, previamente solo lo había hecho en fotos promocionales y en su cromo Panini.
Cosas del destino, aquel partido coincidió con el día que el Cuerpo de Carabineros entró en el vestuario para detener a muchos jugadores implicados en un caso de apuestas clandestinas conocido como «El Totonero». El Perugia también estuvo involucrado debido a un partido ante el Avellino disputado el 30 de diciembre de 1979, en el que Paolo Rossi marcó dos veces. Ese 23 de marzo a Pablito no se lo llevaron esposado, pero estuvo envuelto en el proceso e inhabilitado por dos años. Siempre se proclamó inocente y su redención tendría lugar en España, 52 meses después.
El Perugia de Rossi finalmente no ganó el Scudetto, y terminó séptimo en la liga, además de firmar una muy mala campaña en la Copa de la UEFA. Rossi tan solo marcó un total de 14 goles aquella temporada, y cosas del destino, ninguno con el patrocinador Ponte en la camiseta. El Comunale de Pian di Massiano se mereció mucho más.