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El día que Pelé volvió a los terrenos de juego con 50 años en San Siro

 

Pelé descolgó las botas a lo grande y se enfundó de nuevo la camiseta con el número 10 de la selección brasileña como hizo entre 1958 y 1971, un 31 de octubre de 1990. San Siro, con 20.000 espectadores en sus gradas, fue el escenario del retorno de «O Rei» para celebrar por todo lo alto su 50 aniversario.

El partido amistoso enfrentó a la selección brasileña contra una selección internacional llamada Worldstars. Brasil formó su once inicial con Sergio, Gil Bahiano, Paulao, Adilson, César-Sampaio, Leonardo, Cafú, Donizete, Charles, Pelé y Rinaldo, con Ronaldo, Cleber, Cassio, Bismarck, Neto, Luis Henrique, Valdeir y Careca en el banquillo, todos ellos dirigidos por la leyenda Paulo Roberto Falcao.

 

 

Mientras que el combinado mundial formó con Sergio Goycoechea, Leo Clijsters, Júlio César, Oscar Ruggeri, Hugo de León, Míchel, Alemão, Martín Vazquez, Carlo Ancelotti, Marco Van Basten y Roger Milla. En el banco de suplentes Enzo Francescoli, Hristo Stoichkov, Michel Preud’homme, Jose Horacio Basualdo, N’kono, Sergei Aleinikov, Calderon, Detari, Kunde, Hagi, João Paulo y René Higuita, todos dirigidos por la dupla Arrigo Sacchi y Franz Beckenbauer como entrenadores. Ruud Gullit pese a confirmar su presencia, finalmente no participó.

 

 

El partido coincidió con el festejo del argentino Diego Armando Maradona, que dos días antes cumplió 30 años. La coincidencia provocó algunas dudas sobre la intervención de Maradona en el homenaje a Pelé, y finalmente se quedó fuera del partido, a pesar de que el futbolista argentino expresó su deseo de asistir a San Siro. «Quiero estar en el homenaje a Pelé, pero también quiero festejar mi cumpleaños. Si mi familia accede, estaré en Milán».

La fiesta de Pelé pudo verse comprometida por el deplorable estado del terreno de San Siro. Desde que empezaran las obras para el Mundial 90, el estadio de Milán sufrió un progresivo deterioro de la cancha, hasta el punto de que los jugadores del Milan solicitaron a su presidente, Silvio Berlusconi, que buscara otro escenario para el equipo para acabar la temporada en condiciones.

Una gigantesca escalera condució al astro brasileño desde la tribuna hasta el centro del campo, donde se reunió con el resto de la selección brasileña y con los jugadores que habían sido invitados a participar en el partido. El partido arbitrado por el colegiado Túlio Lanese terminó con derrota brasileña por 1-2, con goles de José Neto para la canarinha y de Míchel y George Hagi para la selección mundial. Lo mejor del partido fue poder volver a disfrutar de 45 minutos de fútbol del astro brasileño.