Hay partidos de fútbol que solo se viven y se juegan una vez. Este fue el caso de un Real Madrid – Santos entre Di Stéfano y Pelé, los dos genios mundiales frente a frente. Ocurría un miércoles 17 de junio de 1959 en Madrid, en el feudo blanco del Santiago Bernabéu. Fue un partido amistoso en homenaje a Miguel Muñoz, un grande del fútbol y del Real Madrid, tanto como jugador como entrenador. Era la época en la que el Santos FC organizaba sus expediciones por Europa para que su fútbol fuera conocido por todo el mundo.
Aquel partido terminó 5-3 con victoria merengue. Di Stéfano no pudo marcar y Pelé consiguió anotar un gol y colaborar en los otros dos de su equipo. Antes del partido ambos astros ya tuvieron la oportunidad de charlar y fotografiarse juntos. Estaba en boca de todos la discusión sobre quién iba a ser el mejor del mundo. Aun así la diferencia era grande, Di Stéfano ya era mayor tenía 32 años y estaba en el final de su carrera deportiva, mientras que Pelé con 18 años acababa de iniciar la suya. Pese a su corta edad, se habló mucho de aquel partido e incluso se dijo que al joven brasileño le afectó mucho aquella derrota. Todo el mundo corroboraba el gran acierto y talento del jugador y ya se decía que iba a romper numerosas barreras. Un año antes había alcanzado la fama mundial proclamándose como campeón mundial con su selección en Suecia 1958.
La llegada del Santos a Madrid provocó muchísima expectación. Fueron días de gran revuelo durante la estancia del Santos en la capital. La gente conocía la contundencia de aquel Santos, campeón paulista en 1958 y con un Pelé que había marcado 62 goles en 35 partidos. Durante la gira realizada por Europa el genio brasileño llevaba en 13 partidos 14 tantos. En sus partidos anteriores le habían endosado un 0-6 al Hamburgo, un 1-7 al Hannover y 0-5 al Ensechede -actual Twente-. El Santos era un equipo arrollador plagado de estrellas como Pepe, Coutinho o Zito.
Sin embargo, el Madrid era posiblemente su rival más temible en la época. El conjunto blanco acababa de levantar su cuarta Copa de Europa consecutiva. El duelo era muy apetecible y las comparaciones odiosas entre uno y otro equipo, allí estaban. En numerosas ocasiones se llegó a especular con que el Madrid siempre quiso rechazar aquel partido. Fuentes brasileñas decían, incluso, que la única forma de celebrar aquel partido era pagar al Real Madrid. Aun así, el Santos también tenía miedo que un tiburón como el conjunto de Chamartín fichara a Pelé. Había un respeto enorme entre ambos clubes, aunque se trató de atacar a ambos para debilitarlos.
En la víspera del partido, los dos equipos acudieron al Bernabéu a ver las semifinales de Copa. Un Granada – Valencia en el que venció sorprendentemente el equipo andaluz por 3-1. El cuadro nazarí se enfrentó al FC Barcelona en la final, tras que el equipo catalán eliminó al Madrid en su eliminatoria. Eso ocurrió el martes, el miércoles a partir de las 20:30 iniciaba el gran partido. En el conjunto blanco hay dos estrellas invitadas. La primera es el extremo Gaínza, que aquella temporada colgaba las botas. De este modo, también fue su despedida delante de su público que tanto le animó. Gento pasó a la banda derecha para que el talentoso atacante pudiera jugar por su banda natural. El segundo invitado fue Del Sol, un genio procedente del Betis. Además, el Madrid vistió de morado y dejó el blanco al Santos. Así las cosas el Madrid salió al terreno de juego con un once formado por: Berasaluce, Marquitos, Santamaría, Casado, Santisteban, Ruiz, Gento, Mateos, Di Stéfano, Del Sol y Gaínza. En el segundo tiempo saltaron al verde: Atienza y Puskas.
El Santos dirigido por Luis Alonso, un técnico gallego, sacó a: Carlos, Getulio, Pavao, Dalmo, Ramiro, Zito, Dorval, Álvaro, Pagao, Pelé y Pepe. Ramiro y Álvaro eran dos hermanos quienes poco tiempo después ficharon por el Atlético de Madrid. La sorpresa se dio con que el que triunfó fue Ramiro, que venía como obligación, mientras que Álvaro se quedó en la cuneta de todo lo que pudo llegar a ser. Tras la reanudación entraron Alfonsinho y Coutinho. El colegiado del encuentro, Horn, era holandés. En las gradas estaban prácticamente todas las localidades vendidas.
Con este escenario empezaron los goles. En el minuto 9’ se estrenó Pelé con un disparo lejano. El astro brasileño anotaba el primero y su leyenda se hacía más grande. El Bernabéu no era un feudo cualquiera. El estadio generó numerosa expectación con todo el ambiente caldeado. El resultado al descanso, fue de 3-1 los tres goles del Madrid a pase del maestro, Di Stéfano. Tras los siguientes cuarenta y cinco minutos, vuelve a aparecer Pelé, que es objeto de penal tras escaparse habilidosamente en el área. El ritmo del partido era frenético arriba y abajo. Un espectáculo para admirar lo que se estaba viendo en el césped. En el 57’ volvió a adelantarse el Madrid por medio de Puskas y diez minutos después tras un chut de Pelé, Coutinho ponía el 4-2. Una genialidad de Di Stéfano que sirvió a Gento supuso el 5-3 definitivo, ante las airadas quejas de los brasileños por un penalti no pitado a su estrella.
El partido fue un vendaval de goles y vimos la efectividad de los cariocas arriba, pero la lentitud en defensa. Un Pelé ejerciendo de líder, a su corta edad, como toda una promesa pero con un estilo muy individualista. Las críticas de la prensa fueron duras y todos alzaban la calidad de Di Stéfano: “En el Santos, el equipo jugaba para Pelé. En el Madrid, Di Stéfano jugaba para el equipo”. En Brasil en cambio se achacó la derrota al cansancio general del equipo, tras la larga gira de partidos que llevaban -tres partidos por semana, más la carga de viajes a un lado y otro-.
Aquel partido fue muy comentado, ya que jugaron dos de los mejores jugadores del momento: una promesa consolidada frente a una leyenda que marcó época. Pelé y Di Stéfano y Di Stéfano y Pelé. No jugaron nunca juntos, aunque hubo insistencia para que lo hicieran. Tan solo se enfrentaron en aquella ocasión y ya hemos visto lo que ocurrió. Un tremendo partidazo que dio mucho que hablar. Ganó el Madrid de Di Stéfano, lástima fue no haberlos visto enfrentados más veces.
Álvaro Ramírez