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El partido de la Copa Libertadores con 19 expulsados y 17 detenidos

 

Era el 17 de marzo 1971 y en el mítico estadio de la Bombonera se enfrentaban, en un partido de la Copa Libertadores, Boca Juniors de Argentina y el Sporting Cristal de Perú. Los «xeneizes» tenían que ganar para clasificarse para las semifinales y su rival estaba virtualmente fuera de la competición, solo un milagro en forma de carambola a tres bandas podría darles el pase.

Sus opciones eran mínimas, tenían que vencer en Argentina y esperar otros resultados. Todo invitaba al optimismo para el equipo de azul y oro, el público a favor y un resultado que dependía exclusivamente de ellos ante un conjunto celeste que se presumía desmotivado y derrotado de antemano. Pero los peruanos lucharon por ganar como si la vida les fuera en ella y, contra todo pronóstico, terminaron sumando a un empate histórico para su club.

 

 

Sin embargo, el encuentro no pasó a la historia por el resultado positivo del equipo del país andino, sino por la violencia de los minutos finales. En una de las últimas jugadas del partido, en el minuto 89, el argentino Roberto Rogel se introdujo en el área de Sporting Cristal y fue claramente derribado por un defensor rival. Toda la cancha vio claro el derribo y reclamó el correspondiente penalti, pero el árbitro no lo cobró.

Para los «bosteros» era, con casi total seguridad, la última posibilidad de decantar el encuentro a su favor, cuando el resultado era de empate a dos tantos. El sueño de avanzar en la Copa Libertadores se desvanecía y con los nervios a flor de piel, empezó la «tangana», los empujones y el tremendo planchazo que el jugador del Sporting Cristal, Gonzalo Rojas, le dio a Fernando Marchán.

Los golpes, puñetazos y patadas se generalizaron y el árbitro Alejandro Otero se vio obligado a expulsar a diecinueve jugadores (todos, salvo Meléndez y Sánchez de Boca y Rubiños del Sporting Cristal), antes de dar por finalizado el bochornoso encuentro. De entre los expulsados, los celestes Suñé, con siete puntos de sutura y Campos, con la nariz fracturada, acabaron en el hospital. El resto de los futbolistas de ambos clubes acabaron detenidos en comisaría.

 

 

Meléndez, el jugador de Boca, acabó llevándoles comida a los jugadores implicados de uno y otro bando. Diecinueve expulsados y diecisiete detenidos, todo un récord negativo de la historia del fútbol.

 

 


Frichu Yustas
@Fritzyustas