Oliver Bierhoff aun a día de hoy es el único futbolista extranjero que ha vestido la camiseta del Ascoli Calcio y que ha ganado una fase final de la Eurocopa. Tras su llegada por petición expresa del presidente Costantino Rozzi, el delantero teutón militó en el Picchio del 1991 al 1995, anotando 48 goles en 117 partidos entre Serie A y Serie B. “Para mi carrera, el Ascoli fue muy importante, espero volver pronto a la ciudad”.
Su historia en Ascoli Piceno se inició el verano de 1991, cuándo el Inter consiguió su traspaso procedente del Borussia Mönchengladbach, que por aquel entonces lo tenía cedido al SV Salzburg. Curiosamente, el alemán nunca jugó ni un solo minuto oficial con los nerazzurri, quienes prefirieron a Pancev, y acabó saliendo cedido.
Los fanáticos presentes en el estadio Del Duca, durante la presentación del delantero, quedaron prendados del imponente alemán y le apoyaron desde el primer momento, a pesar de sus dificultades por adaptarse a la vida italiana. «Siempre tengo vivo el recuerdo de Ascoli, de los ascolanos, del grandísimo presidente Costantino Rozzi», recuerda Bierhoff. La confianza del dirigente en Bierhoff fue total e incondicional, deviniendo su mejor apoyo en Italia y forjando una bonita amistad. Cuándo el dirigente falleció, se vio a Oliver llorando mientras seguía el féretro, escenificando la gran relación que los unía.
Su primer año en Serie A no fue nada fácil, apenas vio puerta y el club italiano descendió a la B. Ya en la segunda categoría del fútbol transalpino, por fin Bierhoff pudo demostrar toda su capacidad goleadora marcando 46 goles en tres temporadas. Esto no pasó desapercibido en el Udinese, que se hizo con los servicios del tanque alemán en 1995, cuando el Ascoli descendió a la Serie C. El club de Ascoli Piceno se vio obligado a vender al alemán porque en los años 90 los equipos de la tercera división italiana no podían alinear a jugadores extranjeros.
Bierhoff pasó al Udinese, y con los friulanos ganó la clasificación de goleadores de la Serie A. Luego fue fichado por el Milan, con el que conquistó el scudetto. Con la selección alemana, de la cual después se convirtió en un importante dirigente, disputó 70 partidos y anotó 37 goles. En 1996 ganó el título europeo y fue subcampeón del mundo en 2002 en Corea y Japón, perdiendo la final contra el Brasil del “fenómeno” Ronaldo.
