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Los 7 pecados capitales del actual periodismo deportivo

 

Nos encanta el periodismo, porque sin él no podríamos disfrutar intensamente de los ídolos y equipos que tanto amamos. Pero los tiempos han cambiado, el auge de la televisión, y posteriormente de Internet, han cambiado las reglas del juego para este oficio, nacido en el romanticismo analógico del papel y de las ondas de radio.

Aunque hoy en día parezca que el buen periodismo deportivo es escaso o inexistente, nos negamos a creer que sea así. Los aficionados al deporte debemos entonar primero el «mea culpa», y hacer autocrítica, reconociendo que la mayoría de veces confundimos grandes audiencias con calidad a la hora de elegir nuestras fuentes de información.

Entonces, ¿qué es el buen o mal periodismo deportivo? ¿Quién dicta lo que está bien y lo que está mal? Difícil respuesta, que intentamos argumentar y explorar desde nuestra perspectiva, nombrando lo que para nosotros son los 7 pecados capitales del periodismo deportivo actual:

 

 

1. Convertir opinión personal en noticia

Lo subjetivo (lo que cada uno opina) nunca puede convertirse en noticia, siempre debe mantenerse en el espectro de la opinión, y nunca debe estar por encima de la propia noticia. El periodista, respetando la naturaleza de su profesión, debe explicar la información sin contaminarla de su fanatismo o ideología. No debe olvidar que los protagonistas son los jugadores, personal técnico y directiva, no ellos mismos.

Las entrevistas entre compañeros de gremio, y las tertulias con «personajes» que nunca han formado parte del fútbol profesional no son ni mucho menos periodismo, es egocentrismo en su estado más puro.

 

2. Envidia y odio ciego a los nuevos formatos

Es muy habitual encontrar en Twitter periodistas y escritores que participan de forma activa mostrándose agradables y agradecidos con todos aquellos que nombran su obra, excepto cuando esta es nombrada por aquellos que ellos consideran competencia desleal o intrusos en su terreno profesional. Nos referimos a los nuevos formatos de periodismo o fandoms, surgidos gracias al auge de las redes sociales: perfiles, grupos y páginas deportivas que viven totalmente al margen del circuito comercial.

Los tiempos cambian, y el periodismo no es un coto privado donde un título universitario, el dinero de una familia para emprender un negocio o un trabajo en el medio de comunicación de moda da acceso exclusivo a él.

 

3. El egocentrismo llevado al ridículo

Si sois amantes de las redes sociales, seguramente no os será difícil detectar proyectos de periodismo deportivo nacidos en Internet y presentados en sociedad con apariencia de marca/empresa/iniciativa, pero que acaban convertidos en plataforma de lucimiento unipersonal. Son fácilmente detectables porque entremezclan torpemente en sus comunicaciones la primera persona del plural con la primera persona del singular, y normalmente su responsable acaba insertando de forma compulsiva su cara y nombre en todas las fotos y vídeos que sube a la red. A veces también añade a sus colaboradores, en un acto de falsa camaradería, mostrándoles como simples comparsas necesarios para su decrépito show…

A tal punto llegan estos «periodistas» y «youtubers» con afán de protagonismo que se autopublican memes de su propia persona, crean centenares de perfiles falsos para crear actividad en sus redes sociales, compran seguidores falsos (normalmente bots), y se autocrean «perfiles fan» donde se autoidolatran…

Y no nos olvidemos de aquellos que confunden su profesión con ser Instagrammer, y que básicamente viven y trabajan cubriendo materia deportiva gracias a su imagen física, más allá de su talento y conocimientos.

 

 

4. Lenguaje soez, polémica y sensacionalismo

Muchos son los periodistas y publicaciones que viven de la polémica constante, el enfrentamiento y el sensacionalismo en sus perfiles en redes sociales, incluso utilizando lenguaje soez y cargado de faltas de ortografía. Lo sorprendente es que muchos de ellos trabajan en redacciones de periódicos y televisiones importantes, algo que nos indica la falta de profesionalismo por parte de sus responsables, que no entienden que la actitud de sus subordinados puede ser nociva en cuanto a la devaluación de la marca para la cual trabajan. Hasta tal punto llega su obsesión por la notoriedad que son capaces de llevar el «clickbait» más allá de lo ético y humano, con juegos de palabras y malentendidos constantes, provocando la indignación de su audiencia. Desgraciadamente, llamar la atención de forma sensacionalista sale gratis, y se acaba solucionando nombrando la palabra «broma».

 

5. Plagio

En el mundo digital de hoy en día es muy difícil otorgar la autoría de una idea o de una propiedad intelectual, es en este pequeño espacio de duda donde algunos intentan edificar su pequeño imperio en Internet. Su modus operandi es plagiar y copiar formatos hasta la saciedad, robar fotos, vídeos y textos sin ni siquiera esperar tiempo prudencial a publicarlos (incluso insertando su marca).

 

6. Vivir de los errores extradeportivos de los deportistas

Es muy curioso ver como grandes medios de comunicación y periodistas consagrados viven de remarcar los errores extradeportivos de las grandes estrellas del deporte. Empecinados en mostrarse moralmente superiores y dando lecciones de vida con la máxima hipocresía y la menor humanidad. Un claro ejemplo lo encontramos en el mercadeo de figuras de Paul Gascoigne y Diego Armando Maradona, castigados socialmente por sus pecados extradeportivos hasta la saciedad. Por desgracia, el periodismo del «clickbait» y de las grandes audiencias ha llevado a la mayor parte de sus profesionales por el sendero de la bajeza.

 

7. Mala formación sobre la historia del deporte

¿Podéis recordar la última vez que vuestra televisión, radio, web o periódico deportivo favorito ha confundido a un jugador o equipo? ¿O la última noticia viral basada en una broma o fichaje que ha tenido lugar en un videojuego de gestión deportiva? Así es, la falta de formación de los periodistas deportivos, más allá de sus conocimientos de los clubes más relevantes y la actualidad, es alarmante y cada vez destaca más. ¿Qué requisitos contrastan los equipos de recursos humanos para nutrir de periodistas deportivos a grandes cadenas, qué les enseñan en las universidades?